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Paz y Ciencia

viernes, 31 de octubre de 2014

Trastorno Bipolar: unas notas



La psicosis maníaco-depresiva o trastorno bipolar se caracteriza por cambios drásticos en el estado de ánimo que pueden ir de una alegría exagerada hasta un estado de tristeza profundo.
Son varias las formas en que se manifiesta esta alteración, aunque la más frecuente es la denominada tipo I, que es "su forma clásica", determinada por fases de manías y depresión intensa que generalmente requieren hospitalizar al paciente.
Se considera que la genética desempeña un papel fundamental en la génesis de este padecimiento y wue los factores ambientales pueden actuar como precipitantes de las crisis. Existe una predisposición hereditaria. Afecta por igual al sexo masculino y al femenino y se presenta generalmente en las edades comprendidas entre los 15 y 25 años. Su prevalencia es del 1%.
Los principales síntomas en la etapa maníaca son la euforia, el aumento de la sociabilidad, la marcada actividad, disminución de la necesidad de dormir, irritabilidad al contradecirlos, locuacidad, ideas de grandeza, gastos excesivos e inapropiados, aumento exagerado de los deseos sexuales y proyecto de planes irrealizables, mientras que la sensación de tristeza, baja autoestima, falta de ilusión y de concentración, enlentecimiento del pensamiento y de las acciones, deseos de morir, despertar en la madrugada, somnolencia, cambios en el apetito, ideas suicidas, de culpa o de ruinas, nos revelan una depresión.
Con relativa frecuencia se asocia al consumo de alcohol u otras drogas, lo que empeora los síntomas. En la fase depresiva existe un alto riesgo de suicidio.
El diagnóstico debe ser realizado por un especialista y se fundamenta en el criterio clínico. No existen aún pruebas específicas para esta enfermedad.
La enfermedad suele evolucionar por episodios. Los estabilizadores del ánimo son el tratamiento de elección. Pueden emplearse otros fármacos siempre bajo la estricta observación del psiquiatra. La terapia con eutimizantes es efectiva en la depresión que no mejora con psicofármacos. Existen fármacos que tienen ese síntoma como diana de su actuación. 
Es esencial la Psicoeducación, no sólo del afectado sino también de los familiares con los que vive el afectado.


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