Una monstruosa marejada cubría todas las tierrad bajas septentrionales, entre el Mar del Norte y los Alpes. Al llegar a Suizá advertí que las montañas crecían de tamaño para proteger a nuestra patria. Me di cuenta de que se avecinaba una terrible catástrofe. Vi las poderosas olas amarillas y en ellas flotando los escombros de la civilización y los cuerpos ahogados de incontables seres humanos; luego, ese mar íntegro se convertía en sangre.
Carl Gustav Jung
No hay comentarios:
Publicar un comentario