Este conflicto nuclear del sí mismo entre la autoimagen idealizada que ha sustituido al ser real y el verdadero yo, conlleva, a nivel emocional, una incertidumbre fundamental acerca del sentimiento de identidad, a nivel intelectual, una angustia que deriva del temor a equivocarse, y, a nivel físico, una dificultad para actuar según los genuinos impulsos o para contenerlos.
Cuando nos identificamos con aspectos parciales como si fueran todo nuestro yo es imposible encontrar respuesta a la pregunta de quíen soy. Gurdjieff habla en un sentido semejante de que los hombres tenemos una mente única y que esa mente puede ocuparse de todo, y que esa idea de la mente única viene ligada a la ilusión de que el hombre es uno, una unidad que tiene una voluntad y un yo permanente, que posee plena consciencia y conocimiento de sí y que tiene el poder de hacer. El hombre se aferra a lo que se imagina que es él y, aferrarse de este modo a lo que no existe, hace que sea imposible existir y ser seal, es decir, llegar a ser lo que podría ser.
Horney, con respecto a la pregunta ¿quién soy?, desde la identificación con aspectos parciales de nuestro ser, ella considera que el conflicto entre el yo real y la imagen idealizada es lo bastante fuerte como para disminuir la tensión resultante, provoca angustia. Por eso, las tentativas de solución se producen automáticamente.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Narcisismo
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