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Paz y Ciencia
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miércoles, 26 de abril de 2023

KRISHNAMURTI: JOYAS

 




Jiddu Krishnamurti fue un pensador y filósofo indio-estadounidense que difundió los valores de la meditación, la revolución psicológica y la naturaleza de la mente para propiciar cambios positivos tanto en los individuos como en la sociedad.

Krishnamurti se definió como ajeno a cualquier nacionalidad, religión, casta o filosofía y se dedicó a viajar y dar conferencias en todo el mundo, tanto en grupos grandes como pequeños, sobre la conciencia, la libertad, y el buen vivir (desde el punto de vista ético y espiritual).

A continuación, una lista de las mejores frases de Krishnamurti sobre el amor, el miedo, la amistad, la vida y mucho más. Te harán pensar sobre tu vida, sobre qué es el mundo o sobre las implicaciones de llevar una vida con propósito y espiritualidad.

Las mejores frases de Krishnamurti

-El significado de la vida es vivir.

-Vivir en el presente es la instantánea percepción de la belleza y el gran deleite en ella sin buscar placer desde ella.

-Cuando no estás haciendo un esfuerzo de ser feliz, inesperadamente, misteriosamente, la felicidad está ahí, naciendo de la pureza.

-Sé una luz para ti mismo.

-La causa primaria del desorden en nosotros mismos es la búsqueda de la realidad prometida por otros.

-La idea de nosotros mismos es nuestro escape del hecho de lo que realmente somos.

-Feliz es el hombre que no es nada.

-La medida de la salud no es estar adaptado a una sociedad profundamente enferma.

-La palabra inocencia significa una mente que es incapaz de ser lastimada.

-¿Quieres saber cuál es mi secreto? No me importa lo que ocurra.

-El análisis no transforma la conciencia.

-Con tanta pobreza y degradación, uno debe tener una piel muy gruesa para ser rico.

-Solo la mente inocente sabe lo que es el amor y la mente inocente puede vivir en un mundo que no es inocente.

-Hablar de otro, agradable o maliciosamente, es un escape de uno mismo, y escapar es la causa de la inquietud.

-Externamente, uno puede tener un aspecto distinto al de otras personas, pero internamente somos similares.

lunes, 31 de enero de 2022

OSHO : PURO FUEGO

 



Concéntrate en el fuego

En la vida no hay nada seguro excepto la muerte. 
 
En segundo lugar, la muerte no se va a producir finalmente; ya se está produciendo. Es un proceso. Tal como la vida es un proceso, la muerte es un proceso. Creamos el ahora, pero la vida y la muerte son simplemente tus dos pies, tus dos piernas. La vida y la muerte son ambas un proceso. Tú estás muriendo a cada momento. 
 
Déjame ponértelo de esta manera: cada vez que inhalas eso es vida, y cada vez que exhalas, eso es muerte. 
 
Durante quince minutos, exhala profundamente. Siéntate en una silla o en el suelo, exhala profundamente y, al exhalar cierra los ojos. Cuando el aire salga, tú entras. Y, luego, deja que el cuerpo inhale, y cuando el aire penetre, abre los ojos y sal. Es justamente lo contrario: cuando el aire sale, tú entras; cuando el aire entra, tú sales. 
 
Cuando exhalas, se crea espacio interiormente, porque la repiración es vida. Cuando exhalas profundamente estás vacío, la vida ha salido. En cierta forma estás muerto, por un momento estás muerto. En ese silencio de la muerte ve hacia adentro. El aire se mueve hacia fuera: cierra los ojos y ve hacia adentro. El espacio está allí y tú puedes ir fácilmente. En el término de quince minutos te sentirás tan profundamente relajado que estarás listo para practicar la técnica. 
 
Recuéstate boca arriba. Primero imagínate que estás muerto; el cuerpo es como un cadáver. Recuéstate y entonces lleva tu atención a los dedos de los pies. Con los ojos cerrados ve hacia adentro. Lleva tu atención a los dedos de los pies y siente que el fuego está subiendo desde allí hacia arriba; todo se está quemando. A medida que el fuego sube, tu cuerpo va desapareciendo. Empieza por los dedos de los pies y ve subiendo. 
 
¿Por qué se empieza por los pies? Será más fácil, porque los dedos de los pies están muy lejos de tu yo, de tu ego. Tu ego existe en la cabeza. No puedes empezar por la cabeza, será muy difícil, así que empieza desde un punto muy lejano. Los dedos de los pies son el punto más alejado del ego. Empieza a arder desde allí. Siente que los dedos de los pies se queman, solo quedan cenizas y luego desplázate lentamente, quemando todo lo que el fuego encuentra. Cada parte, las piernas, los muslos, desaparecerán. Y continúa mirando que se han convertido en cenizas. El fuego sube hacia arriba y las partes que ha recorrido ya no están, se han convertido en cenizas. Sigue hacia arriba y, finalmente, la cabeza desaparece. Todo se ha convertido...el polvo se ha convertido en polvo. 
 
Tú seguirás siendo simplemente el testigo en la colina. El cuerpo estará allí, muerto, quemado, en cenizas, y tú serás el observador, tú serás el testigo. Ese testigo no tiene ego. 
 
Esta técnica te llevará por lo menos tres meses. Continúa practicándola. No va a suceder en un día, pero un día verás realmente el cuerpo reducido a cenizas. Entonces puedes observar. 
 
Osho: Tomado de El Libro de los Secretos

sábado, 7 de noviembre de 2020

Depesión y Dalai Lama

 


Si algún Budista o algún monje hubiera hablado de los efectos positivos de la meditación en la depresión posiblemente no hubiera llegado a ningún encabezado de periódico, ni hubiera sido reportado en los medios. Sin embargo que lo digan expertos psiquiatras y psicólogos de la Escuela de Medicina Emory en Atlanta (EE.UU.) después de su reunión llevada a cabo con el Dalai Lama ha hecho que los medios reporten extensivamente el encuentro.

El Dalai Lama y algunos de los principales doctores estadounidenses en depresión se dieron cita el sábado pasado de Octubre en esta prestigiada escuela para conversar sobre cómo algunas prácticas budistas pueden tener un efecto positivo sobre quienes padecen esa enfermedad.


Los métodos de contemplación y meditación budistas pueden ser importantes en el tratamiento de personas con depresión, indicaron los investigadores. Cada caso depresivo es único: Con frecuencia las terapias no tradicionales como es la meditación son útiles, si se usan en conjunto con otros tratamientos, acentuaron.

