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Paz y Ciencia

lunes, 25 de febrero de 2019

La alienación de la mujer




[...] En los últimos tiempos los pensadores de derechas nos están insistiendo en el hecho de que la alienación es un mito, que es un concepto que una y otra vez se baraja, a sabiendas de su efecto revulsivo, pero a conciencia de ser una construcción especulativa. De hecho, claro está, lo que ellos pretenden con esta serie de afirmaciones es sumirnos en una alienación más profunda, a saber, la que derivaría de hacernos creer que no estamos alienados ni nuestras propias estructuras sociales deparan alguna suerte de enajenación.

Y a veces lo consiguen. Esto se ve bien claro precisamente al tratar de la alienación de la mujer. Hay, en efecto, muchas mujeres para las cuales decirles que están alienadas, que su condición de mujer implica por sí misma una tal alienación, les depara una sorpresa. Podemos decir ahora, como principio, lo siguiente: la forma más profunda de alienación es aquella que se acompaña de la pérdida de la conciencia de la propia alienación. De todos aquellos que no tengan conciencia de la alienación en que están, bien porque se encuentren entre el llamado Lumpenproletariat, es decir, en el extremo de la miserabilización, bien porque su propio vivir cómodo les lleve a la consideración de que esa su comodidad es de todos y que, por tanto, "las cosas marchan bien", no se puede esperar nada. La primera condición para conquistar la libertad, que les suprima la alienación en que se encuentran, es "despertar"; esto es, adquirir conciencia de la alienación en que estamos, de la condición alienada de nuestro vivir.

Carlos Castilla del Pino. Cuatro Ensayos sobre la Mujer. Alianza Editorial. Primera Edición 1971.

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