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Paz y Ciencia
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sábado, 13 de noviembre de 2021

Joan Garriga: AMOR

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Zaragoza Gran Vía Y Online. Teléfono: 34 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es.                    Instagram: @psicoletrazaragoza

Si la letra de tantas y tantas canciones románticas fuera el sensor que nos informa acerca de los asuntos emocionalmente claves en la relación de pareja, el resultado sería inequívoco. Escuchamos por ejemplo: “No puedo vivir sin tí”, “Me moriría si te vas”, “Sin ti me falta un porqué”, “No hay más infierno que tu ausencia”, etc. Al analizar con cuidado estas frases llegamos a la conclusión de que sólo pueden venir de un niño/a. Para un infante podrían ser frases reales. Para un niño la ausencia de la madre o de los padres sí que es vivido como un infierno. Su dependencia es tan grande que sin lo padres siente que no lograría sobrevivir o no tendría sentido vivir, sin ellos podría literalmente morir. Así que descubrimos que el mensaje popular que pueblan las canciones se refiere al amor de pareja en su versión infantil.

Las preguntas que nos vienen a continuación son: ¿Acaso la pareja es una relación entre niños? ¿Es la pareja una relación materna o paterna filial? ¿O se trata de una relación entre adultos? ¿Qué es legítimo y razonable pedir y esperar en una relación de pareja y qué no? ¿Qué corresponde al niño y que al adulto?

Gran parte de los problemas en el mundo de la pareja no se deben a la falta de amor si no más bien a las dificultades para gestionarlo y vivirlo de manera que procure bienestar. La buena gestión del amor nos invita a esperar lo que sí podemos esperar y a no esperar lo que está más allá de lo posible. Algunas personas, quizá sin darse cuenta, transfieren a su pareja el deseo de recibir lo que les quedo pendiente en su infancia y el deseo de curar lo que quedo herido cuando eran niños. Al ser la pareja un vínculo tan profundo se actualizan en ella los anhelos y los temores más infantiles. Por esto en la pareja se pueden vivir los más intensos tormentos emocionales, las más grandes desdichas y turbulencias, o bien el mayor de los éxtasis y las dulzuras junto con la pasión, la amistad y el acompañamiento. En ocasiones, con suerte, a través de la pareja logramos compensar o reparar algo de lo que nos pasó con nuestros primeros vínculos pero sólo cuando se trata de un poquito. Cuando es mucho lo que quedo pendiente resulta demasiado esperarlo de nuestra pareja, porque a pesar del amor, no puede darlo principalmente porque no corresponde. Las parejas no pueden dar lo que no se pudo recibir de los padres. A lo sumo un poquito. Aprendemos algo importante: con la pareja nos despedimos de la infancia. La pareja es el camino que nos lleva a crecer como adultos. Nos exige algo más que ser niños dependientes.

Por eso la pareja no sólo es un camino a través del cual podemos sentir la felicidad, si no que además es seguro que nos confrontaremos con problemas que potencialmente nos conducen al crecimiento. Al encarar las dificultades y los problemas, al asumir los límites de lo posible en nuestra relación, al dejar de pedir peras al olmo, nos desarrollamos y ganamos madurez. Nos volvemos más adultos y reales.

Sin embargo si hay cosas que podemos esperar de la pareja o con la pareja. Al comprometernos en una pareja experimentamos de nuevo la dulce sensación de pertenencia, tal como la experimentamos de niños con nuestra familia de origen. La diferencia es que ahora nosotros hemos elegido a nuestro compañero y creado el marco que funda una nueva familia. Como seres humanos somos gregarios y necesitamos colmar nuestra necesidad de pertenecer.

En otro sentido la pareja también es una relación de acompañamiento en los avatares de la vida y sentimos el derecho a esperar esta compañía. También la pareja inicia su sentido a través de la sexualidad, de manera que ampara nuestras necesidades de placer, intimidad y confianza física.

La pareja es para todos el espacio privilegiado para exponernos a lo diferente, porque tenemos distinto sexo y sino también experimentamos lo diferente porque venimos de distinta familia o distintas historias o distintas culturas, etc. En la pareja aprendemos a hacer espacio a lo diferente. A respetar lo que nos resulta extraño. En este sentido nos ofrece expansión a través de la exposición y la integración de lo ajeno.

Lo que no tenemos derecho a esperar es que todas nuestras fantasías serán cumplidas, que nuestros temores serán apaciguados, que nuestras viejas heridas serán calmadas. Si ocurre algo o mucho de eso es un regalo pero como expectativa es excesiva.

Algunas parejas logran establecer entre ellas pautas de intercambio y de convivencia que les nutren y les enriquecen. Otras se anclan en pautas que les empobrecen y tensan. La clave que hace la diferencia consiste en que las parejas que se nutren saben expresarse de muchas maneras el reconocimiento hacia lo que otro da y hace, de manera que invitan a aumentar el ciclo del dar y el recibir. Otras parejas en lugar de proveerse de reconocimiento se especializan en manifestar su desagrado, sus quejas y sus reproches de un modo muy habitual. Entonces se arriesgan a que su intercambio sea pobre y que en su relación uno más uno de menos que dos. El bienestar viene cuando uno más uno dan dos o incluso un poquito más que dos.

Al final vivimos en un tiempo y en una cultura en la que la pareja pertenece a la libertad de las personas y no a las necesidades de la comunidad o de la tribu o del grupo familiar amplio como antaño. Cuando la pareja está bien insertada y apoyado en un entorno mayor las expectativas del uno hacia el otro disminuyen porque ya no son el absoluto centro del mundo del otro. En nuestra sociedad tan individual las expectativas sobre la pareja son enormes, por ejemplo la expectativa de que nos haga felices, y cuando las cosas van mal la tentación de regresar al terruño protegido del propio Yo es muy grande.

Cerremos diciendo lo que dijo un gran maestro. Para estar feliz en pareja es muy sencillo. Hay que cumplir un requisito: “Desear espontáneamente que el otro esté feliz”. Sabemos que generalmente es al revés aunque no funciona.

Consejos prácticos

LOS SENTIMIENTOS EXCESIVOS SOLO EMPEORAN LAS RELACIONES.
Aprende a controlar los sentimientos muy intensos como la rabia o la tristeza… Acostumbran a ser un avisador de asuntos pendientes del pasado, como el abandono por parte de los padres o la invasión de los mismos. Los sentimientos de este tipo están relacionados con los que tienen los niños cuando les falta algo muy importante.

EL DAR Y EL RECIBIR TIENE QUE ESTAR COMPENSADO.
Cuando estamos en una relación de pareja que funciona uno de sus características es que lo que yo le doy al otro, el otro lo recibe y lo agradece. Y lo que yo obtengo de la relación, es decir lo que el otro me da, compensa lo que yo he dado. No porque sea lo mismo, ya que cada uno aporta cosas diferentes, sino porque es algo que yo quiero.

ESPERAR QUE LA PAREJA SOLUCIONE TUS TEMAS PENDIENTES ES PEDIRLE DEMASIADO.
Haz las paces con el niño que fuiste. No esperes de la pareja que te solucione los temas pendientes. Las situaciones inconclusas que uno tiene sólo las puede arreglar uno mismo. El intentar que otro se haga cargo de ellas nos convierte en desvalidos y una carga para los demás, ya que el otro no puede resolverlas.

DESARROLLA TU ADULTO.
El análisis de las situaciones es una capacidad que todos los seres humanos adultos tenemos. Usarla en la relación de pareja puede ayudar a salir de los conflictos emocionales. Poder ver en la pareja las cosas que si te da y qué características positivas tiene es una manera de alimentar la relación y hacerla florecer. Haz una lista enumerando las cosas positivas que tiene tu pareja.

PREOCUPATE MÁS POR SER UNA BUENA PAREJA QUE POR TENER UNA BUENA PAREJA.
El prepararse para ser un buen compañero y poder compartir la vida con otra persona puede ayudar a que la relación funcione. Si estás muy preocupado por encontrar un buen compañero estás poniendo la solución al problema fuera de ti. En cambio si tú te preocupas por aprender a ser una buena pareja estás trabajando para tener una buena relación.

