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Paz y Ciencia

miércoles, 24 de junio de 2015

El Crepúsculo de un Ídolo: Michel Onfray


Bajo la pretensión de edificar una ciencia, Sigmund Freud (1856-1939) erigió, en realidad, una construcción artística, una filosofía que ha ejercido enorme influencia en Occidente pero que tiene más que ver con la literatura y el pensamiento mágico que con un análisis del mundo que pueda ser universalmente compartido. Esa es, a grandes rasgos, la tesis nuclear del ensayo Freud. El crepúsculo de un ídolo (Taurus), que se puso a la venta el pasado viernes y que dibuja a un Freud megalómano y mentiroso, adicto a la cocaína durante diez años, con una relación insana con sus padres –y ya no digamos con su hija Anna– y “obsesionado en extender al mundo entero sus propias neurosis con el fin de hacerlas más digeribles”.

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