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Paz y Ciencia

domingo, 22 de septiembre de 2013

Apuntes sobre Winnicott


winnicott
 
Para elaborar su teoría, Winnicott se basa en escritos de Freud y de Melanie Klein, pero además en su propia observación del vínculo del niño con la madre.
 
Él dice que el bebé no existe solo, que requiere de alguien, más precisamente del vínculo con su madre. Lo que Winnicott sostiene es que el niño trae consigo de forma hereditaria un potencial que se podrá desarrollar si el ambiente se lo facilita. Y para que se desarrolle dicho potencial deberán cumplirse tres etapas:

1) Etapa de dependencia absoluta: Esta etapa va desde el nacimiento hasta los seis meses. Es una etapa que coincide –tomando conceptos de Freud– con la identificación primaria y con la actividad autoerótica. Esta etapa es el primer momento de vinculación con la madre, cuando el bebé depende absolutamente de ella. Podríamos decir que el bebé depende absolutamente del medio, pero sin tener la posibilidad de percibir que depende del otro (la madre) y sin reconocer esa situación. Es un período de fusión con la madre y de indiferenciación.
Recordando que Winnicott habla de tres tipos de objetos (subjetivo, transicional y objetivo), diremos que en este primer período esta en juego un objeto subjetivo. Es decir que el objeto en juego no se direferencia del cuerpo del bebé. Y cuando ese objeto se presenta, la vivencia es tal que él bebé cree que fue él quien lo creó.

2) Etapa de dependencia relativa: Esta etapa va desde los 6 meses hasta los dos años aproximadamente. Esta etapa coincide con el período de identificación narcisista, con el período de la constitución del yo. Aquí la madre va creando las condiciones para el pasaje a la 3º etapa. El bebé sigue dependiendo de la madre pero empieza a haber reconocimiento de que depende de ella. Y empieza a saber que sus movimientos producen una reacción en el medio. Sabe que si grita o llora, entonces la mamá acude.
El objeto que se va constituyendo en esta etapa es el transicional. Y recibe este nombre porque justamente es un objeto de transición entre el objeto subjetivo y el objetivo. Este objeto transicional es el que hace posible estar sin la madre. Es el objeto que simboliza al cuidado materno. Y es importante que esos objetos transicionales sean respetados pro la madre. El objeto transicional (una manta, un muñeco de peluche, etc.) lo elige el niño como símbolo de esos cuidados efectuados por la madre. Es un objeto que representa el amparo materno. Se va constituyendo en tanto es posible la separación de esta madre. Este objeto surge a partir de la existencia de una madre “suficientemente buena”, madre que lo ilusiona pero que también lo frustra. Es la madre que resguarda al niño de las experiencias traumáticas.

3) Etapa hacia la independencia: Esta etapa va desde los 2 años en adelante. En esta etapa, el objeto que se constituye es el objeto objetivo. Se trata de los objetos de la realidad que ya pueden conocerse como tales. La independencia nunca es absoluta. El niño ya desarrolló aquí los recursos para desempeñarse sin los cuidados afectivos efectivos. Esto se debe a que el niño ya introyectó el cuidado materno. Por eso puede encontrarse solo. Ya se acumuló recuerdos que expresan ese cuidado materno. Este estado de dependencia relativa es más factible cuando la madre no se angustia ante esa separación.
Cuando lo intrusivo produce una interrupción de la continuidad de la existencia del niño, surgen angustias llamadas agonías primitivas (que podemos homologar a la angustia traumática de Freud). Y la vivencia es allí de derrumbe psíquico.
El trauma es considerado para Winnicott como una intrusión del medio. Por ejemplo, cuando al niño se lo traslada de un lugar a otro en un viaje, puede que esto opere como intrusivo. Pero la madre suficientemente buena puede resguardarlo. Esta es una madre que tiene empatía con el niño, que puede ponerse en el lugar de este niño y pensar qué es lo que él puede estar necesitando.
La madre debe poder dar asistencia corporal (handing) y asistencia emocional (holding). El trauma se da cuando el medio ambiente intrusiona sin que la madre lo resguarde al niño de esas intrusiones. Y lo que se da es una interrupción de la continuidad de su existencia. Esto es lo que pasa en las patologías graves (patologías de falso self, los antisociales, patologías esquizoides). Recordemos que dentro de las patologías esquizoides podríamos ubicar la esquizofrenia. El fallo ambiental en las patologías esquizoides se da en la etapa primera. Para Winnicott, vemos que en las patologías graves nos encontraremos en la primera etapa con la presencia de una madre impredecible e imprevisible.