En el budismo se reconocen dos grupos principales de meditación. Aquellas que llevan a calma y concentración Samatha y estas que lleva a visión clara y percatamiento Vipassana. Practicas como el desarrollo de Amor Incondicional (Metta bahavana como es su nombre en Pali) progresivamente calman la mente y despiertan las emociones de empatía y sensibilidad de forma natural. Por el otro lado la capacidad de contemplar, que viene con el entrenamiento del otro grupo de meditaciones, también puede ayudar dado que le aportan al paciente la sensibilidad para ver cómo se generan patrones depresivos y así ayudarlos a romper estos hábitos y costumbres negativas. El doctor Charles Nemeroff, director del departamento de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Escuela de Medicina Emory. dijo: 

"Con otras enfermedades psiquiátricas podemos medir las cosas y pronosticar qué tipo de tratamiento deberíamos usar, pero en el estado de depresión severa, podría ser terapia de comportamiento cognoscitivo, medicina o tal vez el prestar más atención a las cosas".

El Dalai Lama, exiliado líder espiritual tibetano, alabó un estudio que realiza el doctor Chuck Raison y el monje budista Geshe Lobsang Negi, los cuales trabajan juntos como investigadores de la Universidad Emory, sobre cómo la meditación sobre compasión afecta positivamente la salud mental de los estudiantes. Dijo que los resultados del estudio tendrán amplias aplicaciones para prevenir la depresión.

Parece que muchas escuelas de la psicología modernas están tomando más y más en cuenta aspectos como la concentración y la compasión, empatia y sensibilidad como indicativos para medir mejoría significativa en pacientes, algo que los budistas han cultivado siempre al meditar.

La conferencia de la que se hace referencia fue de un día y es parte de un fin de semana de eventos en Emory con el Dalai Lama.

La facultad de Emory planea enseñar ese currículum a partir de enero a miles de monjes tibetanos que viven en la India, parte de un programa solicitado por el Dalai Lama para mejorar la educación monástica.

El líder religioso tibetano recibió un currículum de ciencia preparado por la facultad de Emory y traducido al tibetano.

Sin embargo, cabe decir, que seria una lastima que, en el entusiasmo de estos encuentros interdisciplinarios, el budismo tradicional permitiera que las enseñanzas budistas de la mente y su propia psicología fueran presa del positivismo científico y de un cierto neuro reduccionismo general que aqueja a algunos campos de estudio y practicas de las universidades occidentales, dado que éstas, lamentablemente, no permiten el estudio de eventos no empíricos en su relación con el tema. El Budismo es sobre todo una enseñanza espiritual y mantiene que existen estados de consciencia y dimisiones de experiencia los cuales no son detectables a ningún tipo de medición ni pueden estudiarse de forma independiente del individuo que los experimenta. Entre estos están el percatamiento (samadhi) sabiduría (prajna) y por supuesto la Iluminación (boddhi) que es la meta de la mente en el budismo.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico

Psicoterapeuta. Gran Vía 32. 3° izquierda

Zaragoza. Teléfono: 653 379 269

Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web; Psicólogo Zaragoza Córdoba Sanz Rodrigo

domingo, 13 de septiembre de 2020

Dos gigantes intelectuales

 


El bosque de Vincennes estaba lleno de hojas secas. Había que atravesar sus caminos aquel frío invierno de 1975 para llegar a la Universidad, un moderno edificio de ladrillo oculto por los árboles.

Todavía recuerdo el olor a pachulí del vestíbulo y los pasillos con tenderetes que daban a la Universidad un aire de zoco. La Facultad de Filosofía estaba en el primer piso y allí impartían clase François Chatelet, Alain Badiou, François Lyotard y Gilles Deleuze.

Se me ha quedado grabada también la imagen de Nicos Poulantzas, que daba su curso un piso más abajo, fumando en un pasillo y hablando expresivamente con sus estudiantes. Se suicidó en 1979 al tirarse al vacío desde el último piso de la torre de Montparnasse, abrazado a sus libros. Era una persona afable y simpática.

Fui alumno de todos ellos, pero recuerdo especiamente el curso cuatrimestral de Deleuze sobre el sentido. El aula era grande y destartalada, apenas había sillas y el filósofo se sentaba en una gran mesa, muy cerca de los alumnos. Llegaba a clase con una gabardina y un sombrero de fieltro verde. Esperaba a que se hiciese el silencio y se ponía a hablar con su voz bien timbrada y algo nasal, sin perder su discurso durante casi hora y media.

Deleuze era un personaje socrático que enseñaba mientras pensaba. Hacía preguntas a los alumnos y acostumbraba a refutar sus propios enunciados para luego introducir nuevos argumentos que iluminaban su pensamiento. Era un intelectual que no solamente había profundizado en los clásicos como Platón, Spinoza, Kant, Heidegger y Nietzsche sino que además tenía una sólida formación matemática y científica, que le permitía recurrir a la física para trazar un símil con una idea filosófica.


Recuerdo también que era muy aficionado al cine. Un tarde estuvimos paseando por el bosque mientras él hablaba de 'Ma nuit chez Maud', la película de Eric Rohmer. Deleuze aprovechó la ocasión para reflexionar sobre el tiempo y la noción kantiana de forma a priori.

Todo esto me ha venido a la cabeza al leer el libro 'Michel Foucault y el poder (viajes iniciáticos I)', publicado por Errata Naturae, en el que se recoge un seminario dictado por Gilles Deleuze en Vincennes en el curso 1985-86. El texto es una reflexión sobre la filosofía de Foucault y un homenaje a su amigo, al que conoció en 1952 cuando era profesor de instituto.

Deleuze y Foucault, a pesar de sus polémicas y sus distanciamientos, mantuvieron siempre una admiración mutua. Ambos fueron los promotores de París VIII, la Universidad de Vincennes, fundada en 1968. Como yo pude comprobar durante mi estancia, no había exámenes ni controles académicos, por lo que sus diplomas no eran reconocidos por nadie. Pero eso no le importaba a ninguno de sus entusiastas profesores, entre los que también figuraba la hija de Lacan.

Se decía entonces que unos alumnos bromistas habían matriculado a un caballo y le habían entregado su título con un poco de alfalfa en el patio de Vincennes. Pero seguramente era sólo una leyenda.

