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Paz y Ciencia

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El equilibrio entre el dar y el tomar



"No hay dar sin recibir". Prajnanpad


Se trata de dar lo que tenemos y podemos, y lo que el otro puede y quiere recibir.
Se trata de recibir sólo aquello que el otro nos da, queriendo y pudiendo,  y que somos capaces de compensar manteniéndonos libres y dignos.

Demasiadas relaciones se estropean y rompen porque quien se siente deudor vive con incomodidad su deuda, y quien se siente acreedor también lo vive con incomodidad, pues le hace sentirse grande y con derechos. Deudor y acreedor, si no encuentran un modo de compensar y equilibrar su vínculo, dejan de poder mirarse confiadamente a los ojos.

¿Cómo se consigue un intercambio equilibrado en el ecosistema de la pareja?
A menudo uno cree que es mejor que el otro... Semejante idea va erosionando la relación por la desigualdad y el juego de poder. 

Si alguien da y no toma o sólo toma y no da. A veces vemos parejas que se rompen y es precisamente la persona que ha recibido mucho. La presión de la deuda y porque no sabe como soportar la presión de la deuda y porque sabe que no podrá compensar y restaurar su estatuto de igualmente digno grande y digno al lado del otro. 

Este equilibrio no se da entre padres e hijos, precisamente porque el vínculo paternofilial está estructurado de tal modo que es, y debe ser asimétrico. La desigualdad de rango y la imposibilidad de devolver lo recibido y compensar su deuda. Pero ¿cómo compensar lo que los padres nos dan? No podemos devolverles lo recibido, pero sí, darles las gracias, reconocer lo que han hecho por nosotros, y en honor de ellos, tener una buena vida. 

Podemos acompañarles en su ancianidad y de modo transitivo regalar lo recibido por los padres a nuestros hijos. Fortaleciéndoles en los puntos fuertes aprendidos y minimizando errores, todo lo aprendido y vivido.
No siempre es posible dar tanto como lo que recibes, pero la verdadera gratitud de corazón y alegría de recibir actúan a menudo como un bello mecanismo de compensación para lograr el equilibrio entre el dar y el tomar

Bert Hellinger, creador de la terapia con Constelaciones Familiares, defiende que cuando se produce un intercambio negativo dentro de la pareja, es decir,  cuando uno de los dos daña al otro, el que ha sido objeto del daño debe compensarlo vengándose con amor. Vengarse con amor significa devolver el daño pero en una cantidad suficientemente menor. Si el perjudicado se limita a perdonar, de alguna manera queda en una posición de superioridad moral, mientras que si se devuelve el daño procurando que sea un poco menor, restablece el equilibrio y la igualdad, aunque pueda parecer lo contrario, cuida también del amor en la relación, sobre todo al devolver en menor medida. Si, por el contrario devuelve el daño más fuerte o con ensañamiento, entonces no solo se restablece la vivencia de justicia, sino que se lastima el amor. Y si ésta es la dinámica en la que se sumerje la pareja será fácil que se sumerja en una batalla. Vengarse con amor es una idea curiosa, un aparente oxímoron, pero es más habitual de lo que pueda parecer. 

A veces, los padres, cuando castigan a sus hijos, están cuidando el intercambio. Se suele decir que para que el castigo sea eficaz hay que mantenerlo a toda costa. Yo creo que si, por ejemplo, el castigo es por no estudiar y el hijo pasa toda la semana estudiando se puede retirar el castigo de no salir el fin de semana. 

Ser creativo en la venganza amorosa es un acto creativo que conviene cultivar.
En el intercambio positivo, la fórmula es: tú me das algo y yo te lo devuelvo. El vínculo se hace más fuerte de este modo.
En el intercambio negativo, la fórmula es: "tú me dañas y yo te devuelvo algo, haciendo que te duela, pero un poco menos. Esto es vengarse con amor según Bert Hellinger

Perjudica mucho a las relaciones humanas, y a la vida, seguir pensando en buenos y malos. Es preferible pensar que entre los dos hemos creado la realidad que tenemos y que cada uno ha aportado su parte proporcional.

La pareja navega en la barca de la vida, que exige seguridad a través de sus inercias, ritos consolidados y un statu quo cristalizado, pero también atrevimiento, innovación, creatividad y búsqueda de soluciones nuevas para viejos problemas.

Joan Garriga: "El buen amor en la pareja".
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Zaragoza.


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