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Paz y Ciencia

martes, 7 de octubre de 2014

Sartre y su particular existencialismo



Jean Paul Sartre (Paris, 21 junio 1925 – 15 Abril 1980), el llamado “padre del existencialismo”, tomó como punto de partida de su doctrina filosófica la subjetividad del individuo. Defendió su postulado de que la existencia precede a la esencia, es decir, de que el hombre empieza por existir y después se define. Adujo que el hombre no es otra cosa que lo que él se hace, y que nada existe previamente a este Ser considerado como un proyecto que se vive subjetivamente.
Señala que el hombre al crearse se crea lógicamente, pero que al mismo tiempo crea una imagen de sí mismo tal como considera que debe ser y sin perder el sentido de su compromiso con los demás hombres. Cuando realiza una elección, se proyecta hacia ella con la idea de que si ésta es  buena para él necesariamente debe serlo también para los demás. Y este compromiso social y humano le hace sentir angustia, desamparo y desesperación. No puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad frente a sus semejantes.
El hombre se inventa a sí mismo, y tiene libertad para elegir, actuar y además para suponer que si Dios no existe, todo está permitido ya que no hay valores u órdenes que legitimen la conducta humana. El hombre existencialista es responsable de sus actos, de sus pasiones, y piensa que está condenado a ser libre y que no hay ninguna naturaleza humana en que pueda él fundarse, es decir que no puede contar con hombres que no conoce fundándose sólo en la bondad o el interés del hombre por el bien de la sociedad.
Sarte afirma además que el existencialismo es una doctrina optimista, que se opone al quietismo al declarar que sólo hay realidad en la acción. Redunda en la consideración de que el destino del hombre está en él mismo. Parte de la verdad absoluta del cogito cartesiano: “pienso, luego existo”, y que fuera del ámbito de la conciencia captándose a sí mismo todos los objetos son solamente un conjunto de probabilidades que se hunden en la nada.
El existencialista no cree que haya una humanidad a la que se deba rendir culto; no tomará jamás al hombre como fin porque éste siempre está por realizarse; difiere de la idea de Auguste Comte y piensa convencidamente de que no hay otro universo humano que el de la subjetividad del hombre cuya trascendencia está presente siempre en ese universo humano de magnitud más amplia que se llama humanidad; de aquí nace el humanismo existencialista.
Sastre considera que es menester que el hombre se busque y encuentre a sí mismo y que se convenza de que no existe más que en la medida en que se realiza. Debe saber que nada puede salvarlo de sí mismo, y antes de extenuarse en demostrar que Dios no existe, debe esforzarse por sacar todas las consecuencias de su posición en la naturaleza, debe constituir el género humano como un conjunto de valores distintos del reino material, debe construir a partir de su universo subjetivo la universalidad total del hombre.

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