La enseñanza en aquel edificio -que, a pesar de su corta vida, se caía a pedazos- era un ejercicio de libertad e inteligencia para el que tuviera el más mínimo interés en implicarse en su impresionante oferta.

Gilles Deleuze impartió apasionantes cursos en Vicennes, donde pasó sus mejores años hasta que decidió quitarse la vida en 1995, debido a sus problemas respiratorios. Pero probablemente ninguno tiene tanto interés como éste sobre la noción de poder en Foucault, en el que entabla un lúcido diálogo con su amigo.

Foucault no quiso definir el poder expresamente en sus obras, pese a que indudablemente es el objeto de la mayoría de sus indagaciones. Y ello porque era consciente de su naturaleza sutil y huidiza -singular dice Deleuze- que impide atraparlo con la Razón universal.

El poder es como una red capilar que atraviesa toda la sociedad y la impregna de forma inconsciente a través de los valores y las instituciones, que siempre expresan relaciones de dominación. Foucault analiza esa penetración del poder en la cárcel, en el manicomio, en la sexualidad y en las escuelas.

Retomando la concepción de su amigo, Deleuze sostiene que el poder es una relación que se propaga como las ondas. Y que hay que analizarlo desde el punto de vista de una micropolítica del deseo, ya que al final se encarna en un conjunto de singularidades individuales.

La noción de poder está indisolublemente ligada a la de saber, por lo que la tarea del filósofo sería desentrañar los mecanismos de perpetuación de la ideología dominante a través del lenguaje y de la educación.

Pero es mejor leer a Deleuze en sus propios términos que intentar desentrañarlo. Era un hombre de extrema curiosidad intelectual, que vivía rodeado de libros y odiaba viajar fuera de París y salir de su apartamento en la avenida Niel. Por el contrario, Foucault era un personaje abierto, que no desdeñaba la oportunida de recorrer el mundo ni de buscar nuevas experiencias personales.

Ambos fueron dos 'maître penseurs', dos gigantes intelectuales cuyas órbitas se cruzaron para iluminar un nuevo rostro de la realidad. Los dos han muerto hace tiempo, pero nos quedan sus libros.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico

Teléfono: 653 379 269 Psicoterapeuta

Zaragoza. Gran Vía 32. 3° Izquierda

Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web: www.rcordobasanz es

domingo, 7 de octubre de 2018

TLP Vídeo



Les dejo con un vídeo más bien descriptivo pero muy fácil de seguir y sin demasiados tecnicismos sobre el TLP o Trastorno Borderline de la Personalidad.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono Citas: 653 379 269
email: rcordobasanz@gmail.com
web: www.rcordobasanz.es

https://youtu.be/7htTi6tt5CQ Enlace al vídeo.


miércoles, 19 de octubre de 2016

Enamoramiento, elección, compromiso, entrega


JOAN GARRIGA

Cuando dos personas se encuentran en las arenas amorosas, se atraen y se sienten tocadas por una gracia especial, se abren a un movimiento maravilloso, a un ferviente anhelo de vivir. 

A menudo se sienten incontrolables  y ciegamente movidas hacia el otro y por el deseo del otro.
Es un estado de gracia y de apertura donde todo brilla. Un estado que muchas personas desearían permanentemente, pero que no tiende a durar, pues en realidad para muchas personas el enamoramiento  suele suponer una intensa proyección de sus anhelos más queridos y secretos.
La mayoría de las veces, enamorarse significa: "Me mueves mucho, pero te veo poco". Es decir, veo poco lo que en realidad eres, y veo mucho lo que en realidad deseo ver.
Dicho más claro: en el enamoramiento no vemos a la otra persona tal cual es, sino como anhelamos y esperamos que sea. Y, aunque sea de forma inconsciente, albergamos la secreta esperanza de que, a través del otro, los asuntos no resueltos de nuestra infancia o de nuestra familia de origen encontrarán un camino y quizá una solución. 

En el enamoramiento entran en juego de manera inconsciente  complejos mecanismos de reconocimiento
del otro y de la atracción que sentimos hacia el otro, que guardan resonancia con nuestra historia o sistema familiar de origen, además de representar una oportunidad concreta para la unión y para disparar nuestras flechas creativas al torrente sanguíneo de la vida. 

Seguramente también es cierto que en el enamoramiento se produce una apertura y una inspiración inigualables en las que podemos percibir la profunda belleza del ser del otro, y verlo lleno de sus dones y talentos.

"Veo en ti mis anhelos, mis expectativas, el deseo de que algo cubra, rellene y complete aquelló que no se completó en mi pasado afectivo".

Después del enamoramiento procede una elección y cambio de orientación. Se trata de plantear los "cómos", esto es, la relación de la pareja deja de ser un movimiento incontrolable. Junto a la elección, hay una aceptación: "Te tomo de esta manera, con tu historia, con tu pasado, tus orígenes, tus vínculos anteriores, tus hijos, etcétera, te tomo con tus valores, temores, estilo afectivo, y te quiero así".

La siguiente fase o estado de la relación se puede resumir así:
"Ahora, nuestro amor, nuestro vínculo y lo que hemos creado en común tiene más fuerza y más peso que nuestras parejas anteriores y que nuestra familia de origen".

Este nuevo sistema tiene ahora prioridad. Y entonces, la pareja empieza a hacer las cosas con la entrega. una manera propia, diferente de la manera de la familia de cada uno, y crea una realidad propia, diferente de la manera de la familia de cada uno, y crea una realidad propia que tiene más peso que las familias de origen. Es decir, se sueltan sus lealtades y ataduras con los anteriores y se abren a un movimiento propio y creativo en su pareja.
Algunas personas son visitadas por una fuerza superior aún más grande que el compromiso.