BUSCA QUE LA RELACIÓN SEA FÁCIL.
No sirve estar enganchado relaciones conflictivas, el disfrute y la felicidad van asociados a la facilidad de las cosas. Esta se consigue cuando eres capaz de recibir lo que si te puede dar tu pareja y tomarlo como un regalo y saber agradecerlo. Seguro que hay cosas que tu pareja no te puede dar, también puedes buscarlo en otras relaciones, una sola persona no nos lo puede dar todo.

SI ME QUISIERAS HARIAS TAL COSA…
Todos tenemos creencias sobre lo que es el amor y qué hacen las personas cuando quieren y para cada uno estas creencias son diferentes. Todos tenemos maneras de querer diferentes y no son unas mejores que las otras. Poder valorar la manera que tiene mi pareja de quererme, aunque sea diferente de lo que espero, ayuda a la relación de pareja.

jueves, 23 de septiembre de 2021

Joan Garriga: El Buen Amor en Pareja

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta. Zaragoza Gran Vía Y Online Teléfono: 653 379 269  Website: www.rcordobasanz.es                    Instagram: @psicoletrazaragoza


12 reglas de oro para vivir en pareja hoy

1. SIN TI NO PODRÍA VIVIR / SIN TI TAMBIÉN ME IRÍA BIEN.
Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el corazón que sea contigo y que estemos juntos.

2. TE QUIERO POR TI MISMO / TE QUIERO POR TI MISMO… BUENO, A PESAR DE TI MISMO
Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades, y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a que el amor compartido es capaz de soportarlas.

3. HAZME FELIZ / SIENTO EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE SEAS FELIZ
La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha. Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y que construimos caminos de vida.

4. QUIERO UNA PAREJA / MEJOR ME PREPARO PARA SER PAREJA
El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por añadidura.

5. TE LO DOY TODO / MEJOR TE DOY LO QUE ME MANTIENE EN EL MISMO RANGO QUE TÚ
La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad.

6. DÁMELO TODO / DAME LO QUE TIENES Y ERES Y YO PUEDO COMPENSAR, PARA MANTENERME EN MI DIGNIDAD
Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no se satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e hiriente.

7. OJALÁ SEA INTENSO Y EMOCIONAL / OJALÁ SEA FÁCIL
Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes. Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho las grandes turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados.

8. LUCHO POR EL PODER / COOPERAMOS
Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos convocan a una reconciliación. Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten adentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor, y que caminan juntos. No uno por arriba y otro por abajo, no uno por delante y otro por detrás. Cooperan. Son compañeros y amigos y hermanos y amantes y socios. Uno y uno son más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los hombres —según mis estadísticas— pero las más inteligentes se encargan de que sus parejas no lo noten.

9. YO PIENSO, TÚ SIENTES Y ANTE LO DIFÍCIL SÁLVESE QUIEN PUEDA / REÍMOS Y LLORAMOS JUNTOS Y JUNTOS NOS ABRIMOS A LA ALEGRÍA Y AL DOLOR
Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de aguante de la pareja, y que la fortalecen o la derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia.

10. QUE SEA PARA SIEMPRE / QUE DURE LO QUE DURE
Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear la pareja cada día, a nuestra manera y de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida.

11. PRIMERO MIS PADRES O NUESTROS HIJOS Y LUEGO TÚ / PRIMERO NOSOTROS, ANTES QUE NUESTRAS FAMILIAS DE ORIGEN Y QUE NUESTROS HIJOS EN COMÚN
Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Algunas personas dan más importancia a los hijos en común que a la pareja, lo cual acaba creando malestar en todos. Ayuda que el pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Una pareja posterior debe saber que tiene más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja estaban antes y respeta su prioridad.

12. TE CONOZCO / CADA DÍA TE VEO Y TE RECONOZCO DE NUEVO
Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes.


Joan Garriga

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Joan Garriga: Confiar en uno mismo

 

INSTAGRAM: @PSICOLETRAZARAGOZA

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta. Zaragoza. Gran Vía Y Online. Teléfono: 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es


Confiar en uno mismo consiste en saber, con mente, cuerpo y alma que algo nos es posible y nos es merecido. Sin embargo, la verdadera confianza únicamente podemos disfrutarla en su justa medida, en el equilibrado fiel de la balanza. Algunos, por ejemplo padecen déficit de confianza, y sabiendo o pudiendo más de lo que creen, se quedan cortos y cautos en sus acciones. Arriesgan poco, por debajo de lo que pueden. Entregan menos de lo que tienen y escatiman lo que atesoran. Más que humildes son cobardes y deberían reconocerse mayor grandeza. Otros, por el contrario, padecen exceso de confianza, y sabiendo o pudiendo poco sobre algo, se encaraman en lo alto de un personaje inventado, y van más allá de sus conocimientos, capacidades y límites, pasando gato por liebre, causando estropicios o dañándose a ellos mismos. Arriesgan por encima de lo que pueden y la realidad les confronta con su verdad interior y les devuelve a sus límites. Deben aprender humildad. Por tanto, la tarea consiste en saber con nitidez lo que nos es posible y merecido, matriz de la confianza.

En la vida hay momentos en los que la mayoría podemos caer en estados de confusión y verlo todo negro, en los que nos asaltan las dudas sobre si conseguiremos lo que queremos, o si somos capaces de lograr aquello que nos proponemos o llegar a ser lo que queremos ser. Nos asaltan pensamientos invalidantes del tipo: ‘no voy a ser capaz’, ‘no tengo las habilidades para conseguir lo que me proponga’ o ‘no lo merezco’ o ‘no es posible para mí’.

A veces creemos que no somos tan buenos, inteligentes y dotados para llegar a lograr nuestras metas. Esto suponiendo que estemos en un momento en el que sabemos lo que queremos. Son situaciones en las que estamos en contacto con el miedo e incluso nos quedamos paralizados, sin atrevernos a enfrentar la vida y dudamos de nosotros mismos.

Una de las causas profundas de esta desconfianza es el concepto, muy arraigado en nuestra cultura, de que las cosas están bien o están mal, de que somos buenos o malos. Es decir, dividimos el mundo entre lo correcto y lo incorrecto, y nos enjuiciamos y condenamos a nosotros mismos. No nos dejamos ser lo que somos, con todas nuestras partes y no confiamos en que nuestra manera de hacer las cosas puede ser tan válida como cualquier otra. Nos ponemos exigentes en que deberíamos ser de una manera determinada, normalmente nos exigimos ser perfectos. En que consiste esta perfección, básicamente en que no tenemos que tener partes oscuras, aquellas que nosotros consideramos como negativas. Para algunos es no ser agresivos, ni miedosos, ni lujuriosos, para otros es no ser débiles, ni frágiles; para la mayoría es ser bondosos y querer a los demás. La realidad es que tenemos miedo, nos enfadamos y nuestras pasiones y deseos nos arrastran a veces, y que hay algunas cosas con las que no podemos y otras que nos hacen sentir vulnerables ¿que hacemos con estas emociones y estas necesidades? Renegar de ellas e intentar ocultarlas, reprimirlas y negarlas, decir que ya no voy a ser así nunca más. Este es el error que cometemos, en nuestro interior sabemos que aunque las neguemos siguen estando ahí y nos sentimos incapaces y no confiamos en nosotros. Aunque sabemos que esto forma parte de nosotros y que estamos haciendo mucha fuerza para reprimir ciertas actitudes. Sabemos que no somos como el ideal de perfección que queremos ser y no confiamos en nosotros mismos. Hemos aprendido a perseguirnos, a no aceptarnos como somos. Al enajenarnos de nuestra verdadera realidad perdemos nuestros puntos de apoyo. La realidad es que somos un todo muy complejo de valores, actitudes y capacidades.

Desde la terapia Gestalt creemos que estamos formados por conjuntos de polaridades, es decir de actitudes y capacidades que aun pareciendo opuestas, conviven dentro de nosotros y cumplen funciones útiles. Yo soy agresivo y a la vez soy pasivo, yo soy amable y a la vez desagradable, yo soy tierno y a la vez frío. Cuando no queremos asumir alguna de estas cualidades y la negamos, entonces empezamos a desconfiar de nosotros mismos. Si nos aceptamos tal y como somos creyendo que estas características que tenemos nos pueden ser útiles en algún momento, y que seguramente nos pueden servir para poder adaptarnos mejor a la realidad y a los diferentes contextos, entonces es más fácil que confiemos en nosotros y en nuestra naturaleza. Si que podemos darnos cuenta que algunas de nuestras partes pueden ser perjudiciales para nosotros y para los otros en algún momento, pero eso no significa, que neguemos que existen, sino que tenemos que aprender a canalizarlas para poderlas utilizar de forma adecuada.

