En estas fechas las emociones están a flor de piel. Todo se vive con más intensidad. Aquellos afortunados que tienen una situación familiar y personal adecuada pueden disfrutar de estas fechas con encanto. La energía vital, la fuerza de espíritu consigue que muchas personas consigan gozar de la navidad.
Sí que es cierto un cierto caos, inestabilidad y enrarecimiento por la intercalación de días festivos con laborales, las comidas con unos y otros, las cenas. El recuerdo de los perdidos o enfermos, la ilusión que transmiten los niños, la inocencia de estas fechas en los pequeños contagia un entuasiasmo naïf. Pero no hay que olvidarse de aquellos que están más o menos solos. Para ellos un recordatorio importante porque es duro vivir estas fechas en soledad.
También un recuerdo para los que están enfermos o tienen problemas económicos y un deseo de que la situación pueda cambiar. Abrazos. Rodrigo Córdoba Sanz.
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