Joan Garriga: "El buen amor en la pareja".

jueves, 15 de septiembre de 2016

Papel del Padre en la Psicosis Infantil

Yankelevich (2003) apunta que:
"El padre es, como tal, impotente para ser agente de la inscripción de su función si no es introducido por la madre. Esto es la clave de un gozo que no accede a nombrarse más que en ciertas condiciones".
Nicolás Caparrós denomina presentación del padre a esa conducta que muestra al niño la existencia  de otra persona que también significa para ella. Si la citada presentación no tiene lugar, aquél será, todo lo más, un modo de "otra madre", perpetuando las relaciones diádicas. La ausencia del padre como inscripción en el niño, no su ausencia física, es así la entrada a la psicosis.
Yankelevich también recoge la siguiente observación:
"Para algunos de los niños autistas que hemos seguido, nos parece muy probable que el origen de sus trastornos  tenga su explicación clínica  -no estructural- en la descompensación puerperal de la madre en su nacimiento. Estos episodios,  relatados  algunos años después por las madres, presentan una organización delirante que dura algunos meses, una organización subclínica para los médicos y el entorno  y que, en tanto tal, no puede ser calificado como psicosis".
Nicolás Caparrós: "Ser Psicótico. Las Psicosis"

Rodrigo Córdoba Sanz: Este tipo de análisis dejan en culpa a las madres. Aunque la clínica indique lo dicho, las madres no merecen, por humanidad el término de esquizofrenógenas

jueves, 18 de agosto de 2016

Conciencia y no Conciencia del Saber

Darwin: "El origen del hombre" -(...) siento verdaderamente que la conclusión a que la conclusión a que ha llegado este hombre, esto es, que el hombre desciende de una forma inferiormente organizada-

Darwin era sabedor de la profunda conmoción que al margen de la biología estaba verificando. Más no obstante, carece de la plena conciencia de hasta qué punto su teoría misma estremece las raíces de la propia concepción de toda la creación, cualquiera que ésta sea.
Por eso, él puede decidir en 1870, y traduzco literalmente, mi teología es un simple embrollo. Y añade: yo no puedo ver al Universo como resultado de un punto ciego.
En Freud, en dos tiempos, 1927, El porvenir de una ilusión, corona ese intento iniciado en Tótem y Tabú, en 1913, que es la transmutación de los valores sobre los cuales la cultura occidental, es decir, cristianoburguesa.
En El malestar en la cultura, su último libro, de 1930, en donde intenta una interpretación de la concreta alienación de nuestra civilización contemporánea. Moviéndose en coordenadas psicosociológicas. Si subversión no se realiza bien a su pesar, sino, contrariamente, con plena conciencia de la misma.
Carlos Castilla del Pino
Me he tomado la licencia de seleccionar las palabras más bellas y esclarecedora del capítulo "Conciencia y no Conciencia respecto del saber". Naturaleza del Saber

miércoles, 20 de mayo de 2015

Un cuento "majico"


Este texto es una delicia, algunos "sesudos" pueden analizarlo y hablar de pensamiento mágico.
El pensamiento mágico llega a las personas porque, por ser irreal, ofrece esperanza, fe y devoción.
El pensamiento mágico tiene tintes psicóticos pero no de enfermedad. En las tribus primitivas este tipo de pensamiento está a la orden del día.
Este fragmento bellísimo nos indica muchas cosas. Yo no me atrevo a realizar una exégesis porque la interpretación, a mi entender, la tiene que dar la persona. Espero con cariño y muchas ganas recibir la interpretación de esta bonita fábula. Puede que usted también se sienta identificado.
Feliz día. Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. 653 379 269

¿Os acordáis cuando transitábamos por la vida como si nadie ni nada nos hubiera hecho daño? Sí, quizás os tengáis que remontar muchísimos años atrás; quizás no reconozcáis en la imagen que se os devuelve a la mujer que se levanta a las 6 de la mañana y se queda dormida en el sofá a las 22h de la noche presa del cansancio por el peso de las obligaciones; quizás ni siquiera identifiquéis quién es esa niña con las mejillas sonrojadas  y el pelo revuelto que se tiraba por la rampa del parque con una bicicleta destartalada y sin frenos, porque para esa niña aquello representaba la máxima libertad. Aún no sabía definir qué era la libertad, y sin embargo jamás estuvo más cerca de ella.

Pero pronto los demás niños y adultos empezaron a reírse de ella y su bicicleta sin frenos cada vez que se estrellaba contra algo o alguien. Sí, aquella niña que todavía no sabía definir la libertad, aprendió que aquel acto de rebeldía implicaba asumir riesgos y estrellarse; estrellarse constantemente contra algo y alguien, y que aquello dolía: dolía mucho.

Y así fue como aquella niña que conducía una bicicleta sin frenos sintió la vergüenza y el rechazo y se dijo a sí misma que jamás volvería a hacer el ridículo. Arrinconó aquel armatoste con dos ruedas y en vez de poner unos frenos a su bicicleta destartalada, se los puso a su vida.

Aquella niña que se precipitó contra un muro con aquella bicicleta sin frenos, construyó  con aquellas piedras una fortaleza para ella y su miedo.

Qué segura se sentía aquella niña en su fortaleza de piedra, desde aquel muro observaba el mundo pero no lo podía acariciar. A veces saltaba hacia el otro lado del muro y se quedaba un tiempo en él, pero el miedo, tan previsor como cobarde, la arrastraba de los pelos a la fortaleza, no sin antes advertidle de los múltiples peligros que corría cada vez que lo intentaba.

Cada vez que quería bailar echaba el freno; cada vez que quería invitar a alguien a salir echaba el freno; cada vez que se enamoraba echaba el freno; cada vez que tenía una opinión que no estaba acorde con la mayoría echaba el freno; cada vez que sentía el estímulo de hacer alguna cosa que se escapara de las convenciones sociales echaba el freno; cada vez que tenía el deseo de satisfacer una necesidad echaba el freno. “¿Qué van a pensar de mí?, No estoy a la altura, No voy a ser capaz, Yo no sirvo para esto, No está bien que sienta rabia y enfado, No está bien que me muestre débil y vulnerable, No es lo suficientemente bueno, No es perfecto, No es válido, No es correcto.”

Y ahí estaba el miedo para corroborarle y secundar todas esas creencias sobre sí misma, inflándose y engordando cada día más y más.

Aquella fortaleza, que había sido construida para una niña de proporciones diminutas con un miedo diminuto, se quedó pequeña. La niña creció y se convirtió en una adulta, pero aquel miedo creció desproporcionadamente, rozando el absurdo. Ya casi no quedaba espacio para los dos en aquella fortaleza. El miedo había ocupado todos los espacios y recovecos, dejando a aquella niña que ya era una mujer, completamente aplastada por el peso de aquel ser desproporcionado y monstruoso.

Confinada, enclaustrada y aislada como estaba, cada vez con menos margen de movimiento y completamente tiranizada, empezó a sentir dolor (precisamente aquello por lo que se había construido la fortaleza). El miedo había crecido tanto y ejercía tal presión sobre ella que la arrojaba y sacudía brutalmente contra las piedras de aquel muro una y otra vez, provocándole múltiples heridas que nunca acababan de cicatrizar, siempre abiertas y dolientes. Aquello que temía tanto era justo aquello que estaba provocando.

