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Paz y Ciencia

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La construcción de la realidad social

En el presente siglo, el marco laboral -que hasta poco nadie cuestionaba- ha experimentado dos grandes cambios: una mayor disciplina en el ordenamiento de la secuencia que incluye el cronometraje de las tareas que se realizan y una agenda laboral más fragmentada e insensible. En opinión del sociólogo Harold Wilensky:
El cronómetro, las normas de la fábrica, la presencia de los supervisores y otros especialistas en control, la atención centrada en la cantidad y la calidad del producto final, han aumentado las exigencias [...] Y estamos tan acostumbrados a esa disciplina en la oficina, el almacén y la fábrica que casi no nos damos cuenta de ello.
La actitud hacia el marco laboral ya no debe ser impuesta mediante el despido o el castigo. "Sencillamente, dice Zuboff- aprendemos dicha actitud gracias a las fuerzas sutiles que dirigen nuestra atención y dan forma a la experiencia dentro de esa organización. De este modo, si una persona no se adapta, puede irse. Se trata de un tipo de disciplina que no exige derramamiento de sangre; es un proceso civilizado.

Al igual que ocurre en el mundo laboral, los roles sociales constituyen una especie de marco que orienta y enfoca sutilmente nuestra atención, delimitando la forma en que atenderemos a la persona que los desempeña. La unidimensionalidad de los roles no obliga a ignorar las facetas irrelevantes para la tarea en cuestión.
Sartre describió la obligación de los comerciantes de ajustar su conducta y su atención al desempeño de su papel:
Su actitud es completamente ceremonial. El cliente le exige que se comporte como si estuvieran llevando a cabo un rito. Y así nos encontramos con la danza del tendero, del sastre o del subastador, una danza mediante la cual tratan de convencernos de que son lo que representan. Un tendero que nos cuente sus fantasías resulta casi inconcebible porque no se comportará realmente como un tendero. La sociedad le exige que se limite a representar el papel de tendero, del mismo modo que el soldado que permanece firmes se convierte en un soldado objeto y su mirada deja de ver porque es el rol y no su propio interés del momento el que determina el punto en que deben fijar los ojos (la mirada "clavada diez pasos al frente"). Se toman, de hecho, muchas precauciones para aprisionar al ser humano en lo que es, como si constantemente temiéramos que pudiera romper, eludir o escapar súbitamente de su condición.
El mantenimiento de un rol exige la restricción mutua de la atención tanto en quien lo representa como en su audiencia. Al sostener la premisa de que alguien no es más que un camararero, un empleado de gasolinera o un tendero, evitamos que la atención tenga que centrarse en otros aspectos de su persona -qué le habrá ocurrido hoy que parece tan nervioso y malhumorado-. Y al igual que ocurre con el "soldado objeto" del que nos habla Sartre, él también desvía la mirada, metafóricamente hablando, para hacer lo mismo con sus clientes, desatendiendo así las facetas que caen fuera del contexto del rol de éstos. Un intercambio casual de palabras tal vez sea adecuado, pero no debe prolongarse más de la cuenta porque, en caso de trascender los límites impuestos por el rol, sería una incorrección, cuando no una impertinencia.
Esta mirada de Goleman apuntalada por Sartre es obtusa, desde luego que sugiere una aprehensión de los roles sociales profunda, cómo ese rol social forma parte de un patrón interiorizado que se confunde con la esencia de la persona. El "Falso Self" winnicottiano o el "como si" de Helene Deutch son dos ejemplos de esta especie de doble vida. Quiero ilustrarlo como un ejemplo. Existen personas, y esto iría en el hilo argumental de Goleman y Sartre, todo un pesimista, que se "meten tanto en el papel" a veces por imposición externa y por circusntancias laboriosas de tipo social, económica, personal, que no existen límites entre ellos y sus trabajos. Popularmente se suele decir "deformación profesional". Pero el debate más de sí. Aquí les he presentado unos pocos elementos.

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