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Paz y Ciencia

martes, 22 de noviembre de 2016

Amores altamente peligrosos



Nos guste o no, algunas maneras de amar son francamente insoportables y agotadoras, aunque tengamos instinto masoquista y vocación de servicio.
No estoy diciendo que estas personas no sean merecedoras de amar, lo que afirmo es que cualquier vínculo afectivo donde nuestros valores esenciales se vean amenazados está contraindicado para nuestra felicidad, no importa cuánto amor le pongamos al asunto.  Acepto que estar en pareja no es cosa fácil y que todos debemos "sacrificar" algo, en un sentido constructivo, para que la relación prospere, no obstante, los modos de amar altamente peligrosos son especialmente difíciles de abordar y tolerar, incluso para los "enamorados  del amor" que todo lo padecen estoicamente. Estos estilos afectivos disfuncionales desgastan al otro y le quitan su energía vital, le consumen lentamente y le confunden, hasta el punto de sentirse irracionalmente culpables o creer que sufrir por amor es un hecho normal y generalizado (como si amar y ser víctima fuera lo mismo).
Es cierto que todos tenemos "pequeñas locuras" personales y que no existe la perfección.
Se nos ha insinuado que hay que aceptar a la pareja tal como es, y que no es conveniente pedirle cosas que "no le nacen" o que no quiere hacer, es decir, que hay una esencia que debe acatarse por respeto al otro. Hay condiciones aunque esto suene bien. Yo diría: aceptar el modo de ser de la pareja, siempre y cuando no tengamos que inmolarnos psicológicamente en el intento. Te acepto como eres, si eso no implica autodestruirme para hacerte feliz, porque si tu felicidad es inversamente proporcional a la mía, algo está funcionando mal entre nosotros. Frente a una incompatibilidad de raíz, la voluntad y las buenas intenciones no son suficientes para resolver el problema.

¿Cómo lograr una relación siquiera decorosa con quien te considera una persona desechable o con alguien cuyos sentimientos hacia ti oscilan entre el amor y el odio? ¿Cómo sobrevivir a un amor hostigante que no te deja respirar o un amor subversivo y ambivalente que no puede vivir "ni contigo ni sin ti"?
¿Cómo mantener una relación recíproca y cariñosa cuando tu pareja te impide expresar afecto?
¿Cómo vivir el amor en paz con alguien que te controla porque cree que eres un ser inútil e incapaz?
¿Te entregarías en cuerpo y alma a quien te considera un enemigo potencial y se arrepiente de amarte cada día de su vida? ¿Seguirías con una persona infiel que no eres capaz de dejar a su amante?
(...) ¡Hay tantos mártires y son tan venerados por la cultura del amor incondicional!

Hay quien piensan que el amor es incondicional y para toda la vida. Yo estoy convencido que no es necesario morir con las botas puestas y que el amor nada tiene que ver con aguantar la irracionalidad y la patología del otro.

Haré referencia de ocho estilos afectivos hostigantes:

1. Histriónico-Teatral Amor hostigante
2. Paranoide-Vigilante Amor desconfiado
3. Pasivo-Agresivo Amor subversivo
4. Narcisista-Egocéntrico Amor egoísta
5. Obsesivo-Compulsivo Amor perfeccionista
6. Esquizoide-Ermitaño Amor desvinculado o indiferente
7. Antisocial-Pendenciero Amor violento
8. Limítrofe-Inestable Amor caótico.

Cada uno de ellos lleva implícito uno o varios antivalores que se oponen a un amor pleno y saludable.
Quienes poseen estos modos de amar pueden ser muy valorados en otras esferas de la vida pero es en la familia y en la pareja donde producen un inmenso dolor.
Luz de la calle, oscuridad de la casa.
De puertas para adentro, en el mundo privado del amor, las máscaras se caen y la alteración se destapa. 

Por ejemplo, los individuos narcisistas pueden ocupar cargos importantes en empresas o en política por una enorme competitividad y afán de poder, pero lastiman a su pareja por su egoísmo y egocentrismo crónico que los caracteriza.
El obsesivo alcanzará un excelente rendimiento por su perfeccionismo, en el hogar presionarán a sus seres queridos para que se amolden a sus exigencias.
Los histriónicos pueden ser muy hábiles en el mundo del arte del teatro pero reclaman mucha atención en el hogar, constriñiendo.
Los paranoides destacarán en tareas de vigilancia pero desconfiarán de su pareja hasta la celotipia o delirio de celos.
Los trastornos de personalidad están presentes entre un 20% y un 30% de la población. Y si consideramos casos moderados la cifra aumenta.
Muchas víctimas utilizan el "pero". "Es egoísta pero no tanto".
Las personas que intentan romper con este tipo de vínculos no lo hacen de la noche a la mañana, incluso cuando su salud física y psíquica está en peligro. A veces, debemos dejar de oponer resistencia y romper esa relación.
Existe un problema, en ocasiones se hacen muchos intentos, luego, en el mejor de los casos se pide ayuda y ésta plantea un microcosmos que no puede ser tolerada por la víctima.
El autoengaño es producto de un "enamoramiento" que agarra con las fauces del enfermo y lo demás, lo realiza ese amor altamente peligroso y tóxico que obnubila la razón y emborrona las emociones.
Cada estilo afectivo es una manera de procesar la información afectiva: sentirla, evaluarla e incorporarla a la vida de relación. Si el modo de procesar dicha información es distorsionado y está guiado por esquemas negativos respecto a uno mismo, el futuro, el mundo, dicho estilo será dañino para tu salud mental y emocional, de tu pareja.
Este texto va dirigido a cualquier persona que quiera revisar su vida afectiva cuando se encienden o no las luces de alarma. No es un libro optimista ni pesimista, es un libro realista. No encontrarás aquí las mejores reglas para vivir con tal o cual estilo disfuncional y tapar el sol con un dedo, más bien lograrás establecer espacios de reflexión para comprender mejor tu relación de pareja y dilucidar hasta dónde se justifica luchar por ella o no. Incluso podrías descubrir que el problema está en ti y no en la persona que amas.

Las preguntas de este recorrido son simples y a la vez profundas: ¿Cuál es mi manera de amar? ¿Cuál es la manera de amar de mi pareja? ¿Hasta dónde podemos estar juntos sin hacernos daño?
Si vemos las cosas como son, sin sesgos ni esperanzas ingenuas, podremos tomar decisiones correctas a mejorar nuestro estilo de vida, aunque a veces nos duela o incomode el camino a seguir. Parto de la simple premisa, amar no es sufrir, y que tenemos derecho a ser felices. Éste es el bien supremo que nadie podrá quitarnos, así sea en nombre del amor.

Recomendación: 

"Amores Altamente Peligrosos". Walter Riso
Rodrigo Córdoba Sanz. Experto en Trastornos de Personalidad. Experto en Dependencia Emocional.
Nota: Un libro no puede sustituir a una terapia, aunque pueda conducirle a ésta.

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