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Paz y Ciencia

domingo, 25 de enero de 2009

La Niña de los Sueños XLXII


El muchacho estaba en la planta de abajo, la Princesa se veía en lo alto, empezando a bajar las larguísimas escaleras. Allí esperaban los hombres, incluido el muchacho. Su padre con una copa de licor en la mano en una copa muy ancha.
Las señoras y señores del "piso de abajo" llevaban alimentos a la gran mesa desplegada, la misma donde habían cenado. Había dulces, tes, cafe, pan y muchas otras cosas que el muchacho no pudo reconocer. A su lado la Princesa, cogiéndole la mano en señal de confianza, los hermanos parecían acostumbrarse a la estampa, no obstante había un aire ciertamente forzado, donde antes las gentes del pueblo habían sido criticadas y tildadas de incultas y desgraciadas ahora una persona en dificultades acudía a la casa de la mano de la Princesa. Junto a la mesa el muchacho reparó en un cuadro de una mujer joven y atractiva, con un collar y un vestido rojo, era un cuadro de cuerpo entero, él parecía más centrada y ahora escrutaba el entorno.
Preguntó a la Princesa quién era esa señora, los demás parecieron oirle y se quedaron callados, la Princesa cambio el dibujo de su comisura de los labios dibujando una U invertida y parecieron brotarle unas lágrimas, con voz suave y cariñosa le dijo que ella era su madre. El padre explicó que había fallecido de una extraña enfermedad y que la hija lo pasó muy mal por aquella pérdida. Pronto comenzaron a comer pero aquella pregunta había levantado un telón que escondía el background de una familia donde las lágrimas se habían vertido más de lo que es propio pensar en una casa de tan elevada alcurnia.

2 comentarios:

soyborderline dijo...

Visto.

Un saludo.

simalme dijo...

Los ricos también lloran...