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Paz y Ciencia

domingo, 22 de febrero de 2009

La Niña de los Sueños

Es hermoso vivir, se decía el muchacho mientras salía de clase al empredrado camino que dirigía al patio donde había quedado con la Princesa. Hacía sol, sudaba por el jersey feo y además le dolía la cabeza de estar tanto tiempo callado sin hacer nada. Por otro lado el mundo empezaba a resultarle más estimulante, la vida tenía un nuevo aliciente, además del inefable momento de la comida con la familia de la Princesa, se trataba de aprender para poder oler la realidad en toda su riqueza. Así que contento se sentó en un banco de piedra, allí aguardaba mientras ojeaba un librito fino sobre un poeta, eran textos breves aunque parecían fragmentos de ese señor que había vivido hacía ya dos siglos pero sin embargo le resultaba algo así como un familiar tras lo que había oído en clase de él y lo que se había recitado. En ensueños, creando y removiendo su memoria recién alimentada llegó la Princesa, ésta le agarró por el brazo con firmeza y le levantó porque la Institutriz estaba cerca esperando para llevarles a la casa con el cochero. Entre sueños de la vigilia el muchacho despertó y se lanzó a la aventura de esa nueva vida que dejaba atrás harapos, miseria y también, no lo olvidemos, independencia. Otro nuevo recorrido tenía ante sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira a ver si la niña despierta ya, una cosa es una siesta y otra una cabezadica.