Variedades clínicas de la transferencia

Para Winnicott, no hay una modalidad sola de transferencia. Winnicott dirá que la clase de transferencia que se establezca va a depender de cómo haya sido la modalidad subjetiva de relacionarse con los objetos. Es decir de cómo haya sido el modo de vincularse en aquella primera etapa que él describe (Etapa de dependencia absoluta), donde el tipo de objeto en juego era subjetivo.
Winnicott definirá entonces a la transferencia como “la manera en que se repite en el análisis el modo subjetivo de relación con los objetos”.
Recordemos que esa 1º etapa de dependencia absoluta de Winnicott va a coincidir con los momentos freudianos en que se da la identificación primaria y el autoerotismo. Y Winnicott dice que, al perder de vista los analistas a estos procesos primarios, no se contaba con las herramientas para trabajar con los pacientes graves (pacientes que ponen en juego justamente esos procesos primarios).
Para continuar con la concepción winnicottiana de la transferencia, primero es importante reparar en dos conceptos fundamentales de este autor: “Self” y “Falso self normal”.
  • El Self: No es homologable al yo freudiano. El Self es el “sí mismo”. Es el reconocimiento del “Yo soy” como algo particular y diferente a otros. Sólo podría ser homologado al yo freudiano si ese yo estuviera en equilibrio con el Ello y el Superyo. Podríamos decir que el Self es el reconocimiento de que yo soy y que soy diferente a otros.
  • Falso self normal: Es un self que está en resguardo del self verdadero. El falso self es una compensación por las carencias tempranas. Tiene que ver con cumplir las reglas de cortesía, con la presentación hacia los otros para resguardar la intimidad del self.
Cuando se han producido fallos ambientales, el falso self que se instaura es un acorazado armado que defiende al self verdadero de los embates del mundo externo e interno, sin dejar emerger al self verdadero. El falso self resguarda al self de la desintegración.
El falso self vendría a ser como una función de cuidado excesivo que no deja ser pero que resguarda y permite que el sujeto se desempeñe en el ambiente.
Cuando hablamos de patologías de falso self, nos referimos a patologías límites.
Hay dos tipos de transferencia:La transferencia puede ser neurótica o psicótica. Y puede haber pasaje de una a otra. Un neurótico, por ejemplo, puede transitar por épocas de transferencia psicótica. La transferencia psicótica puede aparecer en los términos finales de un análisis neurótico. Para terminar hay que avanzar hacia ese tiempo regresivo. Freud decía que “ningún análisis puede considerarse como terminado si no se ha abordado o accedido al primer vínculo del niño con la madre”.
La transferencia neurótica: es la reedición de situaciones de confianza básica y de provisión ambiental ya instauradas. Aquí predomina la ambivalencia hacia el objeto (amor – odio). El analista no es la madre sino que sólo la simboliza.
La transferencia psicótica: Cuando hablamos de patologías graves, el falso self impide que emerja el verdadero self. En esos casos, entonces, para que emerja el verdadero self es necesario que se derrumbe el falso self que lo resguarda. Y cuando eso pasa, se entra en un estado de dependencia absoluta con el analista. Winnicott llama a esto “transferencia psicótica”. La transferencia psicótica es más primitiva. Este tipo de transferencia es una transferencia masiva fusionante. Hay predominio de los mecanismos de: proyección, introyección, escisión, persecución, y desintegración.
El analista debe evaluar la transferencia para saber qué tipo de transferencia se está usando. Cuando hay transferencia psicótica es inevitable que surja contratransferencialmente el odio. Estos pacientes implican una pesada carga emocional para el analista. La actitud profesional es la estabilidad y la confianza que debe proveerle el analista al paciente sin reaccionar a la transferencia del paciente, para lo cual el analista debe de haber transitado él mismo por un profundo trabajo analítico.
El espacio analítico lo considera Winnicott como un espacio transicional, dado que dicho espacio simboliza ese tiempo de separación con la madre.

