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Paz y Ciencia

lunes, 17 de diciembre de 2012

Constante cambio

 
 
[...] el organismo infantil necesita alcanzar el mejor de los equilibrios posibles en la relación con ese determinado medio en el que nace. Un equilibrio que, en mayor o menor grado, resulta siempre insatisfactorio; se trata de un balance entre las gestalts que se cerraron espontáneamente porque fueron insatisfechas e incompletas y que pulsan constantemente por abrirse paso para poder completarse. Un equilibrio, pues, en el que existe una constante tensión, con tendencia al movimiento y cambio. Cuando la tendencia al movimiento y cambio está impedida, en mayor o menor medida, se estructura en correspondencia un carácter con más o menos rigidez, con más o menos patología; es decir, más o menos disfuncional para la relación del individuo consigo mismo y con el medio; más o menos neurótico, en definitiva: "Lo que nos concierne a nosotros como psicólogos y psicoterapeutas en este campo en perpetuo cambio, son las constelaciones siempre cambiantes de un individuo también siempre-cambiante. Porque si ha de sobrevivir, tiene que cambiar constantemente. Cuando el individuo se hace incapaz de alterar sus técnicas de manipulación y de interacción, surge la neurosis"

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