Es común en personas que no pueden confiar en ellas, el hecho de haber recibido mensajes muy contradictorios o negativos, especialmente durante su infancia. “Eres la peste”, “estas poseído por el diablo”, “eres un castigo divino”, “eres malo, dios te castigará”, “eres mas malo que Barrabás”. Son frases que algunos clientes de terapia han escuchado de sus padres cuando eran pequeños. ¿Qué clase de concepto de si mismos han desarrollado estos hijos? Primero, que tenían algo malo en su interior, y después, que fuera de ellos reside un poder que los juzga, que sabe cual es el bien y el mal. ¿Como pueden confiar estas personas en si mismas cuando son mayores? Lo tendrán bastante difícil. Si sus padres no confiaron en ellos, como van a poder hacerlo ellos en si mismos. Con suerte, a posteriori la vida les regalara experiencias en las que se podrán sentir validados o encuentros con personas constructivas a través de las cuales podrán cambiar sus valores interiores.

Otras veces la pérdida de confianza no tiene que ver con que a uno le hayan dicho cosas peyorativas sobre si mismo sino en que, precisamente, han recibido mensajes de excesiva e irreal valoración, del tipo eres el mejor en todo, o bien de sutil infravaloración, al impedirles sus propias experiencias o evitarles obstáculos que los podrían haber fortalecido. Por ejemplo, pueden haber sido sobreprotegidos. O quizá no les hayan dejado realizar la mayor parte de las tareas, y las han hecho por ellos, con la mejor de las voluntades, para que no tuvieran que esforzarse o para que no tuvieran que sufrir. En este caso también se puede construir una idea de uno mismo como incapaz. Frases como “no te subas….” “no corras…” “quédate aquí conmigo y no te pasara nada” “no hagas las cosas solo, me necesitas…”, “cuidado, te harás daño”, etc. son frases que hacen que la persona que las recibe construya un concepto pesimista y de incapacidad. Cuando sobreprotegemos, sin darnos cuenta, podemos señalar en el otro sus incapacidades para resolver la situación. No nos arriesgamos a que el otro pueda ver hasta donde es capaz de realizar y hasta donde no, para aprender tanto de los éxitos como de los fracasos. De hecho, ante los fracasos, muchos niños suelen intentarlo una y otra vez hasta que lo consiguen. Para aprender se necesita experimentar, para confiar hay que saber enfrentar tanto el éxito como el fracaso y saber manejar las situaciones de ganancia tanto como las de perdida, pues de ambas la vida nos proveerá.

Dejar que metan peligrosamente los dedos en el enchufe para saber que es una descarga eléctrica pero si es necesario permitir que resuelvan dificultades de su tamaño. Imaginemos un adolescente que nos se arriesga en sus relaciones para no recibir calabazas o quebraderos de cabeza. Lo mejor seria entregarlo a sus cuitas sin interferir. Por otro lado lo que ayuda a un niño es sentirse mirado como intrínsecamente bueno y bello tal como es, y así puede sentir que merece. Todo sin olvidar los limites tan necesarios que le permiten canalizar la verdadera fuerza y el instinto, y que una cierta disciplina es necesaria para poder expresar o contener una actitud que pueda se difícil o dañina.

Quizá la mejor educación en la confianza es la que nos confronta con problemas para que a través de la experiencia sintamos que algo es posible y merecido para nosotros, experiencias que nos enseñen la medida de los que somos capaces. Al final, la confianza va más allá de uno mismo, y la confianza en uno mismo sólo es la expresión de una confianza mayor y más abarcativa: la de que la vida tal como es, es buena, y que la guía una inteligencia más grande, aunque no siempre comprendamos sus tramas ni su lógica, especialmente cuando se manifiesta a través de lo desdichado. Una historia narra las peripecias de su protagonista que, al morir, se encuentra ante Dios, el cual le propone repasar toda su vida para decidir si tiene que ir al infierno o al cielo. Juntos repasan toda la vida y Dios encuentra que ha estado muy bien y que merece el cielo. Pero el protagonista le pregunta a Dios: – Disculpa que te plantee cierta duda. Mientras hacíamos el repaso de mi vida pude ver como caminabas a mi lado y te lo agradezco, siempre cuatro huellas en el camino, pero justo en los momentos más difíciles sólo había dos huellas, ¿Por qué me abandonaste en los peores momentos? A lo que Dios contesta: – Hombre de poca fe. Jamás te abandoné. Pero en los momentos más duros y tormentosos de tu vida te llevé en mis brazos, por eso sólo se veían dos huellas, las mías.

Confiar en uno mismo resulta por tanto un síntoma de confianza en la vida y en la naturaleza de las cosas tal como son.


CONFIANZA

Consejos prácticos

LA VIDA TIENDE A AUTORREGULARSE: En una semilla ya está todo el proyecto de árbol en que se va a convertir y se desarrollará, si se dan las condiciones necesarias. Este concepto de autorregulación de los organismos es muy importante en la terapia Gestalt. Se confía en una sabiduría propia de la naturaleza y de la realidad que siempre llega a un lugar bueno si no es interferida por nuestras pequeñas y humanas voluntades, o sea, por la tiranía del ego. Tener una visión más global de nuestra existencia y nuestra vida puede ayudarnos a tener más confianza, y si nos quedamos únicamente atrapados en los momentos difíciles no vamos a ver la globalidad.

EXISTEN DISTINOS ESTILOS EN LAS PERSONAS: Existen personas que tienen la referencia del valor dentro de ellas, o sea, ellas son la medida de ellas mismas, ellas son sus jueces y sus dirigentes, se fían de sí mismos, no necesitan el referente externo. Otros la tienen afuera y esperan de los demás la valoración o el juicio que les inyecte la confianza. En verdad son distintos estilos de carácter o tendencias de personalidad, esto no quiere decir que uno sea mejor que el otro.

PARA TENER CONFIANZA ES NECESARIO EL DIÁLOGO: Para encontrar la medida justa de la confianza necesitamos el diálogo que junta y enfrenta lo que nosotros vemos y pensamos, con lo que los demás ven y piensan. La confianza se asienta en el diálogo, huye del monólogo. Dictadores, mandamases, mandarines de distinto pelaje, sobresalen como gente con gran confianza en sí misma. Pero no resisten el diálogo que les puede cuestionar su frágil y engreída estructura. La verdadera confianza incluye al otro, lo toma en consideración.

SÉ CONSCIENTE DE TI MISMO: Para poder confiar es necesaria una conciencia clara de uno mismo. La desarrollamos cuando superamos la pereza de mirarnos y podemos reconocer y distinguir en nosotros lo que sí tenemos y nos corresponde y lo que no tenemos y no nos corresponde, lo que sí somos y lo que no somos. Por ejemplo es absurdo tener confianza en ganar una competición de natación cuando apenas sabemos nadar. Esto sería manía, algo iluso, más que confianza. Pero también es tonto pretender que uno es un nadador mediano cuando acaba de ganar la medalla olímpica.

TEN EL CORAJE DE ARRIESGAR: La confianza se asienta en la capacidad de tener coraje, es decir, tener la valentía de dar lo que si tenemos, de arriesgarnos en esta dirección: podemos competir si realmente somos buenos nadadores. De hecho no sólo podemos, incluso debemos. Lo que la vida nos da, nuestros dones y talentos, nos los da para que los entreguemos. La vida nos obliga a dar lo que tenemos, a entregar lo que somos. ¿Podemos imaginar a Dalí o Picasso sin crear y pintar? La vida les dio el talento o el genio y ellos quedan obligados a cultivarlo y entregarlo. La confianza necesita de la valentía de ponerse a prueba, de evidenciarse, de entregarse y estar disponible, permitiendo que los demás nos devuelvan también la medida de cómo somos percibidos y recibidos.

