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Paz y Ciencia

martes, 27 de enero de 2009

Un Anónimo vierte su opinión

Vivir es lo más raro de este mundo, pues la mayor parte de los hombres no hacemos otra cosa que existir. Oscar Wilde.


Copio un artículo antiguo y un reciente comentario de un Anónimo, después añado:
Psiquiatría-Psicología Clínica y Realidad
Utilizo una partícula copulativa a sabiendas que es la escisión lo que predomina en la formación académica. La manera de enseñar en las ciencias "psi" es la heredada del sistema educativo tradicional, fundamentalmente el modelo médico. Dicho formato defiende a ultranza un sistema nosológico (de categorías diagnósticas) para clasificar, en la práctica para definir, diagnosticar, hacer un pronóstico y tratamiento. Modelo apuntalado por la industria farmacéutica. En realidad, y gracias a Dios, la diversidad de las personas no se ajusta a los criterios diagnósticos propuestos por la American Psychiatric Association. Eso es lógico desde un punto de vista de las humanidades. No podemos decir que todos los vascos son abertzales, que los catalanes son tacaños o que los aragoneses son rudos. Este sistema de estereotipos sirve como heurísticos que consiguen unir criterios de profesionales también muy diversos en su estructura caracterial y modelo teórico-técnico de intervención.
Por tanto, el DSM, Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders y su compañera la CIE-10, Clasificación Internacional de las Enfermedades en su décima edición, han hecho un esfuerzo de "cientificidad" diseñando un modelo multiaxial, de distintos planos concéntricos con eje en la persona, para diagnosticar los problemas psicológicos o, como dicen, los trastornos mentales. Generalmente las categorías no dicen mucho del sujeto afectado, sin embargo es útil para conducir la cura. Fundamental es saber lo que le sucede al consultante y transmitírselo en términos pragmáticos, para que se le ofrezca la posibilidad de cambiar sin ajustarse ni creerse lo que por convenio se ha diseñado para el beneficio de la ciencia, no del consultante. Nunca llueve a gusto de todos.
Hace poco leía el texto: Océano Borderline, de Luigi Cancrini, ed. Paidós. Allí, en el prólogo hay un diálogo imaginado de un estudiante de psiquiatría con el mismísimo Freud. Imagínense la admiración y el sentimiento de importancia del afortunado médico. El psiquiatra le comenta a Freud que debe estudiar unos compartimentos estancos a modo de trastornos, sin embargo eso no concuerda con la praxis, ni con el acuerdo unánime de los miembros de la comunidad científica. El estudiante, con relación al Trastorno Límite del DSM (Organización Borderline según Kernberg e Inestabilidad Emocional según la CIE) dice lo siguiente:
- Estoy totalmente de acuerdo. Lo que más me inquieta es que en lo referente a este punto es imposible tomarse en serio los libros con los que tengo que preparar mis exámenes de psiquiatría.
Luigi Cancrini es psiquiatra y psicoterapeuta, autor de varios libros, fundador y director de Centros de entrenamiento y formación psicoterápica. Ha recibido premios como psicoterapeuta por su labor como investigador y su ejercicio profesional.
El estudiante continúa:
- Porque todos se basan en la identificación de los síntomas y porque el punto de vista estructural anula casi totalmente la posibilidad de hacer diagnósticos desde ese punto de partida. Por otra parte, quienes afirman que debe utilizarse el punto de vista estructural tampoco emplean una terminología unívoca ni ofrecen suficientes herramientas de orientación. A veces me siento (suspira) como un explorador que desea adentrarse en un continente desconocido. No existen guías que me ayuden realmente a explorarlo, sencillamente porque todos sus visitantes regresaron con descripciones parciales y emotivas.
El prólogo termina así: El examen fue bien. Aunque el estudiante no tuvo la necesidad de recordar a Freud para responder a las preguntas de un profesor mucho más interesado en los efectos del Prozac sobre la "felicidad" que en la estructura de la personalidad de sus pacientes.
Seguiremos traduciendo la confusión de esta Torre de Babel. Un abrazo.
Publicado por Rodrigo Córdoba Sanz en 13:29
1 comentarios:
Anónimo dijo...
Lamentablemente
Ud escribe muy bien, pero este mismo argumento, se repite de muchas formas. Es aburrido, el lugar de la critica a sistemas taxonómicos, pero Ud intenta hacer una suerte de literatura con ello. Y si hay que tratar de hacerlo interesante, de alguna manera, mas de 100 años del mismo Dogma de San Freud. Los contenidos de su redacción, me hacen recordar a la de un fanático catequista o tal vez a la de alguno otro tipo de fanático que disfraza en versos sus intenciones de demoler torres


Llamarme fanático me parece algo visceral, voy a recordar que significa:
1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s.

2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. Fanático por la música.

En el artículo expongo una opinión y lamento que el radio de mi alcance no sea demasiado extenso, no obstante agradezco la parte de reconocimiento del sr. Anónimo.
En el artículo advierto una carencia que es conocida por cualquier profesional psi y acaso el paciente que acude o acudió a consultas. Me refiero y me quería referir a la utilidad limitada del DSM-IV para catalogar personas. Hablaba de un libro cuyo autor no es psicoanalista sino psicoterapeuta familiar y psiquiatra. No obstante conoce la obra psicoanalítica.
En realidad no sé hasta que punto estoy preocupado por esta situación, en realidad es algo que me importa pero que me consta que yo no puedo hacer nada. También sé que hay muchas otras personas que comparten conmigo esa opinión de no constreñir al sujeto en una taxonomía. A saber, una persona estaba preocupada por lo que yo pudiera pensar de ella en términos diagnóstico, aspecto corriente, ella no gana nada con saber el concepto basta con aceptar que está enfermo/a, al menos en primer tiempo. En otros artículos he hablado de los "Beneficios de la medicación" y de la psiquiatría, a mí me apasiona la psiquiatría, no obstante aproximarse al sujeto como un corolario de síntomas y signos me parece francamente pobre. Si esto tiene que ver con el fanatismo tendré que hacérmelo mirar porque generalmente esta tendencia suele ir ligada a rasgos paranoides. Habremos de discernir el señor Anónimo y yo qué queremos decir, si nos hemos entendido, si conocemos de que habla el otro y si queremos entendernos. En caso contrario entramos en un problema de comunicación y desinformación, que es antesala de un serio malentendido.
Le invito al señor Anónimo a que siga leyendo otros textos porque no soy una persona rígida en sus preceptos, ni sigo dictámenes de la "Iglesia" que sea. Creo que desde el mundo más académico hay quien se puede molestar, por ejemplo algún profesor o algún "fanático" pero mi intención no es hacer escuela ni crear dogma, como mucho es estimular y destruir para crear otros. Si esto molesta tendré que aguantar los envites, a estas alturas uno ya está acostumbrado. Un saludo al señor Anónimo y mis diculpas si este post puede haber resultado más engorroso que de costumbre. Gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo si le veo entusiasmado. Le veo entusiasmado por su profesión, entusiasmado por abrir caminos, entusiasmado por ayudar a los que acudimos a su consulta.
A mí me ha contagiado el entusiasmo por avanzar y estoy entusiasmada con lo, por ahora, logrado.

Anónimo dijo...

Ni fanático, ni engreído, ni perfecto, ni con el DON de la verdad. Cada uno enfoca la psicología a su manera. A mi personalmente la clasificación no me gusta de ninguna manera, pero seguramente habra mucha gente que siga esa norma. Rodrigo ¿que más da? Tu a lo tuyo.
Azu.