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Paz y Ciencia

miércoles, 25 de abril de 2018

Paciente TLP y Terapeuta




:: El aprecio a un terapeuta normalmente es consecuencia de la empatía y validación del terapeuta. Estas actitudes convierten al terapeuta en "objeto bueno". Por el contrario, el aprecio por una terapia se deriva de las experiencias de aprendizaje. Las interpretaciones o confrontaciones que llaman la atención del paciente sobre sus propios problemas exponen al terapeuta a convertirse en un "objeto malo". Sin embargo, a los 3 o 6 meses, el valor de las tareas terapéuticas se pondrá de manifiesto cuando los pacientes se den cuenta que han aprendido cosas nuevas sobre sí mismos.

:: En realidad, me gusta recalcar el objetivo de la terapia (es decir, que se entiendan a sí mismos) desde la primera sesión, haciendo observaciones sobre el paciente y preguntando si ha aprendido algo nuevo.

:: El aspecto básico para el desarrollo de la introspección consiste en ayudar a los pacientes límite a entender que su intensa necesidad de atenciones suscita exigencias interpersonales y provoca el rechazo o la ira que ellos tanto temen. En ningún otro lugar esta cuestión es más importante que con el terapeuta (es decir, ayudar a que los pacientes acepten que su necesidad de cuidados y atenciones es comprensible y aceptable, y que el hecho de que esa necesidad se vea frustrada provoca muchos de sus problemas de comportamiento).

:: La creencia de muchos pacientes límite de que la "psicoterapia pueda ser útil" se ve potenciada después de 6 meses por los progresos realizados en la alianza relacional y por los aprendizajes que han tenido lugar (Gunderson). Aunque lo primero es esencial, nunca deberá considerarse suficiente.

:: La implicación y el compromiso continuos del terapeuta -como ponen de manifiesto la fiabilidad, el interés y el buen juicio- hace abrigar esperanzas en la relación que, en la primera fase de tratamiento, se suele experimentar como una peligrosa vulnerabilidad (p. ej.: "saldré perjudicado", "me rechazará"). Además, muchos pacientes límite albergan la idea en algún momento, por no decir en casi todo momento, de que "el terapeuta cuida de ellos".

:: Al finalizar el año, el paciente debería estar comprometido en la terapia y vinculado al terapeuta. Este es otro signo de que el paciente va consiguiendo evolucionar en las fases del tratamiento.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
Zaragoza (Zona Centro)
Teléfono: 653 379 269
email: rcordobasanz@gmail.com

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