
Parábola de los ciegos, de Peter Brueghel, el Viejo (1568). Museo de Capodimonte, Nápoles.
LOCURARTEFiguración nutritiva. Acudí solícito a la capital de la france arrastrado por una convocatoria ineludible: la exposición de
Una muestra, al calor y color de la celebración del aniversario del Mayo del 68, con sus indelebles consignas: "prohibido prohibir", "la imaginación al poder", "debajo de los adoquines está la playa”... y en un espacio en el que, nada más y nada menos, tiene en la entrada una ridícula estatua del general De Gaulle. Sólo me faltó que Paco Ibañez tocara en el Olimpia, aunque sí me tomé un Pernod en el Café Flore a la salud de los viejos tiempos.
Una figuración narrativa que, yo más bien motejo de nutritiva, y más para estos tiempos de falta de nutrientes culturales de primer orden. Arroyo, Erró, Equipo Crónica y Equipo Realidad son esenciales, en esta época de pirotecnia efectista, donde los ciegos de Brueghel son efectivas luminarias.
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