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Paz y Ciencia

lunes, 16 de septiembre de 2013

Autoestima e Identidad. Narcisismo y valores sociales

Autoestima e Identidad.
Narcisismo y valores sociales       
                          
De Luis Hornstein
Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2011, 224 págs.

 

Autoestima e Identidad.
Narcisismo y valores sociales
                                      
 
Luis Hornstein retoma desarrollos expresados en sus libros sobre el narcisismo, las depresiones, la sublimación, la intersubjetividad, la historia y la teoría de las ideologías. Y lo hace dirigiéndose a un público amplio, yendo más allá de las fronteras del específicamente psicoanalítico. Pero es también para psicoanalistas. Verdadera rara avis. Esto plantea problemáticas de estilo y de rigurosidad, teniendo en consideración la profundidad y complejidad que el autor busca en su indagación. Estas problemáticas son saldadas sobradamente, como el lector podrá comprobarlo. El propio autor reconoce el reto que fue la escritura de este texto. “Me resultó difícil escribir este libro. Ello se debió a que no supe con certeza cuál sería la terminología adecuada. "Conviértase en su mejor amigo, gane su propia estima, piense en positivo"... Para publicar un libro muchas veces se nos fuerza a ser chispeantes, divertidos, ligeros. No sólo la felicidad constituye, junto con el mercado de la espiritualidad, una de las mayores industrias de la época, sino que es también el nuevo orden moral.” (pág. 28)
Frente a este nuevo orden moral de felicidad (resuelto por Aldous Huxley en Un mundo feliz mediante la ingesta de Soma), Hornstein escribe con una agudeza que atraviesa todo el texto, que además implica (re) introducir de modo lúcido y polémico el concepto de autoestima en psicoanálisis, tarea iniciada en su libro sobre el narcisismo. Podríamos decir, luego de recorrer la páginas del texto, que la autoestima es lo suficientemente importante para el psicoanálisis como para dejarla en manos de los psicofármacos o los gurúes del mundo psi.
Freud en su momento produjo una gran cantidad de textos dirigidos para el público amplio. Entre ellos La ilustración sexual del niño, Algunas lecciones elementales de psicoanálisis, Sobre la psicología del colegial, y textos como la carta dirigida a Einstein, o El malestar en la cultura. Pero, además, se caracterizó por un estilo respetuoso del lector, impactando en su sentido común, desalojando certezas de modo permanente, para lo que utilizó un estilo amigable, y de excelente factura literaria. Y esta modalidad es retomada – con un lenguaje perteneciente a este siglo – en este libro.
Decíamos que Luis Hornstein reclama para el campo psicoanalítico el ocuparse de la autoestima. Nos recuerda que “Freud utilizaba la palabra alemana Selbstgefühl, puntualizando que tiene dos significados: conciencia de una persona respecto de sí misma (sentimiento de sí) y vivencia del propio valor respecto de un sistema de ideales (sentimiento de estima de sí)”. Este último es la autoestima. Y esta – nos recuerda Hornstein – está hecha para Freud (según sostiene en Introducción del Narcisismo) “de muchos "materiales": "Una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil; otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia (el cumplimiento del ideal del yo), y una tercera de la satisfacción de la libido de objeto (...) Todo lo que una persona posee o ha alcanzado, cada resto del primitivo sentimiento de omnipotencia corroborado por la experiencia, contribuye a incrementar el sentimiento de sí".
El autor propone considerar  a la autoestima como una necesidad básica, lo que implica “reconocer que actúa como el sistema inmunológico del psiquismo, proporcionándonos resistencia, fortaleza y capacidad de recuperación (pág. 16). Ni más ni menos.
También que “No existe una buena autoestima sin los otros, pero tampoco contra los otros o a costa de los otros” (pág. 77). No hay autoestima pensable por fuera de la intersubjetividad.
Otra puntualización fundamental en el libro es la que tiene que ver con la autoestima en su relación con el deseo y la felicidad: dirá el autor al respecto que “reducir el deseo a la carencia, como lo hace Platón, impediría relacionarlo con la felicidad” (pág. 42). Digamos que la concepción sobre el deseo que ha estado más presente en el psicoanálisis es justamente aquella que lo liga a la carencia.   Pero el desarrollo del texto comprende además la articulación de la autoestima con la identidad, el narcisismo y los valores sociales. El otro y la sociedad cumplen así una función fundamental para la producción y estabilidad de la autoestima. Lo cual implica además una indagación del modo de ser de la sociedad, en lo que respecta a sus valores. Al respecto el autor señala que en la actualidad “No hay tanto una crisis de valores como una crisis del sentido mismo de los valores y de la aptitud para guiarnos” (pág. 108).
Luis Hornstein se explayará además – entre otros temas - sobre las cuatro modalidades de la autoestima; también sobre la vergüenza, la autoestima y el cognitivismo, el trayecto que va de la alteración de la autoestima a la depresión, la depresión y el suicidio, las depresiones enmascaradas y sus efectos somáticos, la ética y la moral, la identidad y la mirada de los otros y los ideales sociales actuales, el adiós a las píldoras de la felicidad encarnadas en los antidepresivos.
Si Freud es el compañero de ruta de Luis Hornstein a lo largo del libro, en diversos recodos del mismo podemos encontrar referencias a Aulagnier, Bleichmar, Deleuze, Atlan, Castoriadis, Bataille, Bauman, Bourdieu, Focucault, Honnet, Kristeva, Lacan, Lyotard, Marina, Nietzsche, Bleichmar, Sibilia, Steiner, Winnicott, Morin, entre otros. Con su propio pensamiento y con las reverberancias de los pensamientos de ellos, Luis Hornstein reivindica “un "utopismo crítico" que elabora proyectos y (que) se oponga a cierto fatalismo impregnado por consignas como "el fin de la historia", "la muerte del sujeto" o la "derrota del pensamiento", en un arrorró mortuorio” (pág. 206).  Lejos, muy lejos, de toda posición cínica, tan a la moda en estas épocas.

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