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Paz y Ciencia

lunes, 1 de abril de 2013

Psicoterapia de Rodrigo Córdoba Sanz



Prosigo con los últimos post/artículos. Me refiero a que continuo con el acercamiento, la aproximación al corazón, al alma de la persona que sufre un padecer de tipo psíquico.

Existen técnicas, existen modelos infinitos, en última instancia lo que más importa es el encuentro entre dos personas que tratan de entenderse mostrándose. El hecho de que el terapeuta adopte una postura cercana, empática y que se muestra auténtica, supone que esas dos personas, en la que una padece un "trastorno mental" pueden entrelazarse, pueden realizar un enlace covalente. Esto significa que dos electrones de un átomo comparten en una sinergia sin parangón en la que el resultado transforma el estado de cada uno de los dos elementos y modifica el estado de las cosas.
Por tanto, se trata de un cambio trascendente, a mi parecer, enfocar un tratamiento/terapia focalizando todos los esfuerzos en el trastorno es dejar de lado lo que al paciente le hace humano, su sentir, su corazón, su alma, su anhelo, su deseo...

Una psicoterapia puede ser bella, también debo decir que, en ocasiones, puede ser muy dura. Esto quiere decir que se pueden tratar temas que remuevan, movilicen al paciente, le produzcan angustia.
Curiosamente, cuando la persona siente que algo se mueve por dentro se está dando un cambio organísmico que supone un cambio en cierto nivel.

No existen métodos mejores ni peores, casi todo depende del vínculo emocional entre paciente y terapeuta.
Es saludable para todos considerar que la persona que está asustada, inhibida y alerta (situación que se da a menudo en la primera entrevista) es un ser humano. Con esto quiero decir que todos los seres humanos tenemos miedo al rechazo, tenemos miedo a que nos hagan daño, tenemos miedo... Lo que siente una persona que acude en la primera entrevista no es ansiedad (puede ser que también) sino, generalmente, miedo.

Oficialmente se ha instalado por fuerza de la medicina una psicología académica, académica porque está demostrada con ratas y perros y porque funciona con protocolos, es decir una terapia ad hoc, me refiero a la terapia cognitivo-conductual.
Esta terapia con ciertos pacientes funciona muy bien, particularmente aquellos que se niegan a un trabajo de cierto nivel
de introspección.

Por lo demás existen tantos terapeutas como pacientes, está demostrado que el factor más determinante en una psicoterapia es la personalidad del terapeuta. Empleemos el sentido común, si al paciente no le cae bien el terapeuta o viceversa no hay nada que hacer. Ser honestos, sinceros, transparentes es una hermosa forma de que la persona se sienta segura al comprobar que no trabaja con un psicólogo sino con una persona. Esta es mi mirada pero hay muchas más y todas son válidas siempre que ayudan.

En estos parámetros de movimiento interno, dirigiéndonos al mundo interno del paciente podemos comprobar que se dan cambios estructurales, les cito el primer ejemplo que me viene a la cabeza, un  joven cuya familia (según refiere el paciente) valora muy negativamente el trabajo terapéutico porque ha realizado el proceso que llamamos individuación. Rogers hablaba del Prioceso de Convertirse en Persona, excelente libro, por cierto.

Hagan lo que hagan en consulta, háganlo con cariño, el amor mueve montañas y puede conseguir superar los límites de muchas teorías librescas. Experiencia contrastada.

Rodrigo Córdoba Sanz

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