En “Variedades clínicas de la transferencia”, Winnicott dice que cuando se intenta salir de la identificación primaria (aquí estamos en esa 1º etapa de dependencia absoluta), hay dos posibles resultados:
1) La adaptación ambiental a la necesidad es suficiente, de manera que empieza a existir un yo que, con el tiempo, podrá experimentar impulsos del ello.
2) La adaptación ambiental no es suficiente, por lo que no hay una verdadera instauración del yo, y en su lugar se desarrolla un seudo self.

Winnicott trabajó generalmente con paciente psicóticos, que son pacientes que tienen un falso self acorazado. Este falso self acorazado oficia como protector del verdadero self. El problema es que, al protegerlo tanto, no lo deja ser ni enriquecerse en la experiencia. Este falso self es defensivo, y no tiene plasticidad, se comporta de manera fija. Este falso self se constituyó así debido a las intrusiones del ambiente en las dos primeras etapas que describe Winnicott.
Winnicott dice que, del mismo modo que en la neurosis, en la psicosis el analista tampoco tiene que salirse de su papel y debe continuar siempre la pista del inconsciente del paciente. Pero aclara Winnicott que hay diferencias en ambos casos:
En la neurosis el analista da por descontado que el paciente recibió los cuidados precoces adecuados cuando era niño. En esos casos (neurosis), el marco del tratamiento no tiene la misma importancia que con los psicóticos, dado que los psicóticos llevan a cabo una regresión a la primera etapa (la de dependencia absoluta).
Con los psicóticos el marco, el encuadre, es esencial debido a que dicho marco o encuadre es la legalidad que rige esos encuentros (legalidad que le faltó a ese paciente en el tiempo de la provisión ambiental). El marco hace de sostén. Y con esos pacientes es más importante el encuadre que la interpretación.
Lo que precisa encontrar el enfermo psicótico es en que el analista y el espacio analítico sean previsibles y confiables (así como debía haberlo sido el ambiente en las etapas de dependencia).

Si en el análisis se da ese clima de confianza y contención, es posible que vaya apareciendo el verdadero self. Este periodo del tratamiento es un periodo de gran dependencia y es un tiempo doloroso para el paciente (porque es cuando empieza la regresión as ese tiempo precoz). Y dicha regresión es penosa porque el paciente es consciente de dicha regresión. Para el analista hay un trabajo de máxima exigencia. Aquí hace una diferencia en cuanto a lo que ocurre con la represión. Aquí es como si el paciente volviera a ser un bebe. No son fragmentos del pasado que se actualizan sino que el paciente pasa a desenvolverse como cuando era bebe. Y lo que es conveniente que se dé, es que el marco analítico produzca la adecuación suficiente. La provisión allí la dará el analista.
Dice Winnicott que si se puede llevar a cabo este proceso, puede iniciarse un trabajo al estilo de la neurosis. Y será posible que el paciente empiece a recordar escenas que correspondan a fracasos originarios. (Esto que puede recordar fue lo vivido en la tercera etapa). Todos esos fracasos originarios se hallaban registrados pero imposibilitados de advenir como recuerdos.
Winnicott dirá que es inevitable que el analista se empieza a equivocar aquí en las respuestas que da, ya que no hay ninguna provisión ambiental que sea perfecta. Y para que el analista pueda reconocer los fracasos, debe poder renunciar al narcisismo. Es importante la flexibilidad del analista. Si el analista no reconoce el error, el paciente se perderá la oportunidad de mostrarse airado frente a un fracaso propio pasado. En la medida que el analista pueda ir reconociendo sus fracasos, le da al paciente la posibilidad de que salga de la dependencia absoluta. Al ver que el analista también se equivoca, el paciente comprende que entonces también él (el paciente) se puede equivocar.