La niña que antaño se había estrellado con una bicicleta sin frenos era la que respondía por la mujer adulta que ya era. Y aquello estuvo bien porque aquella niña hizo lo mejor que pudo con lo que sabía y tenía, pero lo que en su momento funcionó, ahora le estorbaba.

Ahora es una mujer con recursos, capacidad, voz, fuerza y presencia; ahora, hoy mismo, es una mujer que responde y se alía con su miedo, porque tener miedo es humano, un indicativo de salud mental que nos previene de situaciones peligrosas, pero vivir con miedo es el verdadero peligro porque aquello que tanto evitas se convierte en el centro de tu vida, el leitmotiv de tu existencia y el miedo acaba viviendo tu vida por ti.

Todos los manuales de psicología coinciden en lo mismo: el miedo sólo se supera enfrentándose a él, mirándolo de frente, diseccionando y examinando cada una de sus partes, el material con el que se ha forjado y cuánto es capaz de resistir. Si decides enfrentarte a él, puede (seguro) que duela, pero es un dolor muy necesario. Si vivir implica también sufrir, que por lo menos el dolor valga la pena o la alegría, que no hay nada más respetable y bien visto que el penar, el victimismo y la queja en esta sociedad.

Si te da miedo la soledad, quédate un día en casa escuchándote; si te da miedo enamorarte, enamórate sin reservas ni expectativas; si te da miedo que te rechacen, invita a esa persona que comparte contigo la misma parada de metro cada mañana a un café; si te da miedo apostar por aquel sueño que mantienes oculto, visibilízalo, muéstraselo al mundo y apuesta todo o nada por él.

