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Paz y Ciencia

jueves, 16 de junio de 2011

Diagnóstico categorial y dimensional

Ambas formas de diagnóstico son incluyentes. El diagnóstico categorial es más funcional en cuanto a la comunicación entre terapeutas y elaboración de informes. El diagnóstico dimensional es más “fino” y “sensible” por poder ajustarse más a las características del paciente.


Existen instrumentos para una evaluación categorial y dimensional. El clínico tiene que saber con qué estructura está trabajando a nivel clínico y poderlo traducir a criterios categoriales del DSM y otras clasificaciones y criterios dimensionales.

Existe mucha movilidad en la psicopatología, fenómeno conocido como patoplastia, ésta es una razón poderosa para combinar ambos tipos de diagnósticos en una sola persona. Uno nos da más cuenta de su clasificación y el otro de la intensidad.

El éxito de la combinación de ambos enfoques es aunar los criterios de la Psiquiatría con los de la Psicología.
 
El DSM-IV es una clasificación categorial que divide los trastornos mentales en diversos tipos basándose en series de criterios con rasgos definitorios. La formulación de categorías es el método habitual de organizar y transmitir información en la vida diaria, y ha sido el enfoque fundamental empleado en todos los sistemas de diagnóstico médico. Un enfoque categorial es siempre más adecuado cuando todos los miembros de una clase diagnóstica son homogéneos, cuando existen límites claros entre las diversas clases y cuando las diferentes clases son mutuamente excluyentes. Sin embargo, deben reconocerse las limitaciones del sistema de clasificación categorial. En el DSM-IV no se asume que cada categoría de trastorno mental sea una entidad separada, con límites que la diferencian de otros trastornos mentales o no mentales. Tampoco hay certeza de que todos los individuos que padezcan el mismo trastorno sean completamente iguales. El clínico que maneje el DSM-IV debe considerar que es muy probable que las personas con el mismo diagnóstico sean heterogéneas, incluso respecto a los rasgos definitorios del diagnóstico, y que los casos límite son difíciles de diagnosticar, como no sea de forma probabilística. Esta perspectiva permite una mayor flexibilidad en el uso del sistema, presta más atención a los casos límite y pone énfasis en la necesidad de recoger mayor información clínica adicional que vaya más allá del diagnóstico. En reconocimiento a la heterogeneidad de los casos clínicos, el DSM-IV incluye series de criterios politéticos, en los cuales sólo se necesita presentar unos pocos síntomas de la amplia lista general (p.eEj., el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad requiere sólo 5 de los 9 rasgos definitorios).




Algunos participantes en el proyecto sugirieron que la clasificación del DSM-IV se realizara siguiendo un modelo dimensional, a diferencia del DSM-III-R, que empleó un modelo categorial. El sistema dimensional clasifica los casos clínicos basándose en la cuantificación de atributos (más que en la asignación de categorías) y es de mayor utilidad en la descripción de los fenómenos que se distribuyen de manera continua y que no poseen límites definidos. A pesar de que este sistema aumenta la fiabilidad y proporciona mayor información clínica (ya que define atributos clínicos que pueden pasar desapercibidos en un sistema de categorías), posee serias limitaciones; por esta razón es menos útil para la práctica clínica y la investigación que el sistema de categorías. Las descripciones dimensionales numéricas resultan menos familiares y claras que los nombres de las categorías de los trastornos mentales. Es más, aún no existe acuerdo para la elección de las dimensiones óptimas que deben usarse para clasificar. Sin embargo, es posible que el aumento de la investigación y la familiaridad con los sistemas dimensionales conduzca a una mayor aceptación tanto como método de transmisión de la información como herramienta de investigación.

2 comentarios:

aguaymadera dijo...

Muy, pero que muy útil este artículo.

Mari Carmen dijo...

Muy útil. Gracias.