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Paz y Ciencia

jueves, 29 de enero de 2009

Ideas informes

Sobre Trastornos de Personalidad (un sistema “Comprehensivo” con ángulo psicoanalítico)

El objeto de este trabajo es triple; primero, organizar la experiencia teórica y práctica; segundo, exponer el “gap” psicoanalítico en relación a este tema, acaso contrarrestado por autores de la talla de Kernberg, Gunderson, Kohut o Bleichmar; por último, como costumbre, rescatar el trabajo del espacio de trabajo, diagnóstico y terapéutico en un enfoque que a mi me hizo empezar a tomar interés por el psicoanálisis, tirando de la cuerda.

Los trastornos de personalidad pertenecen ahora al eje II, junto con los distintos retrasos mentales, son problemas estructurales, de déficit, de trauma(s) acumulativos, de carencias, de desposesión y otras teorizaciones posible. Para entender la estructura es saludable contextualizar los primeros años de vida, no sin riesgo de caer en la cuenta de que el psicoanálisis es, a veces, un hermoso cuento de hadas.

Pautas diagnósticas:

A. Patrón permanente de conducta y experiencia interna que se desvía notablemente de las expectativas culturales y que se manifiesta en al menos dos de las siguientes áreas: cognición, afectividad, funcionamiento interpersonal y control de impulsos.
B. El patrón de personalidad es inflexible y desadaptativo y causa malestar subjetivo o un deterioro funcional significativo

Existen tres clusters:
- En el eje A: el de los raros y excéntricos, donde estarían los del espectro psicótico excepto la psicosis borderline, aquí está el trastorno esquizoide, el paranoide y el esquizotípico. Lo sustancial de este grupo son las distorsiones cognitivas (pensamiento mágico, autorreferencial, suspicacia), frecuente es el aislamiento y el rechazo del contacto con el otro. En términos de Anzieu-Winnicott, su yo-piel presenta una fina sensibilidad y repliegue del mundo externo que hace volverse “hacia dentro” al mínimo contacto, vivido como riesgo.
- En el eje B: dramáticos (teatrales) y emotivos, donde se encuentran los borderline (límite), histriónicos, antisociales y narcisistas. Se trata de los más habituales en consulta, los que más hacen sufrir generalmente, característica es su impulsividad, la búsqueda de sensaciones, la sensación de vacío interior (propio de lo esquizoide winnicottiano y que continuaría su discípulo Laing). Es habitual que hayan pasado antes por varios terapeutas, podemos decir que más de media docena, sin exagerar. Habitualmente están inscritos en familias disfuncionales en los que no son sostenidos ni reconocidos, esto les hace sufrir un profundo dolor solitario que conecta con el repliegue esquizoide mencionado en el párrafo anterior. Porque estos “clusters” son sólo una esquematización con fines de investigación y comunicación interprofesional.
- En el eje C: miedosos o temerosos. Aquí está el obsesivo-compulsivo o anancástico, el dependiente y el evitativo. Son personas que comparten un elevado componente de ansiedad, el obsesivo controla, el dependiente delega y el evitativo controla y emplea estrategias esquizoides, por esto último hay cierta polémica ya que se solapa con la fobia social generalizada y en su polo más inhibido tiene muchas conexiones con la esquizoidía. El obsesivo-compulsivo se diferencia del TOC como síndrome clínico porque es un patrón de pensamiento, sentimiento, volición y acción que existe desde siempre, suele arrancar en la adolescencia y se manifiesta en las relaciones con los demás. De destacar aquí que la pauta diagnóstica es bastante hortera ya que dice textualmente que se tiene que desviar de las expectativas de la cultura, ¿de qué cultura? Deberían invitar a Woody Allen a las reuniones de la A.P.A.

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