martes, 3 de febrero de 2015

Lacan y la Pareja



Es en el camino que Jacques Lacan ha trazado donde podemos ubicar la respuesta analítica a diferentes tipos de demandas. Dicha respuesta no está identificada, ni puede estarlo a ningún título profesional, no hay título que el Estado pueda otorgar bajo el nombre de psicoanalista. Tampoco esta respuesta está encapsulada en un dispositivo particular, ni en un tiempo preestablecido de duración de la sesión, ni del tratamiento. Una entrevista es suficiente para el ejercicio de nuestra respuesta específica.
En el año 1974 Oscar Masotta me decía en correspondencia personal "….trabajo con grupos, qué se te puede reprochar, como decía Sócrates, allí donde está la palabra circula el deseo, basta no intervenir con la manguera del bombero" y agregaba "han pasado los tiempos donde un psicoanalista era un médico inteligente, hoy como todo bicho que va a parar al asador el psicoanalista debe probar que no es un médico tan estúpido". Lo decía en un contexto lacaniano donde el psicoanálisis estaba atado a lo que se ha dado en llamar el análisis individual, dejando los deshechos de la pareja, el grupo, la familia para los psicoterapeutas y la psicología social.
Sí, hay respuesta específica; no hay especialistas en grupos, familias, niños, psicosis o parejas…. Es el psicoanalista, el que se sostiene de una respuesta que coloca en primer lugar el discurso, para darle a la palabra un destino preciso.
¿PAREJA?: "De la pareja, el amor sólo puede realizar lo que llamé, usando de cierta poesía para que me entendieran, valentía ante fatal destino"[1]. Cuando consideramos a la pareja en términos del eje imaginario, es decir, en términos de dos personas, con una relación vincular, todo se hace pareja, o parejo. El natural intercambio identificatorio, permite pensar que lo que dice uno vale para el otro y viceversa. Más radicalmente se trata de la llamada teoría del emergente o portavoz. Uno habla por el otro. Es exactamente lo opuesto lo que nos indican los conceptos del psicoanálisis. Cada discurso habla esencialmente de un sujeto. El sujeto es hablado por lo que dice. Recuerdo en este punto una intervención de Enrique Pichón Riviére dirigida a una pareja. Él hablaba todo el tiempo de ella, acusándola de todo tipo de desgracias, casi al final de la entrevista ella hace su primera intervención: "Dr. ¿por qué no le dice que hable de él?, habló todo el tiempo de mí". Pichón parándose y despidiéndolos le dijo: "Quédese tranquila señora, sólo habló de él", y cortó la sesión como se dice ahora. Son visibles los fundamentos de esta intervención, hablar es proyectar, se trata de reintroyectar en el sujeto su propio discurso, lo que cual permite despegar al referente en este caso, la mentada señora. Si bien en el plano imaginario de la proyección no deja de haber allí una cierta verdad, dicha un poco masivamente. Esto es, no trabajada en el despliegue del discurso paso a paso.
SUJETOS: "Reconocimiento que no es otra cosa que la manera como la relación llamada sexual - en esta relación de sujeto a sujeto, sujeto en cuanto no es más que efecto de saber del saber inconsciente - cesa de no escribirse".[2]Si tomamos el discurso en relación a quien lo pronuncia y no al referente, inmediatamente algo se desarticula, esto es la consistencia en principio imaginaria del conflicto o de los conflictos que se nos presentan. Al mismo tiempo se debilita la demanda que nos es dirigida de mediación. El psicoanalista no es un mediador, ni un juez. El fantasma de quién tiene razón, y que el analista se va a expedir desde su objetividad está siempre presente en las entrevistas con una pareja. En todo caso el analista es un interceptador de la referencia. Al interceptar la referencia hace aparecer dos sujetos que son hablados por su síntoma, que aman con su síntoma y no con el alma. Esto convierte de hecho, lo que cada uno dice en versiones de los conflictos. Esta versión no es más que el síntoma hablado por cada uno. Ejemplo una mujer reprocha a su pareja el que no quiere hacer un proyecto de convivencia con ella y sus hijos. Al mismo tiempo que afirma que la pareja funciona adecuadamente en todo salvo en esto. Él consiente, admite que él es muy infantil, que tiene miedo, etc. Vemos perfilarse un clásico: la insatisfacción de la histérica que siempre va a encontrar lo que no hay - en este caso un proyecto, y el síntoma del obsesivo de funcionar bajo demanda. Al remitir la insatisfacción a la propia sujeto, a su vida, a su cuerpo, finalmente al fantasma de la madre soltera, o de la mujer sola, produce efectos terapéuticos inmediatos en la medida que hace perder consistencia a las quejas para ambas partes. Esto permite a su vez que el demandado al no estar acosado por la queja se interrogue sobre su propia posición, para reconocerse en ese punto, en la misma posición con sus hijos, su ex mujer y con su padre. Desplazado el conflicto que separa pero también une a la pareja, nos podemos preguntar qué ocupa su lugar. Propongo dos alternativas: a) renovación del deseo, el amor, b) el apagamiento, no hay conflicto, pero no queda nada, el síntoma que los unía era todo, corrido esto es la pareja se diluye. Todo amor, por no subsistir sino con el cesa de no escribirse (la contingencia), tiende a desplazar la negación al no cesa de escribirse (lo necesario), no cesa no cesará. Tal el sustituto que - por vía de la existencia del inconsciente y no de la relación sexual que son distintas- hace el destino y también el drama del amor".[3]
En conclusión abrimos el camino a sujetos y sabemos, el primer partenaire de un sujeto no es una persona, sino Otro y una persona en todo caso, ocupa ese lugar.
NOSOTROS: "La contingencia, la encarné en el cesa de no escribirse, pues no hay allí más que encuentro, encuentro en la pareja, de los síntomas, de los afectos, de todo cuanto en cada quien marca la huella de su exilio no como sujeto sino como hablante, de su exilio de la relación sexual"[4]. Es habitual escuchar en el discurso "nos pasa", "nosotros". Responder con un "Uds" refuerza la desaparición del sujeto. Si estamos atentos a quién habla y a qué dice tendremos inmediatamente dos temas distintos. Estos temas darán lugar a un comienzo de formalización del síntoma de cada uno. Es cierto que el partenaire puede aliviar estos síntomas o acentuarlos y en general, los conflictos nacen de un mal acomodamiento de los síntomas propios de cada uno. Podremos observar distintas relaciones con el "nosotros". Quien lo abandona fácilmente y quien se aferra a él, inclusive quien lee como un cuestionamiento a la pareja, la dilución del nosotros.
La precisión sintomática de cada uno permitirá verificar la consistencia del síntoma o su alivio. Allí la respuesta psicoanalítica a la pareja comenzará a encontrar un límite, para abrir el camino del análisis a uno de ellos.
LA TRANSFERENCIA: los movimientos transferenciales de una pareja, juegan un papel muy importante. La precisión del síntoma de uno de ambos, puede ser traducido fácilmente como "se me adjudica a mí la culpa de lo que pasa". Este difícil equilibrio, provoca a veces interrupciones prematuras. Es bastante común que ciertas mujeres se quejen del mal funcionamiento del padre de sus hijos. Buscando ubicar al padre en policía de los hijos. Recordemos que una coartada de la función del padre, que lo anula como tal es ser el instrumento golpeador de la mujer fálica. Es el padre, recibido con cierta asiduidad con un "Pegále, pegále" a su hijo de 16 años, primero no conseguía acallar los gritos porque no pegaba, o no pegaba lo suficiente. Finalmente lo consiguió, y respondía automáticamente pegando. Las entrevistas que interrogaron los fundamentos de esta articulación, esta realización singular del fantasma de pegan a un niño, (en este caso no tan niño), comenzaron a hacer una pregunta. ¿Por qué tengo que pegar? Está claro que en este caso, la creencia en la mujer (síntoma del hombre) era el fundamento de los golpes. La apertura de cierto ateísmo, produjo importante consecuencias: la furia persistente de la mujer ahora con el hombre pero también con el analista, ubicado como cómplice de una conspiración contra la mujer. Esto finalizó con una separación de donde surgieron dos casas. Los tres hijos decidieron vivir con el padre en una casa permisiva sin violencias, mirada por la madre como el lógico caos de la falta de padre. La casa femenina sin lamentos por la ausencia de los hijos, se comenzó a transformar en un lugar de desfile de hombres maltratados, usados y descartados por inútiles, hasta el nacimiento de la angustia frente a la falta de amor, comienzo de la posibilidad del análisis de esta mujer violenta.
CONCLUSION: en el marco del psicoanálisis aplicado, he intentado demostrar, que hay posibilidades de respuestas con alivio subjetivo inmediato (efectos terapéuticos) en algunas circunstancias, que pueden derivar o no en un análisis.
Esta respuesta no tiene por qué abandonar ni los principios, ni los instrumentos que orientan a un psicoanalista. Seguir este camino como he subrayado diverge radicalmente de otras respuestas. Enmarcados en lo que Jacques A. Miller ha denominado "el partenaire síntoma", debemos deducir para esta práctica con parejas, las consecuencias necesarias.
De todo lo anterior concluimos que nosotros que nos quisimos tanto, podemos volver a querernos, con el alma, o bien serán los caminos diferentes que darán al amor la contingencia de los encuentros que son de su naturaleza.

domingo, 18 de enero de 2015

¿Qué hacen los psicólogos?


Los psicólogos….
Los psicólogos no enferman, somatizan.
Los psicólogos no estudian, subliman.
Los psicólogos no tienen ocurrencias, tienen insights.
Los psicólogos no se equivocan, tienen actos fallidos.
Los psicólogos no cambian de idea, resignifican.
Los psicólogos no hacen disparates, despliegan su creatividad.
Los psicólogos no hablan, verbalizan.
Los psicólogos no conversan, puntualizan.
Los psicólogos no responden, interpretan.
Los psicólogos no dicen estupideces, asocian libremente.
Los psicólogos no se desahogan, hacen catarsis.
Los psicólogos no te apoyan, te contienen.
Los psicólogos no hablan por teléfono, se comunican de inconsciente a inconsciente.
Los psicólogos no son pesados, tienen una ligera compulsión a la repetición.
Los psicólogos no resuelven sus problemas, elaboran sus conflictos.
Los psicólogos no se enamoran, crean transferencia.
Los psicólogos no padecen la crisis, están atravesados por el malestar.

