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Paz y Ciencia

miércoles, 16 de marzo de 2011

Pensamientos sobre psicología positiva

De un tiempo a esta parte, tras lo expuesto en el post de abajo sobre psicología positiva, es más frecuente, desde distintos modelos del psicoanálisis y la psicología gestalt, así como terapias humanistas, el crear un dispositivo de trabajo que sea el continente donde trabajar las virtudes y potenciales de salud del consultante.
Sin embargo todavía es una fuerza que está empezando, poco estudiada, estructurada y que recuerda a las hermosas palabras de Carl Rogers o Abraham Maslow de los años sesenta. Recuerdo haber citado a un paciente la definición de experiencia cumbre a un paciente que había vivido una experiencia trascendente y reveladora, que le otorgó una gran cantidad de felicidad y éxtasis. Él me había mandado una carta con su experiencia vívida y rica, cuando nos encontramos y le leí el fragmento de Maslow dijo: "Caray, me quedé corto". En salud "psi" tal vez no sabemos paladear las vertientes de salud, los recursos personales, y creo que es más importante el ayudar a un paciente a que saque jugo y sustancia de lo que puede y sabe hacer, de sus actitudes, habilidades, conocimientos, "apetitos", antes que centrar el objeto del análisis en lo psicopatológico. Es un cambio en la técnica.
Es cierto que la psicopatología casi siempre ha guiado la técnica terapéutica y que los síntomas y síndromes eran lo que determinaba la intervención. Los consultantes que no conocen al entrevistador requieren de un dique de contención y de unas amarras donde poder sujetarse, qué vamos a hacer en qué va a consistir. A veces llaman pidiendo un tratamiento determinado, por ejemplo, hipnosis.
Lo importante como se destila del post anterior sobre psicología positiva es sacar a la luz el conocimiento de uno mismo, atreverse a mirar dentro de sí mismo, del ser o lo que más adelante se llamaría el self que sería algo así como la representación interna del ser. Lo vital es que haya un vínculo terapéutico ágil, vivo, dinámico, fuerte, que en cada encuentro la persona pueda sacar algo de provecho, la psicología positiva choca con esa forma de psicoanálisis ortodoxo donde la persona se encuentra con su sombra y se asusta de sí misma. Una paciente, no hace mucho me pedía algo así como un tratamiento pero no demasiado profundo, quería aprender a vivir con su diagnóstico. Esto francamente suena "racional" pero también es una verbalización depresiva que deja atrás todo el potencial y recursos personales, quizá no explorados, asimilados o reconocidos. Por lo tanto el trabajo del psicoterapeuta es en muchos frentes, desde muchas posiciones, consensuando objetivos alcanzables poco a poco y transmitiendo siempre esperanza, a pesar de lo que haya podido oir o leer el consultante. Esto hace el trabajo más interesante, más vivo, más rico y más eficaz.

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