PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ken Wilber interpretando a Margaret Mahler


Mahler presenta mucha evidencia clínica (1975) respecto de que el principal factor etiológico de las psicosis infantiles se asienta en una "lesión" evolutiva en las fases autista o simbiótica que impiden que el niño "salga del cascarón" y emerja como un cuerpoself sensorio-físico separado. En tal caso, el niño permanece en el "sistema monádico cerrado" característico de la fase autista o fundido con la "unidad dual omnipotente" propia de la fase simbiótica.
Sin embargo, Mahler cree que la etiología de los síndromes borderline o fronterizos radica en una lesión en la subfase de reaproximación. En este caso, la estructura del self no consigue diferenciarse y separarse claramente de la unidad fundida, grandiosa y omnipotente, propia de las subfases previas simbiótica y de ejercicio. Este estancamiento o lesión evolutiva en la estructuración del self deja, por tanto, al borderline expuesto a la absorción mental, a la inundación y a la fusión pánica entre el self grandioso y el objeto grandioso. Estas regularidades tan primitivas dejan al borderline en un nivel de estructuración del self tan rudimentario que no puede acceder a los mecanismos de defensa neuróticos superiores (represión, racionalización y desplazamiento) y queda, por consiguiente, atado a mecanismos de defensa menos que neuróticos (especialmente la división, la negación, la introyección y la proyección).
Por otra parte, como resumen Blanck&Blanck (1979), si la fase simbiótica y las subfases de separación-individuación son experimentadas adecuadamente, el niño consigue alcanzar la verdadera identidad, es decir, la diferenciación entre el self y las representaciones objetales y la capacidad de conservar la representación del objeto indepèndientemente de sus necesidades (es decir la "constancia del objeto emocional"). De este modo, el proceso de la estructuración termina conduciendo a la normalidad o, en el peor de los casos, a la neurosis, evitando así la posibilidad de una patología borderline.
En este sentido, si se alcanza y se gestiona adecuadamente el estadio de separación-individuación, la estructura del self consigue la fortaleza y la individualidad necesarias para poder crear una neurosis. En tal caso, el sujeto puede afrontar e incluso superar adecuadamente la fase edípica (normalidad) o de modo inadecuado (psiconeurosis). Por el contrario, si la fase de separación-individuación no se supera adecuadamente, el self individual permanece en un estadio borderline "cuyo nivel de estructuración es menos que neurótica".

págs. 50-51 Ken Wilber: "Psicología Integral". Kairós.

No hay comentarios: