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Paz y Ciencia

sábado, 10 de diciembre de 2011

El Gesto y la Ironía




La exposición El gesto y la ironía, integrada en su totalidad por obras de la Colección De Pictura, pretende establecer un diálogo comprensible y atractivo entre dos tendencias artísticas que alcanzaron especial desarrollo en nuestro país, como son la abstracción y esa derivación española del pop-art de claro trasfondo crítico que podríamos denominar “crónica de la realidad”. Esas dos tendencias, aparentemente confrontadas pero no tan ajenas como a priori podría parecer, se encuentran magníficamente representadas por una cuidada selección de cincuenta pinturas y esculturas de artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX, ofreciendo una de las múltiples lecturas e interpretaciones que esta magnífica colección permite.

Con motivo de la muestra, el Vicerrectorado de Proyección Cultural y Social ha publicado un catálogo que reproduce la totalidad de las obras expuestas, así como el texto del comisario de la exposición, el catedrático de Historia del Arte D. Valeriano Bozal.




LA MIRADA CRÍTICA DEL POP
EDUARDO ARROYO, EQUIPO CRÓNICA Y EQUIPO REALIDAD

Zaragoza-Paraninfo de la Universidad de Zaragoza
16 de marzo-16 de mayo 2006

El Arte Pop español
Eduardo Arroyo
Equipo Crónica
Equipo Realidad
Comentario de una obra: "Escuela de París"
Propuesta didáctica



EL ARTE POP ESPAÑOL

Entender el arte Pop es entender la época de quienes lo crearon y lo adoptaron, pero también es comprender nuestro propio presente. Hoy lo encontramos en la moda, en el cine, en el interiorismo, en el diseño gráfico y sobre todo en la publicidad, podríamos decir que en cierto modo esta estética se ha revertido, pues paradójicamente nació como una sátira de estos mismos medios de expresión.

Los creadores del Pop, Eduardo Paolozzi y Richard Hamilton en Gran Bretaña, y Lichstentein, Rauschemberg o Warhol desde Norteamérica, concibieron esta expresión artística influenciada por la incipiente cultura de masas, a la que parodiaban utilizando su propio lenguaje: moderno, directo y colorista. Aunque el gran público hayamos heredado lo más superficial de esta tendencia, con la que decoramos nuestros salones y camisetas, en los años sesenta y setenta, artistas como los que muestra esta exposición convirtieron el arte Pop en la crítica política y social más dura y cáustica de la España del tardo-franquismo. Así, a diferencia de la ingenuidad del Pop anglosajón, los jóvenes realistas europeos se valieron de esta estética para desarrollar su discurso ideológico y reinterpretar su propia sociedad. En el caso español, la crítica al franquismo y a la figura del dictador se convirtieron en el “leit motiv” esencial de su obra. Asimismo, se pueden considerar temáticas inherentes al arte Pop español: los desastres de la guerra civil, como preludio de la sociedad que les había tocado vivir, los brazos de actuación del franquismo, la represión, el desarrollismo económico y la nueva sociedad de masas. Aunque no sólo se hicieron eco de la realidad española, también denunciaron el intervencionismo militarista de las potencias económicas del momento.


Por ello, es fundamental para aquellos que no vivimos una época diferente a la democracia y a la actual sociedad de consumo que comprendamos su origen a través del arte, e identifiquemos esta estética mucho más allá de las latas de sopa Campbell o la publicidad del Ketchup Heinz con la que Warhol inspiró la imagen del disco de The Who, The Who Sell Out, icono de la música Pop norteamericana. También es necesario desterrar de la mentalidad colectiva la única imagen que para muchos existe de la estética Pop en España, vinculada con las películas del “destape” y la moda “yé-yé”, pues detrás de los inicios del desarrollismo existía mucho más: la mirada sarcástica de unos artistas comprometidos políticamente.

El arte Pop español es una muestra de un pasado muy cercano, del paso hacia la sociedad de masas que somos hoy y sobre todo una irónica crítica de la oscura España que dejamos atrás, no hace tantos años. Es una expresión artística que preludiaba el fin de una época muchas veces desde el exilio “voluntario”, como fue el caso de Eduardo Arroyo. Así, en las obras, que de forma representativa recoge esta exposición, se advierte la intención metafórica de sus autores que, a través la unión de los distintos reflejos de la sociedad de las últimas décadas del franquismo, conformaron un claro mensaje de denuncia social. Tal y como indicaba el Equipo Realidad: “lo que nos interesa no es la realidad, sino su imagen”, pues como ocurre en la aún vigente cultura de la frivolidad ambos términos no siempre se corresponden.

