Jefferson hablaba de lo que Aron, un francés ocupado y preocupado por América quiso rescatar en su Ensayo sobre las libertades, tres conferencias que han pasado a la historia. Así pues, tomando los ideales ilustrados, los del founding fathers, y los comparamos con las realidades de hoy, plantearemos un problema que nos preocupa a todos.
La Constitución norteaméricana, pese a sus múltiples enmiendas, ha permanecido tal y como fue concebida, a finales del siglo XVIII, por unos hombres que hicieron suya la célebre frase:
"We hold these truths to be sacred and undeniable, that all men are created equal and independent, that from that equal creation they derive rights inherent and inalienable, among which are the preservation of life, liberty, and the pursuit of happiness".
Con demasiada frecuencia los demócratas proclamaban: "No hay libertad para los amigos de la libertad".
Estos "demócratas" se preocupaban más por poder limitar el poder del pueblo y por salvaguardar ciertos vestigios del Antiguo Régimen que por fundar el Estado postrevolucionario gracias al sufragio de todos los ciudadanos. Inseparables en la mente de los founding fathers de la República americana, democracia y libertades han sido disociadas repetidas veces en Francia desde el final de la tormenta revolucionaria. Por consiguiente, la filosofía política no ha cesado de interrogarse acerca del destino de los regímenes en los cuales la soberanía del pueblo constituye el principio de legitimidad y las libertades personales el fin.
Tocqville fue el extranjero que ha influido en la conciencia que tienen de ellos mismos. Autor de La democracia en América no conoció la América industrial. Por una parte, la América que él describió pertenecía. Por una parte, la América que él describió pertenecía ya al pasado en que la estudiaba.
Quizá como el propio Jefferson, hubiese temido también las grandes ciudades y los tumultos, pero al menos no dudaba de que los Estados Unidos, lejos de dejar para Europa el monopolio de las facturas y del trabajo industrial, se hallaban ya sobre la senda del desarrollo económico y del progreso técnico, sin posibilidad de retroceder.
La democracia en América:
El poder ejecutivo en nuestro gobierno no es el único ni tal vez el principal objeto de mi interés. La tiranía de los legisladores es actualmente, y lo será aún durante muchos años, el peligro más temible. La tiranía del poder ejecutivo llegará a su vez, pero en un período más lejano.
Alexis de Tocqville escribe:
En esta materia prefiero, ante todo, citar a Jefferson, porque lo considero el más poderoso apóstol que haya tenido jamás la democracia.
En otro pasaje, Tocqville dice en las últimas líneas de La democracia:
La Providencia no ha creado al género humano ni enteramente independiente ni completamente esclavo. Ha trazado, es cierto, un círculo fatal a su alrededor, del que no puede salirse, pero dentro de sus amplios límites, el hombre es poderoso y libre, lo mismo que los pueblos. Las naciones de nuestros días no serían capaces de que en su seno las condiciones no fueran iguales, pero de ellas depende que la igualdad las conduzca a la servidumbre o a la libertad, a la ilustración o a la barbarie, a la prosperidad o a la miseria.
En una sociedad donde el dinamismo del crecimiento económico y del progreso técnico avanzan tan rápidamente, ¿qué es o será la libertad?
Raymond Aron: "Ensayo sobre las libertades".
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