SER AUTÉNTICO AYUDA: La confianza se asienta en la autenticidad que nos hace ser honestos en lugar de pretenciosos, y no pasar de contrabando un buen vestido en una mala percha, y reconocer nuestros límites. ¿Podemos imaginar a Dalí tratando de ser campeón de waterpolo? La confianza, cuando es de barro, se asienta en la pretensión de que nuestro personaje capitanea el barco en lugar de nuestra verdadera identidad.

EDUCA A TUS HIJOS EN CONFIANZA: En origen la confianza viene de afuera. Gota a gota la confianza se asienta en nosotros mismos a través de la valoración, el aprecio y la ecuanimidad de los demás. Por eso es importante que los Padres sean justos y ecuánimes, que no creen falsas expectativas, que no hagan sentir a sus hijos que son los mejores en todo ni tampoco los peores en todo, que no los llenen de tareas imposibles, que los confronten con sus destrezas y méritos, que los expongan a los obstáculos y problemas para que puedan sentir lo que pueden y merecen, que los inciten a los aprendizajes y las tareas para el logro de las cosas. Es adecuado también que los Padres muestren a sus hijos los límites, que los confronten con amor y claridad.

A VECES ASOCIAMOS EL ÉXITO CON LA CONFIANZA: La confianza se asocia al éxito y muchos persiguen el éxito, tenga que ver o no con la expresión de sí mismos. Pero se puede tener éxito con y sin confianza. Me parece que la confianza se expresa en algo tan esencial como “hacer lo que hay que hacer” y “dar lo que hay que dar” y “recibir lo que hay que recibir”, según la expresión de Prajnanpad, un conocido sabio hindú. El éxito, por tanto no es lo importante, sino sólo la consecuencia de hacer lo que hay que hacer. Uno hace lo que tiene que hacer ni más ni menos. Y además lo hace de una manera inevitable. A menudo la consecuencia de hacer lo que hay que hacer es el éxito en algún campo, en ser madre por ejemplo, o carpintero o jardinero, o músico o actor o cineasta, etc. Pero el mayor éxito de todos siempre es el de haber sido un ser humano que fue significativo para los demás.

Joan Garriga
Agosto 2007

Joan Garriga: La Pareja

 

JOAN GARRIGA BACARDI

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta. Zaragoza. Gran Vía Y Online. Teléfono: 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es  Instagram:@psicoletrazaragoza


Si la letra de tantas y tantas canciones románticas fuera el sensor que nos informa acerca de los asuntos emocionalmente claves en la relación de pareja, el resultado sería inequívoco. Escuchamos por ejemplo: “No puedo vivir sin tí”, “Me moriría si te vas”, “Sin ti me falta un porqué”, “No hay más infierno que tu ausencia”, etc. Al analizar con cuidado estas frases llegamos a la conclusión de que sólo pueden venir de un niño/a. Para un infante podrían ser frases reales. Para un niño la ausencia de la madre o de los padres sí que es vivido como un infierno. Su dependencia es tan grande que sin lo padres siente que no lograría sobrevivir o no tendría sentido vivir, sin ellos podría literalmente morir. Así que descubrimos que el mensaje popular que pueblan las canciones se refiere al amor de pareja en su versión infantil.

Las preguntas que nos vienen a continuación son: ¿Acaso la pareja es una relación entre niños? ¿Es la pareja una relación materna o paterna filial? ¿O se trata de una relación entre adultos? ¿Qué es legítimo y razonable pedir y esperar en una relación de pareja y qué no? ¿Qué corresponde al niño y que al adulto?

Gran parte de los problemas en el mundo de la pareja no se deben a la falta de amor si no más bien a las dificultades para gestionarlo y vivirlo de manera que procure bienestar. La buena gestión del amor nos invita a esperar lo que sí podemos esperar y a no esperar lo que está más allá de lo posible. Algunas personas, quizá sin darse cuenta, transfieren a su pareja el deseo de recibir lo que les quedo pendiente en su infancia y el deseo de curar lo que quedo herido cuando eran niños. Al ser la pareja un vínculo tan profundo se actualizan en ella los anhelos y los temores más infantiles. Por esto en la pareja se pueden vivir los más intensos tormentos emocionales, las más grandes desdichas y turbulencias, o bien el mayor de los éxtasis y las dulzuras junto con la pasión, la amistad y el acompañamiento. En ocasiones, con suerte, a través de la pareja logramos compensar o reparar algo de lo que nos pasó con nuestros primeros vínculos pero sólo cuando se trata de un poquito. Cuando es mucho lo que quedo pendiente resulta demasiado esperarlo de nuestra pareja, porque a pesar del amor, no puede darlo principalmente porque no corresponde. Las parejas no pueden dar lo que no se pudo recibir de los padres. A lo sumo un poquito. Aprendemos algo importante: con la pareja nos despedimos de la infancia. La pareja es el camino que nos lleva a crecer como adultos. Nos exige algo más que ser niños dependientes.

Por eso la pareja no sólo es un camino a través del cual podemos sentir la felicidad, si no que además es seguro que nos confrontaremos con problemas que potencialmente nos conducen al crecimiento. Al encarar las dificultades y los problemas, al asumir los límites de lo posible en nuestra relación, al dejar de pedir peras al olmo, nos desarrollamos y ganamos madurez. Nos volvemos más adultos y reales.

Sin embargo si hay cosas que podemos esperar de la pareja o con la pareja. Al comprometernos en una pareja experimentamos de nuevo la dulce sensación de pertenencia, tal como la experimentamos de niños con nuestra familia de origen. La diferencia es que ahora nosotros hemos elegido a nuestro compañero y creado el marco que funda una nueva familia. Como seres humanos somos gregarios y necesitamos colmar nuestra necesidad de pertenecer.

En otro sentido la pareja también es una relación de acompañamiento en los avatares de la vida y sentimos el derecho a esperar esta compañía. También la pareja inicia su sentido a través de la sexualidad, de manera que ampara nuestras necesidades de placer, intimidad y confianza física.

La pareja es para todos el espacio privilegiado para exponernos a lo diferente, porque tenemos distinto sexo y sino también experimentamos lo diferente porque venimos de distinta familia o distintas historias o distintas culturas, etc. En la pareja aprendemos a hacer espacio a lo diferente. A respetar lo que nos resulta extraño. En este sentido nos ofrece expansión a través de la exposición y la integración de lo ajeno.

Lo que no tenemos derecho a esperar es que todas nuestras fantasías serán cumplidas, que nuestros temores serán apaciguados, que nuestras viejas heridas serán calmadas. Si ocurre algo o mucho de eso es un regalo pero como expectativa es excesiva.

Algunas parejas logran establecer entre ellas pautas de intercambio y de convivencia que les nutren y les enriquecen. Otras se anclan en pautas que les empobrecen y tensan. La clave que hace la diferencia consiste en que las parejas que se nutren saben expresarse de muchas maneras el reconocimiento hacia lo que otro da y hace, de manera que invitan a aumentar el ciclo del dar y el recibir. Otras parejas en lugar de proveerse de reconocimiento se especializan en manifestar su desagrado, sus quejas y sus reproches de un modo muy habitual. Entonces se arriesgan a que su intercambio sea pobre y que en su relación uno más uno de menos que dos. El bienestar viene cuando uno más uno dan dos o incluso un poquito más que dos.

Al final vivimos en un tiempo y en una cultura en la que la pareja pertenece a la libertad de las personas y no a las necesidades de la comunidad o de la tribu o del grupo familiar amplio como antaño. Cuando la pareja está bien insertada y apoyado en un entorno mayor las expectativas del uno hacia el otro disminuyen porque ya no son el absoluto centro del mundo del otro. En nuestra sociedad tan individual las expectativas sobre la pareja son enormes, por ejemplo la expectativa de que nos haga felices, y cuando las cosas van mal la tentación de regresar al terruño protegido del propio Yo es muy grande.

Cerremos diciendo lo que dijo un gran maestro. Para estar feliz en pareja es muy sencillo. Hay que cumplir un requisito: “Desear espontáneamente que el otro este feliz”. Sabemos que generalmente es al revés aunque no funciona.