TRES ESPACIOS, TRES ESTILOS Y UN ESPECTADOR

La exposición ha sido dividido en tres espacios, uno para cada autor, de manera que se pueden apreciar sus diferentes modos de expresión y la temática de la que se sirvieron para realizar sus obras. Si bien, en el centro de la sala destaca la presencia de un asistente muy especial, El Espectador de Espectadores (1972) del Equipo Crónica. Una figura oscura y gris que a los concurrentes nos recuerda la vigilancia a la que se veían sometidos los opositores al Régimen y asimismo nos transporta al sentimiento de los propios autores.



Eduardo Arroyo

Eduardo Arroyo (1937) no sólo destaca por su faceta como pintor que muestra en esta exposición, pues en su polifacética carrera siempre ha utilizado multitud de medios expresivos. Tras finalizar sus estudios periodísticos en Madrid, a fines de los años sesenta viajó a París como única salida para desarrollar su pensamiento. Allí comenzó su idilio con la pintura, entonces muy cercana al expresionismo y que en los años sesenta derivaría hacia la estética Pop. Al margen del estilo que emplease, su obra nunca estuvo exenta de polémica a causa de su crítica mordaz contra el franquismo, tal y como recogen las obras de esta exposición.

En esta muestra se incluyen dos lienzos de su serie Los cuatro dictadores: Hitler, Franco, Mussolini y Salazar (1963) que escandalizó al público de su primera exposición en la III Bienal de París, principalmente porque había sido organizada por una entidad pública. Las representaciones de Franco y Mussolini expresan mediante una metáfora la disección de los pensamientos políticos, los sentimientos y los miedos de ambos dictadores a través de la visión de sus mentes y órganos vitales. En otra de las obras Francisco Franco. Centinela de Occidente (1970), Arroyo ridiculiza la imagen del caudillo, tal y como había hecho en otras ocasiones, presentándolo en un desierto que recuerda a sus campañas africanas. Muestra a Franco solo, simbolizando la anacronía de su dictadura, la última en la reciente Europa de las democracias.

En los otros cuadros recogidos en la exposición se advierte, a diferencia de la crítica más generalista de los otros artistas Pop que participan en esta muestra, que Eduardo Arroyo personaliza el dolor común, el rencor contra el Franquismo, ilustrándolo mediante episodios concretos del Régimen como: Notas sobre Guernica (1964), Muerte del poeta Miguel Hernández (1966), El regreso de Companys a Barcelona (1970) y sobre todo Sama de Langreo (Asturias) septiembre 1963. La mujer del minero Pérez-Martínez, Constantina, alias Tina, rapada por la policía (1963). El relato visual de las obras de Eduardo Arroyo tiene mucho que ver con su formación periodística, y así define el propio autor intenciones de su obra: “el pintor vive dentro de la sociedad, y se encuentra enfrentado a la sociedad (...). El artista se niega a ser un animal que pinta”(1962).


Equipo Crónica

Tras la formación de “Estampa Popular de Valencia” en 1964, Manolo Valdés y Rafael Solbes, junto a Juan Antonio Toledo que se desligaría del grupo posteriormente, firmaron el Manifiesto Programático un año después, en él se expuso la filosofía del “Equipo Crónica”.

La finalidad del Equipo era mostrar “el realismo” a través de imágenes propias del momento que vivían, además no negaban la influencia de los máximos exponentes nacionales e internacionales del arte Pop, haciéndose eco de su estilo en sus obras. En la exposición se recogen ejemplos de cada uno de los periodos artísticos del Equipo Crónica, en los que a pesar de los cambios estilísticos siempre prevaleció la crítica social y el antifranquismo. Así una de sus series más divulgadas es La Recuperación, su primera monografía, realizada entre 1967 y 1970, de la que esta exposición muestra dos de sus obras más emblemáticas: La antesala (1968) y El ejecutivo (1969).




En estas obras, el Equipo Crónica rescata a personajes clásicos del arte del siglo de oro español, descontextualizandolos en decorados propios del desarrollismo de las postrimerías del franquismo,
mostrando que aunque desde el Régimen se impulsaran los avances tecnológicos, su pensamiento no lo hacía en paralelo. La visita (1969) y El intruso (1969) forman parte de la segunda de sus series, Guernica, en ella se rescata el simbolismo del período anterior, y se continua anexionando la alta cultura y la cultura popular a través del lenguaje del comic, así en la última de las obras se introduce uno de los mayores representantes del franquismo de los años cincuenta: el Guerrero del Antifaz. A través de Policía y cultura el Equipo Crónica manifestaba su aversión por el autoritarismo que, mediante las fuerzas de orden público, se imponía no sólo en España, sino en el extranjero, como en los casos de Vietnam o Mayo del 68. Un período que se aprecia claramente en Escuela de París (1971) y Soldados de Bretón (1971).

