martes, 26 de febrero de 2019
Relaciones de Pareja en el TLP
El bebé no piensa separado de su madre, es algo que tiene que aprender; pues en un principio se siente un todo con ella. Cuando comienza a reconocer la diferencia, percibe también su dependencia y esto le hace sentirse inseguro. Cuando advierte que la madre tiene otros intereses, siente rabia hacia ella. Esta hostilidad, absolutamente necesaria para convertirse en un ser autónomo, queda enterrada por el cariño que le profesa. El amor adulto se caracteriza por querer al otro como es, pero cuando aparece la fragilidad también puede resucitar la rabia contra ese otro y depositar en él aquello que no nos atrevemos a asumir.
El descubrimiento de que el otro es diferente resulta conflictivo porque nos limita. Pero la salud mental y la posibilidad de amar dependen de aceptar cierto grado de frustración. La adquisición de la identidad sexual se hace a base de renuncias, sin las cuales no se puede disfrutar del amor. Ni el otro nos puede colmar ni nosotros a él.
Si le pedimos a la pareja más de lo que puede dar, para reparar carencias antiguas, surgirá la rabia. Entonces pueden aparecer ideas como que ya no es el de antes. Cuando surge la decepción, hay que empezar a pensar hasta qué punto habíamos idealizado al otro y hasta dónde resistimos que no se adapte a nuestras expectativas.
Cuando el enamoramiento ha sido intenso, la ruptura puede resultar muy tormentosa. Algunas personas, antes de romper, se buscan otro amor para no sentir nunca lo que representa perder a la pareja. Elaborar el duelo de una separación ayudará a que no se repita lo mismo con la siguiente.
No está de más ser más independientes, poner los límites claros y comunicarnos de una forma sana y positiva con la pareja, entendiendo que el motivo de su existencia, en suma ha de ser positivo, nunca negativo.
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