Consejos prácticos

LOS SENTIMIENTOS EXCESIVOS SOLO EMPEORAN LAS RELACIONES.
Aprende a controlar los sentimientos muy intensos como la rabia o la tristeza… Acostumbran a ser un avisador de asuntos pendientes del pasado, como el abandono por parte de los padres o la invasión de los mismos. Los sentimientos de este tipo están relacionados con los que tienen los niños cuando les falta algo muy importante.

EL DAR Y EL RECIBIR TIENE QUE ESTAR COMPENSADO.
Cuando estamos en una relación de pareja que funciona uno de sus características es que lo que yo le doy al otro, el otro lo recibe y lo agradece. Y lo que yo obtengo de la relación, es decir lo que el otro me da, compensa lo que yo he dado. No porque sea lo mismo, ya que cada uno aporta cosas diferentes, sino porque es algo que yo quiero.

ESPERAR QUE LA PAREJA SOLUCIONE TUS TEMAS PENDIENTES ES PEDIRLE DEMASIADO.
Haz las paces con el niño que fuiste. No esperes de la pareja que te solucione los temas pendientes. Las situaciones inconclusas que uno tiene sólo las puede arreglar uno mismo. El intentar que otro se haga cargo de ellas nos convierte en desvalidos y una carga para los demás, ya que el otro no puede resolverlas.

DESARROLLA TU ADULTO.
El análisis de las situaciones es una capacidad que todos los seres humanos adultos tenemos. Usarla en la relación de pareja puede ayudar a salir de los conflictos emocionales. Poder ver en la pareja las cosas que si te da y qué características positivas tiene es una manera de alimentar la relación y hacerla florecer. Haz una lista enumerando las cosas positivas que tiene tu pareja.

PREOCUPATE MÁS POR SER UNA BUENA PAREJA QUE POR TENER UNA BUENA PAREJA.
El prepararse para ser un buen compañero y poder compartir la vida con otra persona puede ayudar a que la relación funcione. Si estás muy preocupado por encontrar un buen compañero estás poniendo la solución al problema fuera de ti. En cambio si tú te preocupas por aprender a ser una buena pareja estás trabajando para tener una buena relación.

BUSCA QUE LA RELACIÓN SEA FÁCIL.
No sirve estar enganchado relaciones conflictivas, el disfrute y la felicidad van asociados a la facilidad de las cosas. Esta se consigue cuando eres capaz de recibir lo que si te puede dar tu pareja y tomarlo como un regalo y saber agradecerlo. Seguro que hay cosas que tu pareja no te puede dar, también puedes buscarlo en otras relaciones, una sola persona no nos lo puede dar todo.

SI ME QUISIERAS HARIAS TAL COSA…
Todos tenemos creencias sobre lo que es el amor y qué hacen las personas cuando quieren y para cada uno estas creencias son diferentes. Todos tenemos maneras de querer diferentes y no son unas mejores que las otras. Poder valorar la manera que tiene mi pareja de quererme, aunque sea diferente de lo que espero, ayuda a la relación de pareja.

Joan Garriga
Mayo 2007

viernes, 20 de agosto de 2021

Pareja y Crecimiento

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Gran Vía Y Online Instagram: @psicoletrazaragoza Website: www.rcordobasanz.es.            Teléfono: 653 379 269




1. QUE SEA FÁCIL

“Que todo fluya sin dificultad. Sin grandes turbulencias emocionales. Sin tantos desgastes. Es decir, que la vida en pareja sea un campo complaciente, de respeto, donde no perdamos mucha energía. Esto no quiere decir que no haya conflictos, porque las parejas tienen conflictos, pero saben vivirlos e incluso, las más listas, saben impedirlos. Son capaces de identificar las cosas que le molestan al otro. Encuentran la forma de desactivar las bombas que están anunciadas.

También es fácil cuando la pareja se da reconocimiento. Yo te miro, tú me miras; yo te hablo, tú me hablas; yo te escucho, tú me escuchas, te registro y me registras. Un ejercicio obligatorio en la pareja debería ser tomarse un minuto para verse, para mirarse. Te veo ahora, hoy, no te doy por supuesto”. 

2. QUE SE TRATE DE DOS COMPAÑEROS

“Una relación de pareja es una relación de acompañamiento. La soledad no es sana. Hay que saber vivirla. Necesitamos estar acompañados en la vida por personas significativas. Amigos, hijos, hermanos, por la pareja. Esta es la relación de acompañamiento más importante, porque en ella vivimos lo más vulnerable y tierno de nuestro corazón, así como lo más grandioso de nosotros. Necesitamos otro que nos atestigüe, que nos confirme. Un otro que esté cuando estemos llorando y cuando estemos riendo. Compartirse, acompañarse”.

3. QUE SE TRATE DE DOS NATURALEZAS NO DEMASIADO INCOMPATIBLES

“Esto quiere decir que a veces amamos a alguien, pero ese alguien es de otra religión o es de un país muy lejano o hay un diferencial de edad muy grande. Hay que poner mucha atención. Algo muy frecuente es cuando uno quiere tener un hijo y el otro no. Cuando alguno ya lo tiene y el otro no. No digo que el amor no se logre, pero no se pueden obviar estas cosas. Hay que hablarlas, hay que trabajarlas”.

4. QUE SE EXPERIMENTE CONFIANZA EN EL OTRO

“Confianza significa que estoy convencido de que cumplirás con tus compromisos y de que cuidarás de mí, aunque puede ser que alguna vez no lo hagas. No es control, es confianza. En general, cuando una pareja experimenta confianza siente que el otro quiere mi bien y yo quiero su bien. Pero hay parejas que por las heridas del pasado se van instalando en la desconfianza. Entonces el otro ya es un enemigo, del otro no se espera algo bueno sino que se le teme.

Cuando la confianza se va perdiendo hay que prender todos los semáforos, hay que buscar ayuda, hay que trabajar en esto porque si no, el futuro que se vislumbra puede ser muy desfavorable”.

5. EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE EL OTRO ESTÉ FELIZ

“Y acá la palabra más importante es espontáneo. Si experimentan esto, firmo donde sea, que están en un buen amor de pareja. Esto es más fácil sentirlo con los hijos, pero cuando se vive con la pareja, y esto es un proceso, es increíble”.

miércoles, 20 de enero de 2021

Joan Garriga: Amor

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza. Psicoterapeuta. N° Col.: A-1324 Zaragoza.  Teléfono: 653 379 269 Gran Vía 32 rcordobasanz@gmail.com.                            Instagram: @psicoletrazaragoza.              Página Web: Psicólogo Zaragoza


1. QUE SEA FÁCIL

“Que todo fluya sin dificultad. Sin grandes turbulencias emocionales. Sin tantos desgastes. Es decir, que la vida en pareja sea un campo complaciente, de respeto, donde no perdamos mucha energía. Esto no quiere decir que no haya conflictos, porque las parejas tienen conflictos, pero saben vivirlos e incluso, las más listas, saben impedirlos. Son capaces de identificar las cosas que le molestan al otro. Encuentran la forma de desactivar las bombas que están anunciadas.

También es fácil cuando la pareja se da reconocimiento. Yo te miro, tú me miras; yo te hablo, tú me hablas; yo te escucho, tú me escuchas, te registro y me registras. Un ejercicio obligatorio en la pareja debería ser tomarse un minuto para verse, para mirarse. Te veo ahora, hoy, no te doy por supuesto”. 

2. QUE SE TRATE DE DOS COMPAÑEROS

“Una relación de pareja es una relación de acompañamiento. La soledad no es sana. Hay que saber vivirla. Necesitamos estar acompañados en la vida por personas significativas. Amigos, hijos, hermanos, por la pareja. Esta es la relación de acompañamiento más importante, porque en ella vivimos lo más vulnerable y tierno de nuestro corazón, así como lo más grandioso de nosotros. Necesitamos otro que nos atestigüe, que nos confirme. Un otro que esté cuando estemos llorando y cuando estemos riendo. Compartirse, acompañarse”.