martes, 30 de septiembre de 2014

Autoestima


La autoestima es la valoración que tenemos de nosotros mismos. La opinión que tenemos de nosotros de una forma general.
  • Una persona con autoestima alta tiene confianza en si misma, más que nada, está consciente de que su mejor recurso es su propia persona. Se ama y se quiere a si misma y lo más importante, se acepta.
  • Una persona con autoestima baja piensa que es insignificante, la soledad parece perseguirla y tiene dificultades para comunicarse.
Este sentimiento se forma (se aprende) desde la infancia a partir de las experiencias y comunicaciones con las otras personas, se compara nuestro propio valer con las que nos ha dado el mundo. Esta calificación que nos damos es la autoestima, y se va asimilando a través del concepto que otros nos transmiten.
La autoestima baja, se puede cambiar y volver más positiva:
  • Reconocer que nuestra autoestima es baja
  • Convencerse de que la autoestima puede cambiar
  • Decidir cambiarla
  • Reconocer que solo nosotros podemos hacer el cambio.
  • Hacer un balance de virtudes y defectos.
  • Estar conscientes que todo se puede modificar (excepto cosas físicas).
  • Empezar con lo sencillo.
  • Cambiar para nosotros mismos.
  • Aprender a vivir con lo que no se puede cambiar.
Es importante una autoestima positiva para sentirnos más satisfechos y tranquilos, es un motivador poderoso para las metas a corto y a largo plazo. Una persona físicamente atractiva no necesariamente tiene una autoestima alta y el hecho de tener una alta autoestima no nos vuelve egoístas ni presumidos.
Para ayudar a mejorar la autoestima de los jóvenes:
  • Mediante la educación saber poner límites.
  • Impartir disciplina, y enseñar orden sin dejar de demostrar cariño y apoyo.
  • Con demostraciones de confianza, ternura y comprensión, ejemplos de orden, trabajo y respeto.
La comunicación es intercambiar información entre dos o más personas.
Para establecer la comunicación es necesario percatarnos y que se percaten de nuestra existencia y la de los demás. Debemos entrar amistosamente. La comunicación nos hace más fácil relacionarnos con las demás personas. Una buena comunicación personal se logra conociendo que otra persona conozca algo a cerca de nosotros mismos y conocer más a la otra persona. Ninguna persona es igual ni tendrán totalmente las mismas opiniones, hay que respetar, todas las opiniones son valiosas.
Para una comunicación personal existen cuatro cuestiones:
  • Qué decir.
  • Cuánto decir.
  • Cuándo es el momento oportuno.
  • Cómo decirlo.
Una comunicación es efectiva cuando decimos las cosas con palabras sencillas y honestidad.
Cuando una comunicación no es efectiva se encuentra falta de especificidad negativa destructiva, rechazante, complicada e irresponsable.
Para comunicarnos con claridad, Ginott, sugiere lo siguiente:
  • Digamos en forma asertiva lo que vemos.
  • Digamos de manera abierta lo que sentimos.
  • Repitamos lo que oímos para comprobar si entendimos.
Esto se basa en el respeto y consideración hacia los demás. Para poder hacer que los demás sepan lo que sentimos y pensamos, es necesario comunicarlo.
Para lograr una comunicación abierta debemos escuchar y responder abiertamente, ser capaces de escuchar a alguien más que no seamos nosotros mismos. Para una verdadera conversación se necesita escuchar. En las relaciones personales no debe de haber un ganador o un perdedor. No es una lucha de opiniones si no un intercambio de estas.
La comunicación no verbal es aquella que se da a través del cuerpo y de los sentidos. Tono de voz, expresiones faciales, movimientos del cuerpo etc. Es la mitad de toda la comunicación. Es necesario que el mensaje que estamos dando se apoye con la comunicación no verbal ya que podría interpretarse mal su significado.
El manejo del afecto es tratar de conseguir un objetivo mediante nuestra forma de actuar (simpática agradable, sensual…). Las mujeres en cuanto al manejo del afecto, se muestran más desvalidas de lo que están, mientras que los hombres puedan intentar que la mujer crea ser la única persona en todo el mundo que puede entenderlo.
Cuando se manipula el afecto, puede pasar que:
  • El afecto sea mal entendido.
  • Que sea utilizado en perjuicio de nosotros.
La asertividad es hacer valer los derechos propios diciendo lo que necesitamos, creemos, sentimos y pensamos, de manera clara, directa sin agredir y mediante el respeto. Hay que diferenciar a la asertividad de la agresividad.
La asertividad implica:
  • Expresar con firmeza valores.
  • Con claridad pensamientos.
  • Con profundidad sentimientos.
La gente asertiva impone de manera natural respeto y admiración.
Para ser asertivo se necesita:
  • Valorarnos y aceptarnos a nosotros mismos.
  • Mantener con firmeza nuestra posición, respetando a los otros.
  • Ser claros directos y firmes en la comunicación.
  • Saber cómo, cuándo y dónde decir las cosas.
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual:
  • Determinamos qué hacer.
  • Definimos nuestro futuro y metas.
  • Escogemos pasos a seguir.
  • Solucionamos problemas.
El proceso consciente de toma de decisiones nos permite:
  • Alcanzar y disfrutar metas.
  • Examinar las diferentes opciones.
  • Considerar las consecuencias nmediatas.
  • Reflexionar acerca de la decisión tomada.
Por ejemplo, en cuanto a sexualidad, alcohol, drogas, etc. podemos resolverlo mediante:
  • Hacer un esfuerzo por entender la situación. 
  • Buscar y enlistar diferentes posibilidades de solución y las opciones a nuestro alcance.
  • Obtener la mayor información posible a cerca de cada una de las opciones.
  • Especificar ventajas y desventajas.
  • Considerar consecuencias negativas y positivas a corto, mediano y largo plazo.
  • Tener en cuenta nuestros valores.
  • Tener en cuenta las preferencias de las personas que puedan involucrarse en la decisión.
  • Seleccionar la mejor alternativa.
  • Tomar la decisión y observar los acontecimientos.
La mejor decisión que podemos tomar es aquella que esté basada en hechos, no en interpretaciones, y aquella que esté de acuerdo con nuestros valores personales.
Según W.H. Weiss:
  • No decidamos algo cuando no conocemos todos los hechos o a la persona involucrada en la decisión.
  • Posponer una decisión de la cual no estemos seguros de las consecuencias.
  • No tomar una decisión hasta tener todos los puntos de vista que podrían afectar lo aceptable de la decisión.
  • Posponer la decisión para ganar algún tiempo cuando la gente nos presione a tomarla. 
Cada persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones. La responsabilidad está muy ligada a la toma de decisiones ya que cada quien elabora su propio plan de vida sin que los demás lo hagan por nosotros y de no culpar a los demás por las consecuencias negativas de nuestras acciones.
En la adolescencia se tienen muchas decisiones tomadas por impulsividad, como podría ser, tener relaciones sexuales sin usar anticonceptivo o probar drogas sin pensar en las consecuencias. Muchos adolescentes hacen sin pensar lo primero que se les ocurre sin pensar en las consecuencias.

viernes, 14 de junio de 2013

Hombres y Mujeres Aman por igual

 
 
HOMBRES Y MUJERES AMAN POR IGUAL

Son muchas las mujeres que se quejan de no ser suficientemente comprendidas por sus hombres y lo proclaman de una

forma sonora y propagandística, como si fuera un derecho natural. Al mismo tiempo, cientos de hombres se retraen

calladamente porque consideran que sus mujeres menosprecian algunos de sus intereses, deseos, costumbres y aficiones, y

en el fondo piensan que hay algo que no va, que la mujer no se molesta en comprender que el hombre es como es. En

resumen, existe demasiada incomprensión y frustración para todos.

