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Paz y Ciencia
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martes, 28 de diciembre de 2021

OSHO. El Misterio de lo Ignoro del AMOR

 



Dos personas se encuentran y eso significa que dos mundos se encuentran, no es algo simple sino muy complejo, lo más complejo que hay. Cada persona es un mundo en sí mismo, un misterio complejo con un largo pasado y un futuro eterno.

Al principio solo se encuentran las periferias, pero si la relación crece en intimidad, se vuelve más profunda, entonces los centros empiezan a encontrarse más y más, eso se llama Amor.

Encontrar a una persona en su centro es pasar tú mismo por una revolución, porque si quieres encontrar una persona en su centro, tendrás que permitir que esa persona llegue también a tu centro. Tendrás que volverte vulnerable, absolutamente vulnerable y abierto.

Permitir que alguien llegue a tu centro es riesgoso, porque nunca sabes qué es lo que hará la otra persona una vez que todos tus secretos son conocidos, una vez que todo lo que ocultabas queda al descubierto, una vez que quedes completamente expuesto. El miedo está allí, es por eso que nunca nos abrimos.

Somos sólo conocidos, y pensamos que el amor ha sucedido. Se encuentran las periferias y pensamos que nos hemos encontrado. Hasta los maridos y mujeres que han estado viviendo juntos por muchos años, pueden ser solamente “conocidos”. Y pueden no haberse conocido realmente el uno al otro. Y cuanto más vives con alguien, más te olvidas de que los centros han permanecido desconocidos.

 

«Encontrar a una persona en su centro es pasar tú mismo por una revolución.»

 

Te aburres del otro porque estás solo en la periferia y siempre en la periferia. No hay aventura porque das al otro por sentado. El otro se ha vuelto una cosa. El otro no es más un misterio, el otro ya no es nuevo.

El miedo está siempre presente. El marido tiene miedo de la mujer, la mujer tiene miedo del marido. Los amantes siempre tienen miedo, entonces no es amor. Es solo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen el uno del otro, peleando, explotándose, manipulándose, controlándose, dominando, poseyendo pero no es amor.

Puede que estés haciendo el amor, relacionándote sexualmente, pero el sexo también es periférico. A no ser que los centros se encuentren, el sexo es solo el encuentro de dos cuerpos, y un encuentro de dos cuerpos no es tu encuentro. A través del sexo también sigues siendo solo un conocido, físicamente, corporalmente, pero solo un conocido. Puedes permitir que alguien entre en tu centro solo cuando no tienes miedo, cuando no eres temeroso. Por eso te digo que hay dos maneras de vivir: orientado hacia el miedo u orientado hacia el amor.

El modo de vivir orientado hacia el miedo nunca puede llevarte a una relación profunda. Permaneces con miedo, y no le puedes permitir al otro que penetre al centro mismo de tu ser, permites que el otro se acerque hasta cierto punto y luego todo se detiene.

 

«A no ser que los centros se encuentren, el sexo es solo el encuentro de dos cuerpos.»

 

La persona orientada hacia el amor es alguien que no tiene miedo del futuro, alguien que no tiene miedo del resultado y la consecuencia, alguien que vive aquí y ahora.

No te preocupes por los resultados, esa es la mente orientada hacia el miedo. No pienses en lo que sucederá a consecuencia de lo que hagas. Permanece aquí, nada más, y actúa totalmente. No calcules. Un hombre orientado hacia el miedo esta siempre calculando, planeando, haciendo arreglos, poniéndose a salvo. Toda su vida se pierde de esa manera.

Si puedes estar en este momento, este momento presente, esta plenitud, sólo entonces puedes amar. Millones y millones de personas viven en la falsa actitud de que son amantes. Creen que aman, pero eso es sólo su creencia.

 

«El modo de vivir orientado hacia el miedo nunca puede llevarte a una relación profunda.»

 

Cuando no tienes miedo, entonces no hay nada que ocultar, entonces puedes ser abierto, puedes retirar todas tus fronteras y puedes invitar a la otra persona a penetrar en ti hasta el centro mismo. Y recuerda, si permites que alguien penetre en ti profundamente, el te permitirá entrar en él, porque cuando permites a alguien que penetre en ti se crea una confianza; cuando tú no tienes miedo, el otro también se vuelve libre del miedo.