3. QUE SE TRATE DE DOS NATURALEZAS NO DEMASIADO INCOMPATIBLES

“Esto quiere decir que a veces amamos a alguien, pero ese alguien es de otra religión o es de un país muy lejano o hay un diferencial de edad muy grande. Hay que poner mucha atención. Algo muy frecuente es cuando uno quiere tener un hijo y el otro no. Cuando alguno ya lo tiene y el otro no. No digo que el amor no se logre, pero no se pueden obviar estas cosas. Hay que hablarlas, hay que trabajarlas”.

4. QUE SE EXPERIMENTE CONFIANZA EN EL OTRO

“Confianza significa que estoy convencido de que cumplirás con tus compromisos y de que cuidarás de mí, aunque puede ser que alguna vez no lo hagas. No es control, es confianza. En general, cuando una pareja experimenta confianza siente que el otro quiere mi bien y yo quiero su bien. Pero hay parejas que por las heridas del pasado se van instalando en la desconfianza. Entonces el otro ya es un enemigo, del otro no se espera algo bueno sino que se le teme.

Cuando la confianza se va perdiendo hay que prender todos los semáforos, hay que buscar ayuda, hay que trabajar en esto porque si no, el futuro que se vislumbra puede ser muy desfavorable”.

5. EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE EL OTRO ESTÉ FELIZ

“Y acá la palabra más importante es espontáneo. Si experimentan esto, firmo donde sea, que están en un buen amor de pareja. Esto es más fácil sentirlo con los hijos, pero cuando se vive con la pareja, y esto es un proceso, es increíble”.




domingo, 25 de diciembre de 2016

El Buen Amor en la Pareja



El amor que invita al poder

Para que el amor fluya sobre los rieles del buen amor, ninguno de los dos debe sentir poder sobre el otro, sino que debe contribuir a que el otro alcance el poder en sí mismo. 
La realidad, no obstante, es que la pareja se enzarza en luchas de poder que mina su relación. Desde fuera, parece que el hombre es el más fuerte. Sin embargo, muchas mujeres, en su interior se creen mejor que su pareja. No se puede generalizar pero esto sucede a menudo. Y cuando pasa, y escasea entre los dos el genuino respeto, la relación se hace desigual y más competitiva que cooperativa, y se rompe la franqueza y la dicha del vínculo profundo.
Tanto hombres como mujeres podemos tratar de imaginar si seríamos capaces de inclinar la cabeza, suavemente y de corazón y experimentarlo como un gesto de reconocimiento y respeto ante su existencia y su realidad, y no como una humillación o una derrota.
Mirar a la pareja y valorar lo que sientes por la pareja en lo esencial, en lo verdadero de nuestro ser.
Aunque resulte extraño, muchas mujeres se sienten mejores, unas cuentan que son iguales y sólo unas pocas se sienten inferiores. Con los hombres pasa lo contrario. Sólo unos pocos se sienten, en realidad, mejores que su pareja.
En los asuntos esenciales, la madre es la que está presente, por ejemplo, cuidar a un bebé. Quizá por ello destaca en lo laboral, económico y político.
Hasta ahora se nos contaba que a la mujer sólo se les dejaba el poder de los sentimientos, pero es eso precisamente lo que mueve el mundo, incluso el mundo económico y político. 
En el libro de Claudio Naranjo: La mente patriarcal, hace un diagnóstico preciso de los males del mundo: es esa misma mente patriarcal, con sus largos brazos que todo lo infectan -competencia, lucha,  imposición, las envidias y todas las pasiones bajan que gobiernan el Yo, la que su pretendida grandeza olvida la verdad esencial de que todos somos uno: padre, madre e hijo, o mente, emoción e instinto, y no en el predominio de una figura sobre las otras.
Si tantas mujeres piensan en su fuero interno que son mejores que los hombres, debamos aceptar que sea verdad. Las mujeres más inteligentes se encargan de que el hombre no noten su grandeza, por no decir su superioridad. La mujer enseña e interpreta al hombre para que el hombre no sea un analfabeto emocional.
El verdadero poder radica en estar asentado en la realidad de uno mismo, no en sentirse superior a otra persona o en dominará física o psicológicamente. Experimentamos el propio poder cuando nos enraizamos y nos reconocemos en nuestra experiencia real, en cada momento y lugar. Cuando estamos conformes con nuestra realidad, con nuestros sentimientos, problemas, alegrías, vivencias, pensamientos, contradicciones, necesidades. Con nuestro lugar de origen, cultura, familia, con nuestros deseos de cambiar lo que no nos gusta o lo que sentimos como injusticia... Es decir, cuando estamos en sintonía con nuestra propia realidad.
Virginia Satir, en su libro En contacto íntimo, nos enseña que el genuino poder tiene que ver con la congruencia y con lo que ella llama "las cinco libertades": la libertad de ver y escuchar lo que está aquí en lugar de lo que debería estar, la libertad de sentir lo que siente en lugar de lo que debería sentirse, la libertad de decir lo que uno siente y piensa si lo elige en lugar de impostarse, la libertad de pedir lo que se quiere en lugar de pedir permiso y la libertad de arriesgarse en lugar de optar únicamente por estar seguro.
El poder de la congruencia huye, por tanto, de posiciones de culpabilización, victimismo, hiperracionalidad o pasotismo, que para Satir no dejan de ser lugares de sufrimiento y falso poder en las relaciones íntimas.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El equilibrio entre el dar y el tomar



"No hay dar sin recibir". Prajnanpad


Se trata de dar lo que tenemos y podemos, y lo que el otro puede y quiere recibir.
Se trata de recibir sólo aquello que el otro nos da, queriendo y pudiendo,  y que somos capaces de compensar manteniéndonos libres y dignos.

Demasiadas relaciones se estropean y rompen porque quien se siente deudor vive con incomodidad su deuda, y quien se siente acreedor también lo vive con incomodidad, pues le hace sentirse grande y con derechos. Deudor y acreedor, si no encuentran un modo de compensar y equilibrar su vínculo, dejan de poder mirarse confiadamente a los ojos.

¿Cómo se consigue un intercambio equilibrado en el ecosistema de la pareja?
A menudo uno cree que es mejor que el otro... Semejante idea va erosionando la relación por la desigualdad y el juego de poder. 

Si alguien da y no toma o sólo toma y no da. A veces vemos parejas que se rompen y es precisamente la persona que ha recibido mucho. La presión de la deuda y porque no sabe como soportar la presión de la deuda y porque sabe que no podrá compensar y restaurar su estatuto de igualmente digno grande y digno al lado del otro. 

Este equilibrio no se da entre padres e hijos, precisamente porque el vínculo paternofilial está estructurado de tal modo que es, y debe ser asimétrico. La desigualdad de rango y la imposibilidad de devolver lo recibido y compensar su deuda. Pero ¿cómo compensar lo que los padres nos dan? No podemos devolverles lo recibido, pero sí, darles las gracias, reconocer lo que han hecho por nosotros, y en honor de ellos, tener una buena vida. 

Podemos acompañarles en su ancianidad y de modo transitivo regalar lo recibido por los padres a nuestros hijos. Fortaleciéndoles en los puntos fuertes aprendidos y minimizando errores, todo lo aprendido y vivido.
No siempre es posible dar tanto como lo que recibes, pero la verdadera gratitud de corazón y alegría de recibir actúan a menudo como un bello mecanismo de compensación para lograr el equilibrio entre el dar y el tomar

Bert Hellinger, creador de la terapia con Constelaciones Familiares, defiende que cuando se produce un intercambio negativo dentro de la pareja, es decir,  cuando uno de los dos daña al otro, el que ha sido objeto del daño debe compensarlo vengándose con amor. Vengarse con amor significa devolver el daño pero en una cantidad suficientemente menor. Si el perjudicado se limita a perdonar, de alguna manera queda en una posición de superioridad moral, mientras que si se devuelve el daño procurando que sea un poco menor, restablece el equilibrio y la igualdad, aunque pueda parecer lo contrario, cuida también del amor en la relación, sobre todo al devolver en menor medida. Si, por el contrario devuelve el daño más fuerte o con ensañamiento, entonces no solo se restablece la vivencia de justicia, sino que se lastima el amor. Y si ésta es la dinámica en la que se sumerje la pareja será fácil que se sumerja en una batalla. Vengarse con amor es una idea curiosa, un aparente oxímoron, pero es más habitual de lo que pueda parecer. 