Lo que parece claro es que, a pesar de las diferencias, hombres y mujeres aman por igual, son adultos por igual,

exponen su corazón por igual, desean el bienestar, la comprensión y la confianza por igual. Aunque son diferentes, desean

lo mismo. Eso sí, de distinta manera: las mujeres suelen estar más dotadas de recursos emocionales y afectivos; los hombres

de recursos racionales y de acción. Los brazos del amor y la entrega son múltiples y variados, y su conjunto crea una

totalidad necesaria y hace que cada quien aporte su especialidad.

Sería muy atrevido decir que los hombres aman más que las mujeres pero que lo publicitan menos. Y seguramente no

sería del todo cierto, pues ambos, hombres y mujeres, aman con igual profundidad, aunque lo manifiesten de forma distinta.

Pero al menos me gustaría romper una lanza a favor del profundo amor y vínculo que también sienten muchos hombres… a

su propia manera de hombres.

Lo que ayuda es que los hombres comprendan lo comprensible de las mujeres y que las mujeres comprendan lo

comprensible de los hombres. Y, en otro nivel, lo que también ayuda es que dejen de intentarlo y, en lugar de comprender,

ambos se rindan ante el misterio. Y aquí, rendirse significa básicamente respetar lo incomprensible del otro y amarlo tal

como es, sin comprenderlo, porque sí. Esto es regalo y bendición.

Además, los que reclaman y exigen comprensión no suelen dar justamente lo que piden ni se esfuerzan ni afanan en

ello. Son las paradojas de las relaciones humanas. Ojalá quien pide comprensión la pudiera dar sin paliativos.

Por lo demás, cualquier relación entre hombre y mujer está llena de historia. En el encuentro del amor «asciende una

savia inmemorial», como dijo Rilke: en el encuentro de la pareja van muchos. Y, como decía en el capítulo anterior, en cada

hombre de hoy viven cientos de hombres anteriores, padres, abuelos, bisabuelos y tantos otros. Y, en cada mujer, madres,

abuelas, bisabuelas y tantas otras. Sucede que algunas madres y abuelas sufrieron el yugo explotador, desconsiderado y

machista de sus maridos y no pudieron ejercer la libertad de vivir su enojo y reorientarse o separarse. Sucede que algunos

hombres anteriores dominaron y explotaron a sus mujeres. Son ecos del pasado que aún nos impregnan. Y sucede que hoy

en día, algunas mujeres están enfadadas en nombre de sus anteriores y algunos hombres se sienten culpables y asustados en

nombre de sus anteriores. Algunas mujeres vengan a sus abuelas enfadándose con sus parejas actuales, y algunos hombres

expían las culpas de sus anteriores debilitándose y empequeñeciéndose, escondiendo su hombría o incluso feminizándose,

hasta estallar con sus parejas actuales. Y la guerra entre sexos y sus luchas de poder se perpetúan. Con el resultado de

violencia, fatalidad y desdicha que todos conocemos, desgraciadamente.

En cierta ocasión trabajé en un taller con una mujer de treinta y cuatro años que presentaba dificultades para tener una

pareja estable. Hacía más de ocho años que no tenía ninguna, y en ese tiempo se había quedado embarazada cuatro veces de

hombres distintos, abortando en todas las ocasiones. Pero el asunto relevante, al trabajar en su constelación, se manifestó

cuando salió a la luz el caso de su abuela, que tuvo que lidiar con que el marido tuviera otra mujer y otra familia, y no pudo

vivir su enojo, su libertad y su anhelo de separarse, sino que se vio obligada a someterse por requerimientos económicos. La

rabia que no había podido vivir la abuela parecía que había ido a parar a la nieta o había sido tomada íntegramente por ella. Y

ésta, aun deseando el amor y la estabilidad en la pareja, despreciaba a los hombres y se vengaba de ellos de muchas

maneras, entre otras abortando sin que ellos supieran nada. El mensaje que esta mujer recibió de su abuela cuando era niña

fue: «El mejor hombre, ahorcado». Para ella, la solución a este conflicto consistió en generar respeto hacia el destino de su

abuela, pero también de su abuelo, y de lo que les tocó vivir a ambos, sin entrometerse, ni sacrificarse ni vengarse de los

hombres en nombre de su antepasada.

Aunque parezca extraño, en los sistemas familiares hay sentimientos que siguen flotando en su atmósfera porque no

pudieron ser encauzados y resueltos en su momento por las personas a las que correspondía hacerlo, y siguen operando

como asuntos pendientes enquistados. En ocasiones, algunas personas posteriores adoptan y activan sentimientos de

personas anteriores, sin conciencia clara de ello y de una forma ciega e imperativa. Como si fueran poseídos por estos

sentimientos, que son inconscientes, intensos y no suelen adecuarse a ninguna realidad actual que los justifique, con lo cual

sufren por ellos y necesitan liberarlos.


Lo que ayuda, por tanto, es que el pasado pueda quedar como pasado, dignificado con nuestra buena mirada y con

nuestro pleno respeto hacia aquello que fue vivido y hacia los que lo vivieron. Y mirar el presente con alegría y gratitud.

Nada hay más irresistible para un hombre que el genuino respeto y la sincera sonrisa de una mujer, y nada más irresistible

para una mujer que ser respetada como mujer y amada tal como es, incluyendo su misterio. De hecho, el regalo más bello

que alguien nos puede hacer consiste en amarnos como somos, y el mejor regalo que podemos dar a alguien consiste en

amarlo tal como es. Si somos capaces de hacerlo, estaremos más cerca de lograr un poco más de felicidad.
 
JOAN GARRIGA: "EL BUEN AMOR EN LA PAREJA". Ed.: DESTINO