¿Qué es lo que tienes que perder? Nada. Este cuerpo te lo quitará la muerte. Antes de que la muerte lo lleve, dáselo al amor. Todo lo que tengas te será quitado. Por qué no compartirlo antes de que te sea quitado? Ese es el único modo de poder poseerlo. Si puedes compartir y dar, tú eres el amo. No hay nada que puedas guardar para siempre. La muerte destruirá todo.

Entonces, si me vas siguiendo, la lucha es entre la muerte y el amor, si puedes dar no habrá muerte. Antes de que cualquier cosa te pueda ser quitada, ya la has dado, has hecho de ella un don.

¿Cuál es el miedo? ¿Por qué tienes tanto miedo? Aun si se sabe todo de ti y eres como un libro 


Entonces, si me vas siguiendo, la lucha es entre la muerte y el amor, si puedes dar no habrá muerte. Antes de que cualquier cosa te pueda ser quitada, ya la has dado, has hecho de ella un don.

¿Cuál es el miedo? ¿Por qué tienes tanto miedo? Aun si se sabe todo de ti y eres como un libro abierto, cual es el miedo? Como puede eso dañarte? Son solamente concepciones equivocadas, condicionamientos dados por la sociedad que tienes que ocultar, que tienes que protegerte.

 

«Si puedes estar en este momento, este momento presente, esta plenitud, sólo entonces puedes amar.»

 

Nadie está contra ti! Aun si sientes que alguien está contra tuyo, tampoco está en contra tuyo, porque todos se preocupan solo de sí mismos, no de ti; no hay nada que temer.

Medita sobre esto y permite entonces que el otro entre en ti, invítalo a entrar en ti. No pongas barreras en ningún lado, vuélvete un pasaje siempre abierto, sin llaves, sin puertas cerradas. Entonces el amor es posible.

Cuando dos centros se encuentran entonces hay amor. Y el amor es un fenómeno alquímico. Cuando dos centros se encuentran una cosa nueva es creada. Esa cosa nueva es el amor. Una dicha profunda es el signo visible del amor. Cuando una persona está en amor, está profundamente contenta.

Puede que te sorprendas cuando te digo que el amor hace que no tengas deseos, pero es así porque el deseo es descontento. Deseas porque no tienes. Deseas porque piensas que algo te dará dicha. El deseo surge del descontento. Donde hay amor, y dos centros se han encontrado y se han disuelto y se han fundido, una nueva cualidad alquímica ha surgido, allí hay dicha.

Es como si toda la existencia se hubiese detenido, no hay movimiento. Entonces el momento presente es el único momento. Para un hombre que está en amor ni siquiera la muerte significa nada.

 

«No des por sentado a nadie. Cada individuo es un misterio.»

 

Entonces te digo que el amor te hará libre de deseos. Sé valiente, abandona los miedos, sé abierto. Permite que algún centro encuentre el centro dentro de ti. A través de esto, nacerá algo nuevo. Una nueva cualidad de ser será creada.

Haz del amor una disciplina interna. No permitas que sea una cosa frívola. No permitas que sea solo una ocupación de la mente. No permitas que sea sólo una satisfacción del cuerpo. Haz de él una búsqueda interna y toma al otro como una ayuda, como un amigo.

Si has escuchado algo del Tantra, sabrás que el Tantra dice: si puedes encontrar un consorte, un amigo, una mujer o un hombre, que esté listo para moverse contigo hacia el centro interior, que esté listo para moverse contigo hasta la cumbre más alta de la relación, entonces esa relación se volverá meditativa. Entonces, a través de esa relación alcanzarás la relación suprema. Entonces el otro se vuelve sólo una puerta.

 

«Para un hombre que está en amor ni siquiera la muerte significa nada.»

 

Deja que te explique: si amas a una persona, más y más, primero desparece la periferia de la persona, la forma de la persona desaparece. Te pone más y más en contacto con lo sin forma, lo interno. La forma se vuelve más y más vaga, y desaparece. Y si vas aun más profundo, hasta esta individualidad sin forma empieza a desaparecer y a fundirse. Entonces se abre el más allá. Entonces ese individuo particular fue solamente una puerta, una apertura, a través de tu amante encontraste lo divino.

Necesitamos rituales religiosos porque no podemos amar. Es difícil estar en contacto con lo universal. Es tan grande, tan vasto, tan sin principio ni fin…por dónde empezar? Por donde entrar? El individuo es la puerta. Enamórate.

