La depresión es el aliviadero de los males de la sociedad.
Todos los elementos propios del obsesivo pueden aparecer en la melancolía. El orden, la escrupulosidad, la constancia meticulosa, la intolerancia a las interrupciones, el rigor ético, los excesos del recuerdo, el malestar ante la deuda o la facilidad para transformar su angustia propia, de abandono, separación y pérdida.
Cabe decirse que cualquier depresión debe siempre someterse simultáneamente desde cuatro puntos de vista:
Intensidad y duración, endogeneidad o reactividad, importancia del problema cualitativo o cuantitativo y, finalmente, por su ubicación entre neurosis y psicosis.
Fernando Colina
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