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Paz y Ciencia

miércoles, 17 de junio de 2020

Carl Jung: Mandalas



Mandala es una palabra sánscrita que significa “círculo mágico”. Se refiere a una figura geométrica en la que el círculo está circunscrito en un cuadrado o el cuadrado en un círculo; posee subdivisiones más o menos regulares, dividido por cuatro o múltiplos de cuatro, se irradia de un centro o se mueve hacia dentro de él, dependiendo de cómo lo perciba el observador. Especialmente en el Lamaísmo y en el Yoga tántrico se usa como Yantra, o sea, como instrumento de contemplación. Los mandalas orientales se emplean para el culto en determinadas festividades, no sólo dibujadas o pintadas, sino también formadas con cuerpos.

¿Cuándo los dibujó Jung?

Se sabe que Jung comenzó a pintar mandalas hacia 1916, durante un periodo turbulento de su vida, poco después de su difícil ruptura con Freud. Dice Jung en su autobiografía Recuerdos, Sueños, Pensamientos:

Sólo hacia el final de la primera guerra mundial comencé a salir progresivamente de la oscuridad. [Una de las cosas que contribuyeron a aclarar la atmósfera fue que]… comencé a comprender mis dibujos de mándalas.
Ello fue entre 1918 y 1919…, esbozaba todas las mañanas en un cuaderno un pequeño dibujo circular, un mándala, que me pareciera corresponder a mi último estado de ánimo. Con ayuda de los dibujos podía observar día a día las transformaciones psíquicas…
Sólo paulatinamente comprendí lo que realmente es el mándala: «Formación-transformación, el eterno pasatiempo del sentido eterno.» Y esto es la individualidad, la integridad de la personalidad, que, cuando todo va bien, es armónica, pero que no soporta autodecepción alguna.
Mis dibujos eran criptogramas del estado de mi individualidad, que diariamente me eran cursados. Vi cómo mi individualidad, todo mi yo, estaba en la obra. Esto pude comprenderlo al principio sólo a modo de intuición; sin embargo, ya entonces me parecían mis dibujos altamente significativos y los cuidaba como preciosas perlas. Tenía la clara sensación de algo central, y con el tiempo adquirí una idea viva de mí mismo. Me representé la mónada que soy yo y que constituye mi mundo. El mándala representa esta mónada y corresponde a la naturaleza microcósmica del alma.
No sé cuántos mándalas dibujé entonces. Fueron muchos. Mientras trabajaba en ello surgía una y otra vez la pregunta: «¿A dónde lleva este proceso en el que me hallo? ¿Cuál es su objetivo?» Sabía por propia experiencia que por mí mismo no hubiera podido elegir un objetivo que me pareciera digno de confianza. Había experimentado que la idea de la superioridad del yo debía abandonarla por completo… Me sentía forzado a soportar yo mismo el proceso del inconsciente. En primer lugar tuve que dejarme arrastrar por esta corriente, sin saber a dónde me conducía. Sólo cuando comencé a dibujar mándalas vi que todos los caminos que emprendía, y todos los pasos que daba, conducían de nuevo a un punto, concretamente al centro. Es la expresión de todos los caminos. Es el camino que lleva al centro, a la individuación.
En los años que van de 1918 a 1920, aproximadamente, vi claro que el objetivo del desarrollo psíquico es la propia persona. No existe un desarrollo lineal, sólo existe la circunvalación del self. Un desarrollo unilateral se da como máximo en un principio; posteriormente todo tiende al centro. Este conocimiento me dio confianza y progresivamente recuperé la tranquilidad interior. Sabía que había alcanzado, con el mándala como expresión del self, el último eslabón para mí. Quizás alguien sepa más, pero no yo.

¿Qué representan los mandalas según Jung?

Jung pensaba que la producción espontánea de imágenes cuaternarias, incluyendo los mandalas, ya fuera conscientemente o en sueños y fantasías, podía indicar la capacidad del ego para asimilar material inconsciente. Pero tales imágenes también pueden ser esencialmente un intento de la psique para no desintegrarse…

Estas imágenes son naturalmente sólo anticipaciones de una totalidad que, en principio, está fuera de nuestro alcance. Además, no siempre indican una disposición subliminal del paciente para alcanzar conscientemente esa totalidad en una etapa posterior; a menudo sólo significan una compensación temporal de una confusión caótica.

Los mandalas y los sueños sugieren el simbolismo del self, siempre que aparecen un centro y un círculo (normalmente en un cuadrado). Y los símbolos del self, muchos de los cuáles están registrados e ilustrados en la obra de Jung, ocurren siempre donde el proceso de individuación “se hace el objeto de escrutinio consciente, o donde, como en la psicosis, el inconsciente colectivo puebla la mente consciente con figuras arquetípicas”

Jung interpretaba los mandalas como expresión de la psique y, en particular, del self. Los mandalas pueden aparecer en sueños o pinturas durante el análisis junguiano. Aunque los mandalas puedan expresar un potencial para la totalidad o representar una totalidad cósmica (como sucede con los grandes mandalas de la tradición religiosa), también pueden funcionar como protección para las personas que están fragmentadas. Al respecto, afirma:

Los mándalas se presentan, según la experiencia… en situaciones que se caracterizan por su confusión o carácter enigmático. El arquetipo constelado de este modo representa un esquema de orden que en cierto modo se sitúa sobre el caos psicológico como retículo psicológico o como círculo dividido en cuatro partes, por medio de lo cual, cada contenido asume su lugar y mantiene coherente el todo que tiende a dispensarse en lo indeterminado, por medio del círculo guardián y protector.

El Volumen 9 de su Obra Completa, Jung incluye un capítulo completo llamado “Acerca de la empiria del proceso de individuación”, basado en un estudio de caso clínico en el que los mandalas pintados por la paciente desempeñaban un papel prominente.

Jung consideraba que los mandalas deben emerger espontáneamente del interior de las personas. Ponía en guardia contra el deseo de imitación de muchas personas que los lleva a emplear los mandalas “mágicamente” y en forma externa a ellos mismos, “como si se tratara de un ungüento”. Añade:

La gente hace las cosas más absurdas para sustraerse a su propia alma. Se practican ejercicios indios de Yoga de cualquier observancia, se respetan las prescripciones de ayunos, se aprende de memoria la teosofía, se ora de acuerdo con los textos místicos de toda la literatura mundial, y todo eso porque no se es capaz de afrontarse consigo mismo, y porque tales personas no creen que de su propia alma pueda surgir algo útil… Se busca el bien en las cuatro direcciones: cuanto más lejos y cuanto más chocante, mejor.

Aclaró que él no empleaba en su práctica clínica los métodos y doctrinas del Yoga ni hacía dibujar mandalas a sus pacientes, para llevarlos a un lugar determinado.

¿Cómo se relaciona el temenos con el mandala?

«Temenos» es una palabra griega que significa un espacio sagrado, protegido; psicológicamente, describe tanto un contenedor personal como el sentido de privacidad que rodea a una relación analítica. Jung pensaba que los dibujos o imágenes oníricas de naturaleza cuaternaria, como los mándalas, a menudo indican la necesidad de establecer o preservar un temenos.

El símbolo del mándala significa precisamente un lugar sagrado, un temenos, para proteger el centro; Este símbolo es uno de los motivos más importantes en la objetivación de imágenes inconscientes. Es un medio para proteger el centro de la personalidad, evitando que sea arrastrada e influenciada desde afuera.


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza
N° Col.: A-1324 Psicoterapeuta
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