A veces, los padres, cuando castigan a sus hijos, están cuidando el intercambio. Se suele decir que para que el castigo sea eficaz hay que mantenerlo a toda costa. Yo creo que si, por ejemplo, el castigo es por no estudiar y el hijo pasa toda la semana estudiando se puede retirar el castigo de no salir el fin de semana. 

Ser creativo en la venganza amorosa es un acto creativo que conviene cultivar.
En el intercambio positivo, la fórmula es: tú me das algo y yo te lo devuelvo. El vínculo se hace más fuerte de este modo.
En el intercambio negativo, la fórmula es: "tú me dañas y yo te devuelvo algo, haciendo que te duela, pero un poco menos. Esto es vengarse con amor según Bert Hellinger

Perjudica mucho a las relaciones humanas, y a la vida, seguir pensando en buenos y malos. Es preferible pensar que entre los dos hemos creado la realidad que tenemos y que cada uno ha aportado su parte proporcional.

La pareja navega en la barca de la vida, que exige seguridad a través de sus inercias, ritos consolidados y un statu quo cristalizado, pero también atrevimiento, innovación, creatividad y búsqueda de soluciones nuevas para viejos problemas.

Joan Garriga: "El buen amor en la pareja".
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Zaragoza.


El equilibrio entre el dar y el tomar

"No hay dar sin recibir". Prajnanpad
Se trata de dar lo que tenemos y podemos, y lo que el otro puede y quiere recibir.
Se trata de recibir sólo aquello que el otro nos da, queriendo y pudiendo,  y que somos capaces de compensar manteniéndonos libres y dignos.
Demasiadas relaciones se estropean y rompen porque quien se siente deudor vive con incomodidad su deuda, y quien se siente acreedor también lo vive con incomodidad, pues le hace sentirse grande y con derechos. Deudor y acreedor, si no encuentran un modo de compensar y equilibrar su vínculo, dejan de poder mirarse confiadamente a los ojos

domingo, 30 de octubre de 2016

Las cinco condiciones para el bienestar de la pareja



He visto a muchos hombres y mujeres sufrir porque pretendían formar una pareja que iba en contra de su propia naturaleza, de su propio estilo de vida, de sus propias necesidades, deseos e inclinaciones; por querer adaptarse al modelo de los padres y de la familia en general, a lo que "debe ser" o a determinados modelos sociales imperantes. O por querer satisfacer los mensajes que vienen de las frustraciones y penalidades de sus personalidades de sus anteriores: "no te cases y mantén tu autonomía", "no te fíes y mantén a salvo tu corazón", "en la pareja hay que imponerse y controlarlo todo", "adáptate al otro y todo irá bien...

En la pareja activamos esquemas afectivos y pautas de relación que se imbrican y engrasan creando un campo compartido que va bien. Y todo lo contrario cuando va mal: un campo de batalla, con su reguero de destrucción y pena. En verdad, resulta triste que haya tanto dolor en las parejas y no se materialice el amor que sienten o sintieron en su momento, por tratar de ajustarse a un papel ajeno a ellos.

Arnaud Desjardins, discípulo del sabio hindú Swami Prajnanpad, escribe en su libro Una vida infeliz, un amor feliz, los cinco criterios que su maestro le enseñó para reconocer el valor profundo de una pareja. Cuando éstos se cumplen, la pareja que vive en armonía, y sus asuntos alegres y serenos.

Podemos cambiar un poco el estilo afectivo, pero vale la pena juntarnos con alguien "compatible", eso lo sabremos en un proceso. Cuando uno más uno suman mucho más que dos.

El intercambio negativo de parejas que parecen llevarse muy mal también vincula, aunque sean infelices, desgraciado o por soledad.
Esto significa que el vínculo no crece con fuerza únicamente en el intercambio positivo y fácil, sino también en el negativo y difícil.

La segunda condición de Prajnanpad es que se trate de dos naturalezas no demasiado diferentes, ni demasiado incompatibles. La compatibilidad del hombre y la mujer, o de cualquier pareja, descansa sobre la diferencia, pero también sobre la posibilidad de asociarse. Algunas parejas descansan sobre la compatibilidad de hombre y mujer y su diferencia,

Una pareja se forma más allá de los presupuestos y los prejuicios de la familia y la sociedad. Aunque la pareja esté en completo movimiento. La pareja necesita ser buenos amigos, buenos conpañeros. Que sientan que tienen alguien al que entienden y que los entiende.

La cuarta es tener fe, esperanza y amor por la vida y el respeto hacia a la otra perrsosna con el afán de sumar más de dos y de entregarse con condiciones, condiciones de ecuanimidad, a no ser de casos concretos. Confianza supone que el otro confíe en su pareja. La confianza, por ejmplo, no exige garantías. En algunas parejas se instala el miedo porque desaparece la confianza, en ese momento, el miedo se ha instalado y no hay marcha atrás, la única salida es la enemistad o la separación.

La quinta y última de las condiciones es, si cabe, la más difícil de cumplir: el deseo espontáneo de que el otro esté bien, lo cual quiere decir, el deseo de que esté bien por encima de nuestros miedos o carencias. En estos tiempos de egoncentrismo es una cuestión difícil es difícil porque estamos en una sociedad narcisista. La palabra espontaneo" es el epicentro de esta cuestión, y ser espontáneo no es una cuestión volitiva sino un gesto espontáneo. Consiste en ver al otro con la inteligencia del corazón y no sólo a través de nuestras proyecciones y anhelos, así lo amamos como es y le damos lo que necesita y espera recibir en un movimiento de encontrar la plenitud con plena felicidad.

Es muy común que los padres sientan hacia los hijos el deseo espontáneo de que sean felices, y que estén dispuestos a dar mucho y hacer muchas cosas para su bienestar, pero eso no es tan común en la pareja. Muchos de nosotros, como niños egoístas, a veces anteponemos nuestro bien al deseo del bien del otro. Por eso, la pareja lo logra cuando nos alegramos espontáneamente el bienestar del otro y hacemos lo que está en nuestras manos para que se produzca, sentimos una alegría redoblada.

Así que "sólo" se trata de cumplir estas cinco condiciones. Para tranquilizar al lector o lectora, diré que no conozco a ninguna pareja que las cumpla todas a rajatabla, pero también es cierto que aquellas que únicamente cumplen una o dos lo pasan realmente mal.


FUENTE: Joan Garriga: "El buen amor en la pareja".
Rodrigo Córdoba Sanz. Terapia de Parejas.












domingo, 23 de octubre de 2016

Un espacio para el crecimiento



La pareja no nos va a dar la felicidad pero nos puede ayudar a crecer. De hecho, la pareja es un espacio ideal para el crecimiento de las personas, pues con ella nos despedimos del niño o la niña que fuimos e ingresamos en el mundo de los adultos.

Si no podemos desengancharnos de la pareja, en realidad, es por carencias afectivas, porque somos como niños en nuestro fuero interno. La pareja no es una mamá ni un papá.
Para conseguir intimidad con nuestra pareja se trata de compartir un periplo vital, de manrea real y respetuosa. Porque es seguro que tendremos que revisar algunos de nuestros modos de funcionar, algunas costumbres y pautas de relación, algunos hábitos y creencias, algunos temores y exigencias.

La relación de pareja no es una relación de ayuda. pero es una relación que ayuda. Ayuda al desarrollo personal, a veces a través de la alegría, pero otras veces del sufrimiento y la desazón conscientemente aceptadas. Probablemente, nada ayuda más al propio crecimiento que asumir de manera consciente el dolor y hacerle espacio entre nosotros, como nos decía el Maestro Espiritual Gurdjieff, en lugar de defendernos de él a toda costa y todo el tiempo, edificando barreras de protección que acaban por alejarnos de nuestro corazón.

Más que lo expansivo (las ganancias), es lo retroactivo (las pérdidas) lo que moldea las curvas de nuestro ser al limar las asperezas de nuestra identidad cristalizada.
Para Joan Garriga, el crecimiento es apunta hacia la expansión, hacia lo extraño, a la inclusión como propio de lo ajeno, al amor a lo diferente. Y, en la pareja, el otro es diferente, el otro es siempre un misdterio ha descubrir. Decía Shakespeare: "Quien para sí crece, del crecimiento abusa".