La contratransferencia:
Dice Winnicott que lo fundamental es lo que pasa con la actitud profesional. Se refiere a la actitud que debe tener el analista para sostener las transferencias masivas.
Y llama así a cuando el analista puede brindarle al paciente el clima de confianza, de provisión y de estabilidad que necesita, pero para esto no debe el analista tener trastornos ni de la personalidad ni del carácter. El analista no debe instrumentar un parapeto de defensas obsesivas o fóbicas, por lo tanto no debe ser rígido ni estructurado sino que debe ser flexible. Es espontaneidad y flexibilidad del analista siempre están regidos por el principio de neutralidad y de abstinencia. Si el analista instrumenta defensas fóbicas u obsesivas, no da lugar a que el paciente pueda conectarse emocionalmente y que se puedan producir movimientos inéditos en el paciente.
Con estos pacientes de falso self, los antisociales y los esquizofrénicos es muy difícil sostener una actitud profesional. El desafío con estos pacientes es el de aceptar incursionar en la locura del paciente a través de su identificación con él. El analista debe permanecer anclado a la realidad y preservar su propia subjetividad.

Winnicott aquí habla de tres fenómenos dentro de la contratransferencia:(Tambien pueden verse como tres tipos de contratransferencia).
1) Anormalidad en los sentidos contratransferenciales del analista opera como un obstáculo para el tratamiento. Y dicha anormalidad esta producida por identificaciones fijas en el analista y por conflictos del analista no analizados.
2) Identificaciones del analista que corresponden a experiencias positivas y el desarrollo personal del analista (fruto del trabajo analítico propio), aportan un marco positivo para la labor analítica.
3) Es la verdaderamente objetiva. Y es un resultado de la anterior. Y es la posibilidad del analista de reconocer los sentimientos de amor y odio que despierta el paciente en él. Se trata de que el analista se permita sentir amor y odio contratransferencial cuando la situación así lo instituye. Tanto el amor como el odio a estos paciente debe ser elaborado. El amor y el odio enraíza en el inconsciente.
El analista debe mantener la objetividad. Muchas veces los pacientes requieren encontrarse con el odio contratransferencial del analista para así, a modo de comparación, poder creer también que otras veces no es odio sino amor de parte del analista. Cuando se trata de acciones objetivas que atacan al analista, éste debe mostrar el odio dosificadamente.
Winnicott dice que, a los pacientes psicóticos, lo bueno es poder mostrarles lo molestos que eran en determinados momentos pasados para que así puedan hacerse cargo y reconozcan cómo estaban antes y cómo están ahora. De este modo se puede ubicar el paciente en un lugar más de adulto.
La angustia que despierta trabajar con estos pacientes es una angustia psicótica.

Recordamos que hay dos tipos de angustia:- La angustia neurótica: Que es aquella angustia ante la posibilidad de perder algo.
- La angustia psicótica: que es aquella frente a la posibilidad de perderse entero, de perderse en su ser.
El analista, con estos pacientes psicóticos, es solamente en tanto hace lo que el paciente necesita. Hay ,por ende, en ese analista una vivencia de des subjetivización, y por eso en respuesta surge en el un odio al paciente.
Winnicott dice que la posición del analista frente a estos pacientes es como la de la madre frente a los bebes. Y dice que la madre odia al bebe antes de que él la odie a ella. Luego enumera Winnicott una serie de circunstancias debido a las cuales es normal el odio de la madre hacia el bebe (Ejemplo: lloran, gritan, la lastiman al amamantar, son un riesgo para la vida de la madre durante el embarazo y el parto, etc). Y el analista debe sobrevivir a esta transferencia psicótica sin morirse y sin vengarse.

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