1. No retires al niño de todo aquello que le pueda frustrar. Hay que brindarles la oportunidad de aprender a controlar su manera de reaccionar a la frustración.
2. Trabaja con el niño sobre todo lo que concierne a sus emociones. Pregúntale cómo se siente, verás que poco a poco aprende a poner nombre con un poco de ayuda. Puede decir por ejemplo: "un poco enfadada y triste pero contenta". No te asustes, sus emociones tienden a ser inestables.
3. Distinguir entre deseos y necesidades. Lo que espero de una situación y lo que necesito.
4. Tener claro que tiene que desarrollar la capacidad de controlar sus impulsos con retroalimentación personal. Que el niño aprenda a ser consciente de sus emociones, que se analice y se observe, que busque posibles causas de su comportamiento, y que explore los resultados obtenidos con él. Tienen alto grado de lógica, por tanto, todo lo que sea razonar con ellos es positivo. Es importante que aprenda a reflexionar antes de actuar.
5. El niño que se comporta mal no es malo, decir eso es proporcionar una excusa para perpetuar una conducta y ponerlo triste.
6. Vivimos en una sociedad donde impera la inmediatez, sin pausas ni paciencia. Ej.: Si estás haciendo algo y te pide la merienda no corras a hacerla, dile que espere unos minutos.
7. La frustración es algo con lo que hay que aprender a vivir. Hay que conseguir darle la vuelta y sacarle la parte positiva.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza.
Teléfono: 653 379 269
E-mail: rcordobasanz@gmail.com
Web: www.rcordobasanz.es
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