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Paz y Ciencia

sábado, 19 de febrero de 2011

Psicoterapias (la nueva escuela y la vieja escuela)




Pónganse cómodos.
La literatura y la praxis médica y psicológica en el ámbito de la salud mental ha ido configurándose de tal modo que se ha acabado centrando en la psicopatología. Las teorías de los clásicos, brillantes intelecciones con conceptos verdaderamente apasionantes han sido lo que ha troquelado las ciencias "psi". Interesantes cuestiones acerca de personas enfermas que tenían unas patologías bien distintas a las actuales. Ahora con el auge de los psicofármacos, desde la clorpromazina, por dar un poco de información de este fármaco: La clorpromazina es un medicamento neuroléptico, inventado por el Doctor Henri Laborit, cirujano y escritor; filósofo y sabio, además de pintor, poeta, etc. Está categorizado dentro de los antipsicóticos clásicos o típicos, y su descubrimiento para posterior uso en la Psiquiatría se denomina la "Cuarta revolución en Psiquiatría".
Este compuesto sorprendió al ver que actuaba como tranquilizante sin sedar, es decir, manteniendo la conciencia, lo que sugirió la idea de utilizarla con pacientes psiquiátricos. Lo más curioso es que fue creada como antihistamínico; al ver un cirujano francés que administrada antes de una operación (con el fin de disminuir una hinchazón), tenía efecto calmante, se pensó en su uso con pacientes psicóticos. Y fue un éxito, calmaba a los esquizofrénicos agitados y activaba a los embotados.
Al parecer, al igual que otros muchos neurolépticos, actúa sobre el circuito de la dopamina, como predice la teoría dopaminérgica de la esquizofrenia.
La clorpromazina permitió que muchos esquizofrénicos abandonasen los manicomios e hiciesen una vida relativamente "normal".
La situación actual es que los psiquiatras, sean de la escuela que sean, psicoanalistas, gestálticos, biologicistas, etc, tienden a mirar la persona en función de sus síntomas, obviando el principio de su existencia, sin tener en cuenta el potencial de salud de estas personas y la gran capacidad de "autocurarse" y "volverse expertos en sí mismos" que tiene el ser humano. La psicoterapia ha sido considerada un trabajo necesario pero está todavía en España bajo la atenta mirada sospechosa de la psiquiatría, que ve a Freud como un disidente que se apartó del camino del biologismo.
La psicoterapia no es Freud, aunque él nos enseñara principios técnicos fundamentales para establecer un marco de trabajo reparador. Leyendo a teóricos y clínicos de la psicoterapia podemos encontrar convergencias, por ejemplo entre Winnicott, Margaret Mahler y Bowlby. Entre Melanie Klein y Hanna Segal. Podemos hallar paralelismos entre la psicoterapia breve estratégica, la terapia sistémica y el psicoanálisis vincular.
Algunos pacientes se aburren de anámnesis, evaluaciones clínicas y pruebas psicológicas, otras lo ven un testimonio de la ciencia en el arte de la psicoterapia.
Sin embargo la persona abarca mucho más de lo que la mirada del médico ha atendido en todo este recorrido. La psicoterapia, afortunadamente, como disciplina que no tiene que rendir cuentas a la medicina orgánica en sus técnicas y me refiero a protocolos y otras técnicas tipo autorregistro que basan el método hipotético-deductivo, ha podido investigar por otros lugares basándose ya no sólo en los hallazgos de la medicina sino también y sobre todo en la descripción vívida de los pacientes, en sus sentimientos y sus pensamientos. Esto está dando lugar a fecundos intentos de atender y ver a la persona de un modo distinto, de una manera más amplia, tratando los síntomas pero no sólo eso. El ambiente, la biografía, los vínculos, el trabajo, la esperanza, el proyecto de vida, el propósito de la existencia, las creencias fundamentales acerca del self y del hombre constituyen modos de construir la realidad.
Uno de los hallazgos de Freud fue el describir el Mundo Interno y el Mundo Externo, algo que Melanie Klein alimentó con precisión y brillantez.
Carl Gustav Jung ya se "descentró" de lo estrictamente psicopatológico recorriendo el camino de lo anímico, del inconsciente colectivo, la cultura oriental y lo que ahora en las librerías se llama "místico", nociones procedentes de la antropología, la alquimia, los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.
No todo consultante tiene un interés en estos territorios, sin embargo creo que hay que dar un espacio y un tiempo a toda la constelación de intereses y pensamientos del consultante. Victor Frankl hablaba de neurosis noógenas, refiriéndose a esas neurosis por falta de sentido en la vida, en la existencia, muy resumidamente. Él estaba muy afectado y condicionado por su paso por tres campos de concentración  y como Boris Cyrulnik su experiencia traumática levantó un furor basado en ayudar al otro en base a sus experiencias. Como ellos, la persona con un problema, cuando sufre tiene también detrás una experiencia vital que ayuda a entender su presente.
Hace poco una brillante mujer joven, estudiante de doctorado y de Bellas Artes me pedía que "le ayudara a vivir con esto", ella tiene un trastorno que ha sido designado como "crónico", cruel etiqueta que hay que desmontar ya que su vida puede resultar satisfactoria y puede encontrar el bienestar. Desconfíen del criterio de cronicidad, ni siquiera los brotes psicóticos dan lugar a cuadros crónicos siempre.
Finalmente, me gustaría invitar a ser más generosos con otras ciencias, con la literatura y sobre todo con el deseo y necesidad del consultante para generar una atmósfera donde se pueda cubrir (si no todo), una parte importante de su ser. Algunos psicólogos pueden llamarme idealista, pero les prometo que con esfuerzo por ambas partes el potencial de una psicoterapia puede ayudar a crear grandes objetos, internos y externos, personalmente tengo en la estantería de en frente un trabajo en plastilina titulado "Autorretrato" que refleja el mundo interno y externo de un paciente, unas lianas y un muro derruído unen los dos mundos donde se plasman las facetas de su personalidad.
Un saludo. Rodrigo Córdoba Sanz, 19.2.2011

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