Mediante Oficio y oficiantes retornan a la reflexión artística de fines de los sesenta, tal y como muestra Ruptura n º 1 (1974) en la que se plantean la necesidad del fin de una época para pasar a la democracia. Esta última temática muy diferente al testimonio documental que supuso la serie Variaciones de un Paredón, en la que se puede insertar Paredón IV (1975). Una fría visión de las últimas sentencias de muerte dictadas poco antes de la muerte de Franco y que supusieron la ejecución de militantes del GRAPO, ETA y del anarquismo. Finalmente, África (1976) forma parte de Variaciones doce trípticos que conforman la vida de Franco, y que combinan varias técnicas artísticas y se dejan influir por el período de las vanguardias, en este caso por Juan Gris.


Equipo Realidad

Equipo Realidad se fundó en 1965 por Jorge Ballester y Juan Cardells, tras su amistad en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia. Al igual que el Equipo Crónica, nació fruto del manifiesto “Crónica de la Realidad” y preconizaban el compromiso político a través del arte Pop. Una significación que quedó plasmada en su primera obra: Entierro del estudiante Orgaz (1965-66) mediante la que unían la realidad de una imagen de la represión estudiantil a la high culture del cuadro del Greco. En la Divina Proporción (1967) y en El títere y/ o los ángeles de la guarda (1967) tornan hacia una crítica más universalista, abandonando la problemática española para centrarse en las diversas caras del imperialismo norteamericano. 86 mises en traje de baño (1968) o en Reina por un día I (1969) representan a parte de la sociedad española, que lejos de implicarse políticamente, disfrutaba de forma conformista de la expansión de los mass-media y del nuevo bienestar social.

Además, a través de ambas obras frivolizan con el nuevo estereotipo que la publicidad había otorgado a la mujer, muy americanizado. De la misma manera, La alfombra mágica es un claro exponente del papel de la rubia mujer californiana como referente las españolas, insertado en una composición daliniana rodeada de símbolos propios de la recién implantada sociedad de consumo. El Equipo Realidad también ironizó acerca del snobismo de la recién nacida hight society, creada a partir del crecimiento económico de los sesenta. Una muestra de ello es El Palco (1968) donde a la pareja le importa más si los demás han apreciado su situación privilegiada en el palco, que la representación, a la que ambos hacen caso omiso.

Durante los años setenta, Equipo Realidad continuó relatando el proceso desarrollista español, en este caso alejándose de la anécdota social y centrándose en aspectos puramente políticos, este es el caso de Richelieu transnacionalizado (1972), que hace simboliza la influencia política de los tecnócratas del OPUS. Por último, Recepción oficial (1976) se trata de un lienzo inacabado a causa de la disolución del grupo que, continuando con la crónica política de su última época, describe la recepción que hizo del rey Juan Carlos al líder de ultraderecha José Girón. Tal vez y aunque no fuera su intención, hace pensar si la parte desdibujada correspondiente al rey se debe al las propias dudas de los españoles sobre el futuro político que iba a plantear el monarca.

COMENTARIO DE UNA OBRA

Escuela de París
Equipo Crónica
1971
Acrílico sobre tela. 200 x 200. Diputación de Valencia


Escuela de París pertenece a la serie Policía y cultura (1971) a través de la que el Equipo Crónica alcanzó su reconocimiento internacional, principalmente gracias a la obra Pin-Pam-Pop (1971) en la que unos soldados ante un fondo inspirado en la obra de Lichstentein destrozan las flores de Warhol. En esta obra confluyen muchos de los aspectos más representativos del arte Pop español y subyace la crítica más pura de esta tendencia y también su estética y sus elementos simbólicos. Se conjugan referencias al presente y elementos propios del arte de fines del siglo XIX y principios

del XX, tal y como había realizado el equipo en series anteriores. Mediante este lienzo de grandes dimensiones se quiere demostrar la repulsa del Equipo Crónica a la dureza de las cargas policiales durante las revueltas estudiantiles de Mayo del 68, y a su vez a la represión de las libertades que durante esos años atenazaron a muchos países.

En la obra los policías franceses, preparados para reprimir a los manifestantes, se representan en blanco y negro, pues tal y como lo haría una fotografía representan la realidad. Mientras, iconos de la cultura francesa y de la imaginería estudiantil observan la presencia policial sin poder remediarla. En la obra se distinguen elementos procedentes de famosos cuadros de las Vanguardias europeas, como los girasoles de Van Gogh o la reinterpretación de su autorretrato con pipa, las bailarinas de Toulouse Lautrec, el Pífano de Manet, los bodegones cubistas de Picasso o de Gris, las arquitecturas o las llaves de la Mona Lisa de Lèger, las naturalezas muertas de Cezanne, los protagonistas de I and the village de Chagall, personajes de la obra de Modigliani, simbología de Magritte, o las nubes y el árbol entresacados de los exóticos paisajes de Gaugin.
http://www.mirada.educa.aragon.es/Exposiciones/Expo_Pop.htm

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