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Paz y Ciencia

viernes, 9 de diciembre de 2011

El perfeccionismo

Llevado al extremo esta patología, que podíamos asimilarla al espectro obsesivo, conlleva mucho sufrimiento. Imagínense una casa en la que todo tiene que estar limpio a todas horas, perfecto e inmaculado. Que las actividades de ocio se convierten en competiciones, ya sea baile, deporte, cocina, manualidades, escritura, pintura, etc.
La vida se convierte en algo mecánico, sin vida, algo gris, rutinario, sin espontaneidad. Sólo se vive para la compulsión. Esto es algo que requiere en muchos casos tratamiento farmacológico para aliviar la depresión que subyace a estos cuadros que acaban estructurándose con un fondo de melancolía.
Los síntomas son diversos, desde depresión, ansiedad, insomnio, trastornos obsesivo compulsivos hasta otras formas en las que la vida pasa a un segundo plano y el objetivo es el ritual, ya sea cognitivo o conductual.
El trabajo de la psicoterapia es muy interesante, largo pero esperanzador.
La situación se complica cuando la persona tiene también una personalidad anancástica, esto es, obsesiva compulsiva. En ese tipo de situaciones la vida es un marathon donde realizar actividades bien sean de trabajo o de ocio de manera perfecta, ilusión qu enunca se cumple y que lleva a la ansiedad, esto revierte en depresión y así se cierra el bucle. Problemas asociados como decía son los propios de la descompensación del estado de ánimo. La persona medicada con antidepresivos siente que tiene más energía, más fuerza, sin embargo la tristeza y la apatía le sigue molestando. No lleva una vida fértil. Se trata de construir otra manera de vivir dentro de las posibilidades. Para reconstruir los esquemas cognitivos tan férreos que estas personas tienen, que forman parte de una "toma a tierra" para dar sentido al caos interno. No confío demasiado en los tratamientos conductuales pero si en los cognitivos y psicodinámicos. El trabajar con una persona con la vida tan "encasillada" requiere construir una atmósfera de confianza especial, porque su discurso es practicamente irreductible, está fundamentado en razones, argumentos y racionalizaciones de peso. Por tanto el diálogo socrático es una buena herramienta que hay que combinar con la psicoterapia dinámica.
Les voy a bosquejar un caso clínico. Una pareja, que ahora se encuentran deprimidos. Con una vida volcada al trabajo y sin apenas tiempo para salir a cenar o realizar otras actividades. Ella toma antidepresivos con inductor del sueño y eso le ha ayudado las dos primeras semanas ha reengancharse a la actividad profesional, antes quería abandonarlo todo. Él está sosteniendo la situación pero se encuentran agotados y sin fuentes de motivación, con una vida muy rutinaria, estandarizada y casi diría gris.
Este aburrimiento les ha sumido en un hastío vital y han perdido el sentido de la existencia, el propósito de la vida, el ser felices. De forma que su leit motiv es su negocio. Ahora están realizando cambios en el negocio pero la paciente tiene que supervisar todo lo que pasa en el negocio llegando a trabajar muchísimas horas al día y trabajando también muchos fines de semana en un trabajo muy exigente.
La cuestión es mucho más difícil de lo que se puede desprender de estas breves líneas, tendríamos que comprender la biografía de la paciente, que vivió una situación francamente difícil a lo largo de su infancia y adolescencia y la relación que mantienen en la pareja en la que comparten absolutamente todo. Afortunadamente eso es un bastión que les permite mantenerse firmes y retroalimentarse.
La paciente no acude a consulta porque considere que tiene un problema en su forma de ser, algo habitual, sino porque está en crisis, deprimida, ansiosa y harta del trabajo. Tras unos días de descanso regresa al trabajo.
El trabajo es su vida, pero no hay vida más allá del trabajo. La hiperresponsabilidad de esta persona le hace sobrecargarse de trabajo y agotarse, así como cerrar puertas a otras actividades. Debo decir que son dos personas muy colaboradoras y con las que aún queda recorrido por delante.

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