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Paz y Ciencia

viernes, 11 de junio de 2010

Me interesan los pacientes más allá de la enfermedad


El entender a una persona, conectar con ella y sentirse cómodo en sesión viene cuando la relación es de confianza, más allá de la enfermedad o problema del paciente. La relación terapéutica trasciende la enfermedad y va por derroteros muy singulares que son propios de cada momento vivido en sesión. La psicoterapia es una experiencia transformadora muy especial, que bien acogida y bien dirigida puede resultar muy reparadora y grata. A veces hay momentos difíciles, otros son de mayor bálsamo, hay que evaluar en su justa medida para situar las intervenciones, que al decir de Winnicott son (hablando de interpretaciones) para que el paciente sepa el alcance de la ignorancia del terapeuta. No somos magos ni ilusionistas, somos personas con un conocimiento de la enfermedad del paciente pero que debemos descubrir a la persona que hay detrás de esos síntomas para que pueda recobrar la salud.
Winnicott hablaba de la salud y la enfermedad, con el famoso aforismo: "En verdad que pobres somos si solo estamos cuerdos". Él consideraba que puede ser compatible la salud con cierto grado de enfermedad, que la enfermedad puede ser vivida de una manera en la que la vida no se vea empobrecida. Entendía que había que rescatar la parte sana de la persona y conocerla para desarrollar todo su potencial, en ese grado de alianza la psicoterapia se hace eficaz y grata.
Por tanto cuando hablo con un paciente intento que salga a la luz su potencial, la fuerza de su ego, lejos está aquello que decían los clásicos como Groddeck, "estamos sometidos a fuerzas instintivas incontrolables" (sic), él, autor de "El libro del Ello" que ayudó a Freud a terminar de edificar su topografía psíquica.
En una psicoterapia lo hermoso y beneficioso es hacer salir de la caverna a la persona que está repitiendo una conducta y actitudes patológicas. El camino es arduo pero bonito si se establece una conexión empática dirigida por el afán y esfuerzo del paciente así como los conocimientos y el genuino interés del terapeuta por esa persona.

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