Los seres humanos nos reconocemos mejor en el diálogo que en el monólogo. El monólogo adolece de contraste. Cuando nuestro diálogo interno se torna un torbellino y nos pensamientos no encuentran reposo podemos enloquecer y resbalar hacia el abismo por exceso der inmersión en nuestras fantasías y déficit de contacto con lo real. Desde  pequeños descubrimos como sabemos atestiguados, como espejos, cuando nos descubrimos en su mirada, en la interacción, en el diálogo con el otro.

Con la pareja como vehículo crucial seguimos descubriéndonos, encontrándonos a nosotros mismos.Sólo podemos encontrarnos en la interacción, a través del otro, dispuestos a ser confrontandos y desnudados.

Ocurre a menudo, en el campo de la pareja, que los perros salvajes que, según, debíamos escuchar para volvernos sabios, siguen ladrando en el sótano de cada uno: miedos, penas, tristezas, deseos vehementes, enojos, envidias, celos, etcétera, todos derivados de las dificultades en los vínculos amorosos primeros.

Es habitual, que haya un acuerdo tácito de cuidar el uno al otro, de manera paritaria, y que se pueda reparar el daño del otro cuando hay momentos difíciles. Eso es acompañar. En ese caso, los miembros de la pareja se protegen, pero al mismo tiempo da lugar a una paradoja extraña: mientras se protegen, se impiden mutuamente el desarrollo.

Podemos crecer mientras nos protegemos, pero el crecimiento es mayor, si cabe, cuando dejamos de hacerlo. Para aprender de la experiencia, porque el verdadero crecimiento ocurre cuando cada cual se enfrenta a aquello de lo que cree adolecer. Así, un día, uno de los dos incumple el pacto nunca explicitado y estalla el conflicto. Sobreviene la crisis y hay dolor, pero también la oportunidad de reorganizar, crecer, ampliar; la oportunidad de aprender y ensayar nuevos espacios internos, identidades, sentimientos y nuevas conductas. Nuevas sombras, al fin, alumbran nuestra humanidad.

Rodrigo Córdoba Sanz sobre el texto de Joan Garriga: "El buen amor en la pareja".





El cuento de la Llave de la Buena Vida (Desenlace)



El hijo, salió de casa dispuesto a vivir la aventura propuesta por los padres... La Valentía y la Conciencia... Escoger el camino de la Izquierda. Todo ello le resultaba abrumador.

A partir de aquel día, el hijo empezó a caminar por el sendero de su propia vida. De vez en cuando llevaba la llave colgada al cuello, la cual, simbólicamente, recordaba a su casa en el corazón.

Estudió y adquirió habilidades que le permitieron hacer una carrera y montar un bufete de abogados.
Sin embargo, empezó a descuidarse, engordó, descuidó a su familia, a la que veía muy poco y se sentía triste a pesar de escoger siempre el camino de la izquierda, tal y como le habían indicado sus padres.

Con los años se obsesionó con el ganar. Y, en su afán de acumular, empezó a autoengañarse creyendo ser el personaje exitoso y orgulloso que había construido. Se olvidó de los amigos y se dio un declive.

Entonces una noche de soledad y desesperación, sacó la llave del cajón y recordó la conversación que había tenido con sus padres a los dieciocho años. Y pensó que debía de haber algún problema con la llave, que tal vez no funcionaba del todo bien. Se preguntó por qué, si aquélla era la llave de la Buena Vida, estaba padeciendo tanto dolor y malvivir.
Decidió volver a casa de sus padres el mismo día que cumplía cuarenta años, como siempre ellos le recibieron afectuosamente. Les explicó la situación que estaba viviendo y lo desgraciado que se sentía, y les dijo:
- He hecho siempre lo que me aconsejasteis: he escogido siempre la puerta de la izquierda. Sin embargo no soy feliz. ¿Acaso no funciona bien la llave? ¿O es que no entendí como utilizarla?
A lo que sus padres respondieron:
- Lo cierto, querido hijo, es que aquel día tenías tanta prisa por salir a la vida y empezar a abrir las puertas que no nos diste la oportunidad de explicarte algo tan importante: por qué la llave tiene tres dientes y qué simboliza cada uno de ellos.

El hijo sacó la llave de un bolsillo y la miró con sorpresa, como si reparara por primera vez en aquel detalle.
- Es cierto, tiene tres dientes. Pero nunca pensé que esto fuera importante. ¿Podéis decirme por qué son tres dientes y no dos ni cuatro?
- Porque tres son los recursos esenciales que necesita reunir cualquier persona para avanzar y tener una Buena Vida. Son los tres invitados que, como asistentes interiores, debe convocar cada vez que atraviese una puerta.
- Vaya, creo que no debí salir corriendo aquel día.
Los padres sonrieron, felices de poder entregar al hijo el resto de su regalo de cumpleaños, aunque fuera con retraso.
- ¿Y cuáles son esos tres invitados?
Siempre y en cada cerca de tu verdad interior y tu experiencia real, sea la que sea, y la respetes. Éste es el recurso de la transparencia, el de estar en la vida siendo quien eres y no otra cosa. Porque, si no permaneces en tu verdad, en tu ser real, caes en la impostura, en la falsedad, en la construcción de un personaje. Y quien vive la vida desde un personaje se aleja de sí mismo y sufre inevitablemente.
- ¿En qué consiste la valentía y la conciencia?
La valentía tiene que ver también con la verdad, pues es el valor de mantenerte en tu propio camino, en tu autenticidad, a pesar de los contratiempos, las presiones sociales o los vaivenes de la vida.
- El tercer recurso -le dijeron- es la conciencia, la atención, el darse cuenta, lo cual significa que tienes que estar siempre despierto y atento a lo que te está pasando, a lo que estás viviendo, a tu propia experiencia, a tu cuerpo, a tu corazón, a tus emociones, a tu alma, a tus deseos, a tus temores, a tus anhelos...
[...]

- El ansia de ganar me ha hecho olvidar lo esencial. Y me he traicionado.
- No es necesario que seas tan duro contigo mismo -replicaron sus padres, levantándose asimismo- Errar y perder forma parte del juego de la vida, aunque conviene no perseverar mucho tiempo en los errores sólo porque se convirtieron en un camino acostumbrado [...]

Pasaron los años y tras reparar el daño que había realizado involuntariamente, por ese manido deseo de ganar y acumular, también recuperó a su familia. La conversación a los cuarenta años con sus padres, el final de la explicación del regalo de la llave de la Buena Vida había sido esclarecedora.

Un día la felicidad del hijo se truncó ante una dolorosa y difícil puerta de la derecha. Recibió una llamada de su madre: su padre acababa de morir.
El hijo regresó a casa de los padres y ayudó a la madre con el funeral y el entierro. Después de que todos se marcharan, se quedó a solas con ella. - siento un dolor enorme por la pérdida - le dijo -. Pero gracias a la llave que me regalasteis, me siento con fuerza para atravesar también esa puerta.
La madre sonrió, pues, a pesar de su profunda tristeza,se sentía orgullosa de su hijo [...]
- Ha llegado el momento en el que recibas el resto de tu cumpleaños- le dijo-. Has de saber que al final de un largo camino ya no encontramos puertas, sino una sola, la última y definitiva. Es la puerta del morir, del  y perder todo,y, al mismo tiempo, del ganar todo. Porque cuando llegamos al final, a la última , y lo perdemos todo, nos hacemos completamente libres [...]
- Viviendo una buena vida, tendrás una buena muerte.

Así, comprendió al fin que las ganancias y las pérdidas no dejan de ser un inevitable juego de la mente y no una estricta realidad del universo. Y llegó a discernir claramente que conviene saber deponer viejas identidades, ropajes que ya nos quedan estrechos, para abrirnos a nuevos futuros que tratan de alcanzarnos y, al fin, a la paradójica plenitud de la nada. De la radiante y dorada.

Este se trata del cuento que da inicio al libro de Joan Garriga; "La llave de la Buena Vida". Un libro que gira desde la metáfora hasta el profundo saber desde lo sencillo. Muy recomendable, para aprender y gozar. Rodrigo Córdoba Sanz.