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Paz y Ciencia

miércoles, 3 de junio de 2015

Cuentos muy breves de Tolstoi



Lev Nikoláyevich Tolstói , también conocido como León Tolstói (Yasnaia Poliana, 1828 - Astapovo, 1910) fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial. Sus más famosas obras son Guerra y Paz y Anna Karénina, y son tenidas como la cúspide del realismo. Sus ideas sobre la «no violencia activa», expresadas en libros como El Reino de Dios está en Vosotros tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King. 

LA URRACA DISFRAZADA 

La urraca, viendo con envidia lo bien tratadas que eran las palomas domésticas. Fué, pues, al molino y, en un descuido del molinero, se cubrió del molinero, se cubrió de harina, y de un vuelo se presentó en el palomar. Las palomas, creyéndola de su especie, la recibieron sin recelo. Se sentía feliz. Pero de pronto olvidó su papel y exhaló un graznido. Las palomas consternadas con aquel grito, tan poco semejante a un arrullo (el ruidito que hacen las palomas) , se lanzaron en grupo contra ella y la echaron de allí a picotazos. 
Un tanto corrida, volvió entonces al lado de los suyos. Pero éstos, al verla enharinada, se horrorizaron. Que extraño bicho es ese? Fuera de aquí!!! Con un furioso coro de graznidos la expulsaron también. 

EN EL PELIGRO 
Iban dos amigos paseando por un bosque cuando, de pronto, apareció un oso que avanzaba hacia ellos. 
Uno de los amigos fue el primero en verlo y, sin más dilación, echó a correr, encaramándose a un árbol y se disimuló entre la fronda. 
Su compañero se quedó en el camino y, cuando finalmente advirtió el riesgo, no teniendo tiempo de otra cosa, se tendió en el suelo y permaneció inmóvil, fingiendose muerto. 
El oso se le acercó pausadamente y se puse a olfatearlo. El contuvo su aliento, y el animal, creyendole muerto de veras,se alejó. 
Cuando ya no hubo riesgo, bajó el otro del árbol. 
-Qué te decia el oso al oido?- preguntó riendo a su compañero. 
-Me decía que es un cobarde el que abandona a un amigo en el peligro. 

EL MONO Y EL GUISANTE 

Un mono tenía varias guisantes (arvejas). Se le cayó uno. Quiso recogerlo y, al intentarlo, se le cayeron veinte más. 
Buscándolos y apañandolos diseminó el resto. 
Entonces se enfadó, pisoteó todos los guisantes y se fué. 

LOS DOS COMERCIANTES 

Un comerciante en hierros, al ir a emprender un largo viaje dejó sus mercancías en casa de un comerciante rico para que se las guardara. 
Cuando volvió del viaje se fué a casa de su amigo a recoger las mercancías cuya guarda le había encomendado. Pero, con gran sorpresa suya, el otro dijo al verle: 
-Tus mercancías se han estropeado. Nada tengo que entregarte. 
-¡Cómo! 
-Sí, las dejé en el desván y los ratones han roído el hierro. Si no quieres creerme puedes subir a verlo tú mismo. 
El comerciante pobre no discutió y dijo sencillamente: 
-Puesto que tú lo afirmas es bastante. No hace falta mirar. Desde hoy ya sé que los ratones comen hierro. Adiós. 
Y se fué. 
Ya en la calle vió a un niño, hijo del comerciante rico, que estaba jugando. Le acarició, le cogió en sus brazos, y se lo llevo a su casa. 
Al día siguiente el comerciante rico fué a ver al pobre y le contó la desgracia que le agobiaba: le habían robado a su pequeño hijo y pedía consejo a su amigo para poder encontrarlo. 
Ayer-repuso el comerciante pobre,-cuando salía de tu casa, vi justamente cómo un gavilán se apoderaba de un niño y se lo llevaba por los aires. Sin duda era tu hijo. 
-¿Quieres burlarte de mí?- exclamo el rico lleno de cólera. ¿Cuándo se ha visto que un gavilán se lleve a un niño por los aires? 
-No, no me burlo. Poco puede extrañar que un gavilán robe a un niño, en estos tiempos en que los ratones comen hierro. Todo puede suceder... 
Reflexionó entonces el rico. 
-Tu hierro- dijo al fin- no lo comieron los ratones. Yo lo vendí. Daría el doble de su precio por que el gavilán no se hubiese llevado a mi hijo. 
-Yo puedo, en cambio, hacer que recobres a tu hijo, ya que los ratones no se han comido el hierro. 
Y se fue a llamar al niño. 

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