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Paz y Ciencia

lunes, 27 de abril de 2009

Una cara del poliedro depresivo


La caída de la ilusión y la idealización lleva a perder parte de esa inversión libidinal en el objeto y una pérdida en lo económico y en lo simbólico. Idealizar supone un ejercicio "divertido" que suele ser confrontado con el principio de realidad llevando a potentes golpes. Cuando se pierde ese objeto parte del yo también se pierde en ese trámite. "La sombra del objeto cae sobre el ego". El negativo de ese objeto externo en el mundo interno también se pierde con la sensación de falta, de vacío.
Un depósito de afecto en un objeto del mundo externo supone una gran inversión libidinal.
Idealizar tiene que ver con la ilusión y con la imaginación.
Hablando en términos más prácticos el ejercicio del analista es desilusionar al analizando de forma que tome contacto con el principio de realidad y pueda acceder al conflicto profundo. Esto puede generar tensión, genera ansiedad, de hecho es saludable que un cierto grado de ansiedad se movilice para realizar nuevas catexias.
La caída de los mitemas trae consigo la tristeza, la desarticulación de la estructura defensiva y con ello la expresión en su pura esencia del conflicto inconsciente, es decir el tapón es liberado y brota la angustia latente de forma que puede modularse o expresarse en síntoma, la psicoterapia tiende a utilizar como arcilla la angustia para reestructurar el psiquismo y dar acceso a lo latente.
Existen tiempos y formas distintas de psicoterapia, especializadas para el tiempo y el curso de la patología.
No obstante quiero hacer constar que desilusionar deja sin defensas y clínicamente se puede dar paso a síntomas depresivos, no obstante desde el lado psicoanalítico sería un logro ayudar a transitar desde la posición esquizo-paranoide a la posición depresiva. De la defensa maníaca al duelo y la reparación, esto último es el instrumento de la creatividad.

Melanie Klein:
En este estadio, el deseo de reparar al objeto dañado entra en juego de lleno. Según hemos visto anteriormente, esta tendencia se halla inextrincablemente ligada a sentimientos de culpa. Al sentir el bebé que sus pulsiones y fantasías de destrucción están dirigidos contra la persona total de su objeto amado, surge la culpa en toda su fuerza y, junto con ella, la necesidad dominante de reparar, preservar o revivir el objeto amado dañado. En mi opinión, estas emociones conducen a estados de duelo; y las defensas movilizadas, a tentativas por parte del yo a superar el duelo.Puesto que la tendencia a reparar deriva en última instancia del instinto de vida, origina fantasías y deseos libidinales. Esta tendencia forma parte de todas las sublimaciones y constituirá, a partir de este estadio en adelante, el medio más poderoso por el cual se mantiene a raya y se disminuye la depresión.

Las fluctuaciones entre la posición depresiva y la maníaca son parte esencial del desarrollo normal. El yo está conducido por ansiedades depresivas(ansiedad por miedo a que tanto él como los objetos amados sean destruidos)a construir fantasías omnipotentes y violentas, en parte con el propósito de controlar y dominar los objetos "malos", peligrosos, y en parte para salvar y restaurar los objetos amados. Desde el comienzo mismo ,estas fantasías omnipotentes , tanto las destructivas como las de restauración, estimulan todas las actividades, intereses y sublimaciones del niño y entran en ellas.(...) Sin una negación parcial y temporaria de la realidad psíquica, el yo no podría soportar el desastre por el que él mismo se siente amenazado cuando la posición depresiva llega a su cúspide.



Un enlace interesante: http://www.psicomundo.org/klein/obra/p2.htm

Encontramos en la posición esquizo-paranoide los puntos de fijación de la esquizofrenia y la paranoia; en los inicios de la posición depresiva los puntos de fijación de la manía y la melancolía. Como es evidente, el concepto de posición reformula el de regresión , el cual es en la teoría kleiniana un movimiento relativamente fluido entre las distintas ansiedades y defensas.
Nos hemos referido a los efectos de los procesos de síntesis sobre la ansiedad; desde el punto de vista de las pulsiones, la integración del objeto y del yo fortalece las pulsiones genitales, las que a su vez son otra fuente de intensificación de las identificaciones con el objeto.

3 comentarios:

Jorge Gonzalez Casanovas dijo...

No entiendo mucho de psicoanálisis, pero intuyo desde una perspectiva biológica (véase Eric Kandel: "en busca de la memoria"). La depresión pre y post psicótica se puede deber a una cierta fragilidad de la membrana que separa el ELLO del YO. El sistema de represión, freudiano, permite distinguir entre depresión neurótica por exhacerbación del sistema de represión (se bloquean las pulsiones del cerebro profundo "reptiliano") y la depresión psicótica que es una cierta labilidad de este mecanismo de represión. Afloran retazos del ELLO, y esto sume en una cierta melancolía "ecotónica" entre consciente e inconsciente.

Psicoletra dijo...

muy interesante tu aporte, echa un vistazo al enlace de psicomundo, es muy claro. un saludo Jorge.
PD: qué es eso de "ecotónica"??

Jorge Gonzalez Casanovas dijo...

Entre dos sistemas, en ecología, se da una franja de transición llamada ecotono. Es una zona limítrofe entre ambas comunidades en la que hay una "tensión", aparecen especies propias de cada sistema (sumación) y se excluyen otras, pero hay ciertas especies púramente ecotónicas (emergencia). El subconsciente sería un sistema de ideas profundas reprimidas (especies del subconsciente) y eso genera una tensión con la consciencia propiamente dicha. Cuando ambos sistemas entran en preconsciencia y quieren "aflorar" en un sentido psicológico, podría darse una cierta melancolía. Sólo es una hipótesis, pero sería una melancolía ecotónica. Toda esa tensión entre estados de consciencia es algo muy dinámico y por tanto "transicional".