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Paz y Ciencia

miércoles, 11 de marzo de 2020

La luz del mundo brilla a través del niño interior




El niño interior lleva consigo nuestra historia personal, y es el vehículo tanto de nuestros recuerdos del niño real como del niño idealizado del pasado. Es la cualidad verdaderamente viva de nuestro ser interior. En el alma, aquello que experimenta en nosotros a través de todos los ciclos vitales. Es la víctima. Y es el portador de la renovación a través del renacimiento, apareciendo en nuestras vidas siempre que nos desidentificamos y que nos abrimos camino.

La experiencia del proceso de renovación equivale a experimentar las posibilidades creativas del niño interior simbólico. "Morir" -esto es, entregarse a un período de transición- permite el nacimiento de nuevas posibilidades. "Renuncia a lo que tienes y recibirás", dice el proverbio latino. Cuando algo deja de ser, el niño aparece como una posibilidad interna que irrumpe en nuestro mundo pleno de ingenua vitalidad.

"Al proceso de morir psicológicamente, mientras uno todavía está vivo, sigue el renacimiento o la renovación psicológica", señala Ralph Metzner en su libro Las grandes metáforas de la tradición sagrada. Entonces nace un nuevo ser -una nueva manera de ser- imaginado como el resplandeciente niño simbólico. "El niño recién nacido todavía está vinculado al Tao, a la fuente de su vida y de su manifestación, motivo por el cual deberíamos emularlo", añade Metzer."Como dice Chuang Tsu: ¿Puedes ser como un recién nacido? El bebé llora todo el día, pero su voz nunca es ronca porque no ha perdido la armonía con la naturaleza".

Este niño eterno y verdaderamente vivo se encuentra en el corazón de nuestro ser esperando encarnarse en nuestros actos y nuestras actitudes. Y la luz del mundo brilla a través de él.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. NºCol.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es

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