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Paz y Ciencia

miércoles, 24 de diciembre de 2008

El Placer de leer a Lacan


No me puedo resistir antes de acudir a la cena revisada de este año, se trata de un extracto de Juan David Nasio, lacaniano de pro, que también tuvo el gusto de formarse en la "Casa Verde" con F. Doltó, mientras ésta trabajaba la imagen inconsciente del cuerpo de aquellas personitas que acudían con la puericultora. En esas reuniones varios practicantes se situaban en forma de U delante del muchacho, detras de Doltó, las locuciones del niño podían ir dirigidos a ellos o a la maestra, la propia psicoanalista pedía ayuda a sus compañeros. El acto del análisis es lo que hace un psicoanalista, opinaba esta señora. La idea me resulta exquisita, revolucionaria esta mujer, que fue miembro de la IPA y después por desavenencias con la "cópula" directiva se adhiere a la Escuela Francesa de Psicoanálisis.

Lo dicho:

EL FANTASMA ESTÁ EN EL ROSTRO
El analista se convierte en el análisis en el objeto a.

AL observar atentamente la fisonomía de tal o cual paciente sentado ante mí, siempre tuve la impresión de que las líneas de su cara se elevaban hacia un centro virtual situado en su inconsciente donde él descucriría, de pronto, reunido en una escena fantaseada, el secreto de su ser; un secreto que nunca hubiésemos descubierto simplemente oyéndole hablar. Un psicoanalista también debe saber mirar y no sólo escuchar. Pues es allí, en ese centro, en esa escena íntima, donde él mismo se debe incluir. En efecto, desarrollando una visión mental concentrada en ese punto, el practicante tiene la oportunidad de llegar a entender una de las causas profundas del sufrimiento de la persona que le consulta. Así, podemos decir que el analista forja en su espíritu en fantasma de su paciente. Se identifica, por tanto, con uno de los personajes de la escena hasta sentir que siente. Identificado con su criatura fantasmática, el analista llega a conocer lo que su paciente siente inconscientemente o, con mayor exactitud, lo que su paciente siente en su fantasma inconsciente.

Sigmund Freud:
"El yo se comporta como el analista en una cura analítica, encomendándose al ello como objeto de líbido y tratando de derivar sobre sí su líbido. Él [ el yo o el analista] no sólo es el asistente del ello, tambiñen es su sirviente obsequioso, que bendiga el amor de su amo; [...] con excesiva frecuencia cae en la tentación de hacerse complaciente, oportunista y mentiroso, un poco como el estadista cuyos objetivos son justos pero que quiere ganarse los favores de la opinión pública" (Le moi et le Ça [El yo y el ello], pág. 272).

Juan David Nasio->El placer de leer a Lacan. 1. El fantasma. Gedisa. Barcelona, 2007.

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