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Paz y Ciencia

lunes, 12 de diciembre de 2011

Sociedad Capitalista, Humanidad Líquida

Con el título del post quiero reflejar que el consumo se ha hecho cada vez más efusivo, hasta que ha llegado un declive que ha capturado la libertad para desarrollarse del ser humano. Los políticos con palabras necias venden cortinas de humo mientras unos se compran coches de primera gama y otros no tienen para comer. Incluso recuerdo un caso, no poco usual, de un paciente que tenía dos empresas y que como una le empezaba a ir mal no podían pagar al señor que les limpiaba las piscinas. Ante eso renunciaron al tratamiento de alcoholismo, una adicción cara y que destroza familias y desestructura al individuo que ya parte de unas bases poco sólidas ambientales e intrapsíquicas.
También podemos hablar de esa moda de comprar, de los anuncios de televisión navideños como reclamo para los niños y adultos. De que parece que la casa que más viste es la que tiene una televisión más grande. Todo esto es fruto de una pérdida de valores. Estamos en una sociedad narcisista, donde prima la apariencia, lo superficial, la urgencia, el aquí y ahora. La reflexión forma parte de "intelectuales" a los que se les tilda con cierto desdén en ocasiones y los jóvenes recurren al placer inmediato, las drogas. En los hogares no hay contención, todo vale, el otro día me llamaban de Aragón Televisión para hablar del Síndrome del Emperador. Como no me gusta aparecer en televisión sugerí un par de nombres de compañeras que trabajan también con niños y adolescentes.
En la televisión se han puesto de moda, particularmente en la Cuatro la Supernanny y otros programas de niños y jóvenes con rasgos antisociales o maleducados y consentidos que dan problemas. La psicóloga les somete a una reeducación conductual en base a unas cámaras y a la variable de su presencia en el hogar. Inventos televisivos para ganar audiencia, si es cierto que una persona puede avanzar mucho en poco tiempo pero el trabajo de fondo es duro, arduo, fatigoso y muy interesante. Algunas personas, de esta sociedad capitalista y narcisista no están por la labor de pararse a detener qué pueden hacer ellas por sí mismas para hacer de su vida un espacio donde disfrutar y no esperar al escapismo de los puentes.
Rodrigo Córdoba Sanz

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, hace poco que te sigo. Soy hija de psicologa psicoanalista, estoy empezango a engancharme a tus reflexiones y me gustan porque creo que me acercan mas a mi madre. Me ayudan a comprender vuestro mundo. Un saludo, Raquel.

Silvia Parque dijo...

Estoy de acuerdo con casi todo el contenido de la entrada. Estoy en desacuerdo con lo de la pérdida de valores. Entiendo el sentido de la expresión; pero me parece importante resaltar que se pierden unos valores, y se crean otros. Creo que entender los nuevos valores podría ser útil. Creo que los valores que conocíamos las generaciones que no crecimos "sin límites", son precisamente los que nos sujetaban, haciéndonos humanos -tal como conocemos lo que es ser humano-, y que la posibilidad de tener nuevos valores no es solamente el cambio en un aspecto de la cultura, sino que puede llegar a implicar una redefinición de lo humano. Parece exagerado, pero al menos considerar la posibilidad teórica, podría ser útil para la reflexión.

Emilio "Sevilla capital" dijo...

Tras leer este artículo,y sin ánimo de ser agorero, vuelvo a recordar la figura de Pasolini y me pregunto acerca de lo que escribiría este demiurgo redivivo sobre el fenómeno de la globalización y la pérdida de identidad de los pueblos de Oriente y Occidente. Es quizá,como apuntaba Pasolini, el fascismo consumista consentido por la derecha neoliberal y por los degradados herederos de la izquierda ilustrada, la causante de que Occidente haya perdido a Cristo y se desplome privada de sus fundamentos judeocristianos, grecorromanos y humanista-ilustrados. Parece claro pues, que Dostoievski supo afinar en su diagnóstico.

Un abrazo.
Emilio