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Paz y Ciencia

sábado, 12 de junio de 2010

Sobre el libro Estilos Neuróticos de David Shapiro

Los rasgos neuróticos no son únicamente el resultado de un interjuego entre impulsos y defensas, sino también de ciertas capacidades que resultan de la actualización de potencialidades de un equipo psicológico innato. Según David Shapiro, del interjuego entre lo innato, los impulsos y los factores ambientales irán configurándose determinados estilos neuróticos, identificables a partir de formas específicas de percibir, pensar, sentir y actuar. En esta nota, un resumen del texto de dicho autor.
Por estilo se entiende un modo de funcionamiento de un individuo, identificable a partir de ciertos actos específicos. Los estilos neuróticos, más concretamente, son modos de funcionamiento que parecen característicos de los diversos estados neuróticos.
Para identificar cada estilo se considerarán principalmente las clases de pensamiento y percepción, los modos de experimentar las emociones, las formas de la experiencia subjetiva en general y los tipos de actividad que van asociados a las diferentes patologías.
Hay cuatro estilos neuróticos principales: obsesivo-compulsivo, paranoide, histérico e impulsivo.
El estilo obsesivo-compulsivo presenta tres caracteres: rigidez de pensamiento, modo peculiar de actividad con distorsión de la experiencia de autonomía, y pérdida de la realidad.
El estilo paranoide es el más grave, y en casos extremos conduce a una pérdida psicótica de la realidad. Dentro del estilo paranoide encontramos dos modalidades: a) la persona furtiva, restringida, aprehensivamente suspicaz, y b) la persona arrogante, agresivamente desconfiada y megalómana. Shapiro describirá aquí los caracteres paranoides, o sea que corresponden a sujetos no psicóticos pero que tienen rasgos de ese tipo.
En el estilo histérico es donde más claramente se ve actuar a la represión como defensa, pero esta sola circunstancia no alcanza a explicar todas las actitudes y capacidades adaptativas asociadas con los síntomas histéricos defensivos. El mundo del histérico no es objetivo y fáctico, sino romántico y sentimental, aunque pobre. Vive nostálgico del pasado y todo depende de un príncipe que vendrá y a partir del cual todo andará bien. A pesar de su sensación de insustancialidad e indefinición tanto de su experiencia del mundo exterior como del interior, el histérico tiene emociones vívidas e intensas.
Los estilos impulsivos tienen, como los histéricos, contenidos mentales rápidos, impresionistas y poco organizados, pero carecen de la emocionalidad del histérico, y en su lugar existe un predominio de la acción impulsiva. Se trata de un grupo que no coincide con ningún diagnóstico psiquiátrico: se ve en muchos psicópatas, en algunos neuróticos, y en algunos perversos y drogadependientes. A pesar de su diversidad, todos ellos tienen impulsos irresistibles, y una cierta experiencia de estos.
Finalmente, Shapiro examina tres cuestiones: a) cómo empieza y se desarrolla un estilo y cómo influyen en este desarrollo las tendencias instintivas; b) qué importancia tiene el estilo para el control y la regulación de la tensión de las tendencias; y c) qué relación tiene el estilo con la defensa.

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