Según Winnicott, la experiencia cultural no ha encontrado su verdadero lugar en las conceptualizaciones psicoanalíticas: el psicoanálisis ha dejado de lado todo desarrollo y experiencia de los fenómenos transicionales. Esa noción se desprende de una interrogación por las condiciones de la creatividad, desde entonces, ella domina el campo del psicoanálisis infantil.
Las creaciones artísticas, no solo el juego, sino también la creación artística, el sentimiento religioso, el sueño como lugar de una experiencia cultural y personal, ubicados en esa zona intermedia que se encuentra "en relación directa con el área del juego del milito perdido en su juego".
El juego y la creatividad, hasta entonces, habían sido leídas como sublimación de las pulsiones.
Melanie Klein hace jugar a los niños y luego se pregunta qué fantasmas expresa el juego. A partir de eso, asigna al juego múltiples funciones: descarga masturbatoria, dominio de la angustia, realización de deseos. También se aplica a poner en evidencia las inhibiciones que se manifiestan en su desarrollo. Sin negar el interés evidente de tales perspectivas,Winnicott piensa que, no obstante, dejan de lado lo esencial: el juego en sí mismo. Ya que Melanie Klein antes que nada se interesa en el uso que el niño hace del juego, suponiendo que sirve, desde un principio, a otros fines que al simple hecho de jugar.
Melanie Klein hace jugar a los niños y luego se pregunta qué fantasmas expresa el juego. A partir de eso, asigna al juego múltiples funciones: descarga masturbatoria, dominio de la angustia, realización de deseos. También se aplica a poner en evidencia las inhibiciones que se manifiestan en su desarrollo. Sin negar el interés evidente de tales perspectivas,Winnicott piensa que, no obstante, dejan de lado lo esencial: el juego en sí mismo. Ya que Melanie Klein antes que nada se interesa en el uso que el niño hace del juego, suponiendo que sirve, desde un principio, a otros fines que al simple hecho de jugar.
En otros términos, lo que retiene su atención, es que el juego expresa su contenido, para Winnicott, ella está "demasiado ocupada en describir el contenido del juego como para mirar al niño y escribir algo sobre el juego en sí". Se pierde entonces algo fundamental y el analista corre el riesgo de no poder provocar que eso suceda en el trabajo terapéutico.
Sin duda, esta laguna se ha revelado también en la reflexión psicoanalítica sobre la creatividad en la expresión artística sin contar con lo esencial. Winnicott escribe: "Sin contar que tales estudios no pueden dejar de irritar a los artistas y seres creativos en general, quizá porque pretenden conducir a alguna parte y apuntan a explicar por qué alguien fue un gran hombre, por qué la obra de tal mujer fue notable". Sin duda es inútil pretender explicar lo que participa del movimiento de la vida misma; como máximo podemos intentar comprender por qué la creatividad se ha perdido para algunos de nosotros. En esto la perspectiva sigue siendo esencialmente clínica: consiste en preguntarse "por qué el sentimiento de de que la vida es real y está llena de significados puede desaparecer". Si para el niño jugar y ser son una sola y misma cosa, ¿cómo puede ser que tantos individuos parezcan haber perdido esa capacidad en el curso de su camino? Somos devueltos a la creatividad primaria, definida por Winnicott como la aptitud del niño "para crear, reflexionar, imaginar, originar, producir un objeto".
Claude Geets: "Donald Woods Winnicott"
Claude Geets: "Donald Woods Winnicott"
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