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Paz y Ciencia

viernes, 7 de diciembre de 2012

"Olvido de sí"



Claudio Naranjo habla también de "sobreadaptación". Consideramos que la adaptación es una consecuencia del olvido, que se produce en las capas más superficiales de la personalidad. El olvido de sí mismo implica una desconexión con el núcleo íntimo del ser, postergar las propias necesidades y deseos, quitándoles importancia, llegando a olvidarlos. El olvido se sostiene con la actividad, bien sea con actividades "distractivas", o con actitudes de abnegación que implican estar pendientes de las necesidades de los demás, no de una manera conscientemente sacrificada, sino de forma casi compulsiva. El olvido de sí mismo hace referencia a una actitud, y la adaptación, a una pauta conductual.
La sensación de no sentirse amado tiene como reacción el olvidar y restar importancia a nuestras necesidades y sentimientos. El hecho de olvidar tiene que ver con el de resignarse. Pero este resignarse contiene un matiz vengativo.
Hay una gran dificultad para enfrentarnos a la verdad íntima, un temor de que si descubrimos o descubren lo que realmente somos, podremos o podrán descubrir que somos más "feos" de lo que imaginábamos, podremos ver que no podemos sentirnos dignos de amor porque somos incapaces de amar. Algo que hemos necesitado mantener muy alejado de nuestra conciencia, proyectando en los demás la incapacidad de amar, son los otros los que no me aman, ni me amarán haga lo que haga, por mucho que me esfuerce.
La "dificultad específica" que refleja la sensación de inseguridad tiene que ver con la inercia: si intuimos que nuestra alma es deficiente y no queremos verlo y tenemos la convicción profunda de que no somos amados, no tiene sentido trabajar con nosotros mismos y nos perdemos en detalles y actividades de la vida cotidiana, nos distraemos con lo exterior, nos adaptamos a la realidad consensuada y nuestra actuación en el mundo se mantiene en los límites de lo convencional.

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