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Paz y Ciencia

jueves, 8 de diciembre de 2011

Algunas "trabas" al tratamiento del TLP

En relación a algún mensaje que me inspira estas líneas. En particular Virginia, he de decir que existen algunos problemas para el tratamiento del TLP que muchos de ellos existen en otros pacientes sin TLP también. Procuraré centrarme en aquello que interfiere en el tratamiento.
La impaciencia en relación a la impulsividad. La ilusión de querer resolver el problema rápido, algo inviable. Existen tratamientos de TLP de Psicoterapia Breve pero eso requiere un mínimo de un año con frecuencia semanal y no es el tratamiento más recomendable. El tratamiento más recomendable es aquel que confluye los elementos cognitivo-conductuales con los psicodinámicos. Este es el tratamiento más eficaz.
Sin embargo para que el trabajo psicoterápico se desarrolle se necesita un mínimo de confianza que luego se va desarrollando progresivamente.
En ocasiones, la persona entra en crisis y abandona el tratamiento. Otras veces, la rebeldía que bien canalizada podría ser sana ataca el tratamiento, al terapeuta y acaba dificultando la relación terapéutica. Esto supone cuestionar y atacar a la persona y al encuadre de la psicoterapia.
Hay que entender que este tratamiento tiene distintas fases que van ganando en crecimiento mental, es un tratamiento de largo recorrido puesto que se trata de "moldear" una forma de ser.
Por otro lado, algunos pacientes tienden a querer medicarse, a mirar los prospectos con esmero y a recurrir al Dr. Google para resolver sus "dudas". Esto, la mayor parte de las veces produce confusión y alimenta ciertas ideas deliroides. En el peor de los casos se abandona la medicación.
Para que el tratamiento sea exitoso la persona requiere medicación (en muchos casos) y tratamiento psicoterápico como trabajo de fondo. Si es un profesional el que lleva el tratamiento psicofarmacológico y otro el que lleva el psicoterápico hablaríamos de "tratamiento escindido", que es lo ideal en estos casos según Gunderson, uno de los mayores expertos internacionales en la materia. Otros, como Rubio Larrosa opina que si no hay convergencia de modelos entre el prescriptor y el psicoterapeuta se puede introducir colisiones en el tratamiento e inducir a confusiones. Estoy de acuerdo con esta última opinión y creo que lo ideal es lo que defiende Gunderson.
Otros problemas son los derivados de cada sujeto singular. Cada persona tiene un TLP distinto. No es un trastorno homogéneo, al contrario, es como un complejo poliedro que va transmutando a medida que evoluciona el tratamiento y se van desarrollando otras patologías. Por ejemplo, una persona puede crecer mentalmente y madurar emocionalmente, ser más apta para el trabajo pero necesitar más medicación para afrontar el estrés. Eso no es un factor para interpretar como una "marcha atrás", hay que valorar las cosas en su contexto. Yo invito a los pacientes a que pregunten todaws sus dudas a la persona indicada. Al médico psiquiatra los aspectos de medicación y al psicólogo aspectos de la psicoterapia. Si es el mismo psiquiatra el que realiza la psicoterapia esto es más fácil.
Seguiremos trabajando al respecto, un saludo a todos aquellos que se comunican conmigo para hacer crecer este espacio. Un abrazo.

1 comentario:

Emilio de Sevilla dijo...

Estimado Rodrigo;

¿Sigue teniendo vigencia empírica la Teoría del apego de Bowlby?

¿Existe alguna correlación entre cuadros ansioso-depresivos y el papel de la figura materna o paterna durante los dos primeros años de vida?

¿Es el locus de control externo utilizado como mantra exculpatorio por personas diagnosticadas como obsesivo-compulsivas?

Un abrazo