Y no hagas de ello una pelea. Haz de ello un profundo permiso para el otro, una invitación. Permite que el otro penetre en ti sin ninguna condición, y de pronto el otro desaparece y el Amor está allí. Trata de encontrar en el otro el ser real que está oculto. No des por sentado a nadie. Cada individuo es un misterio, tal que si sigues adentrándote más y más, es infinito.

jueves, 23 de diciembre de 2021

Valores Humanos




Puede que hoy nos parezca algo normal, pero considerar que todos los seres humanos tienen una serie de derechos inviolables es algo relativamente nuevo. Hasta no hace tanto, la esclavitud aún estaba permitida y gozaba de buena aceptación social, y se utilizan teorías racistas como excusa para discriminar de manera flagrante y a la vista de todos.

La entrada en escena de los valores humanos ha sido uno de los factores que ha precipitado el cambio en las últimas décadas. La popularización de esta noción, que va de la mano de los derechos humanos, nos ha ayudado a crear un marco de referencia desde el cual juzgar si se trata con dignidad a las personas y si su integridad está en riesgo o no. Veamos cuáles son los principales y de qué manera nos afecta el hecho de tenerlos presentes y mantenerlos presentes en nuestro día a día.

¿Qué son los valores?

Para entender qué son los valores humanos, primero hay que entender qué son los valores en el contexto de la filosofía y la ética. Estos son el conjunto de ideas que guían nuestra manera de pensar y de fijarnos objetivos en relación al impacto que debemos tener en la sociedad y en el entorno en general (y, por extensión, en nosotros mismos, dado que estamos en ese entorno). Así pues, se trata de un conjunto de creencias que nos hablan acerca de cómo deberían ser las cosas. Sirven como referencia para saber lo que está bien y lo que está mal, y por ello tienen una gran importancia como elemento común por el cual una sociedad decide cuáles son los principios que la rigen.

Los valores humanos, en concreto, son aquellos que son una parte fundamental y necesaria de la existencia de sociedades en las que la mayor cantidad posible de personas se sienten cómodas y pueden vivir bien. Son las pautas que sirven como guía para comportarnos de un modo que beneficie a la máxima cantidad de seres humanos.

Los principales valores humanos

A pesar de que no hay una manera objetiva y rígida de categorizar los diferentes valores humanos, en general se entiende que los más importantes son los siguientes. En la siguiente lista puedes entender mejor a qué hace referencia cada uno de ellos.



1. Humildad

La humildad no es solo cuestión de mantener una imagen pública agradable para los demás, alejada de la arrogancia. Es, además, un valor que nos ayuda a promover la aparición de cambios a mejor tanto en nuestras vidas como en las de los demás.

En primer lugar, nos ayuda a nosotros porque su presencia hace que no nos durmamos en los laureles, es decir, que asumamos la fragilidad de nuestros éxitos y el modo en el que un cambio de contexto puede hacer que esos progresos desaparezcan. Dicho de otro modo, nos ayuda a ser previsores y a la vez a reforzar los proyectos que emprendemos, haciendo que los fallos y los contratiempos no nos cuesten tan caros.

Por el otro, este es uno de los valores humanos que favorecen a los demás proporcionándoles motivación. Mantener la humildad supone mostrarse humano en todo momento, de modo que el resto puede identificarse con nosotros con mayor facilidad y será menos probable que se sientan intimidados a la hora de emprender un camino similar.

2. Responsabilidad

La responsabilidad hace que asumamos las consecuencias de nuestros actos, y que entre estas consecuencias contemplemos el impacto que lo que hacemos puede tener en la vida de los demás. Dicho de otro modo, nos ayuda a no hacer cosas que tengan un coste elevado para el resto, lo cual obviamente beneficia a quienes nos rodean pero también a nosotros, ya que nos facilita crear vínculos sociales.


3. Honestidad

La honestidad nos lleva a crear lazos de empatía con el resto y, a la vez, a compartir con los demás información relevante que hemos obtenido a partir de nuestras experiencias. De esta manera, la información fluye a través de las relaciones personales, y eso sirve como pegamento de cohesión social, imprescindible para crear entornos en los que la cooperación nos ayuda a no dejar a nadie atrás.

4. Respeto

El respeto nos lleva a crear un clima de comunicación en el que nadie se sienta atacado. Esto parece un detalle menor, pero en realidad es relevante, sobre todo en las relaciones en las que no hay demasiada cercanía. Ante la incertidumbre, es muy fácil ponerse a la defensiva y crear conflictos de la nada, lo cual es especialmente arriesgado en sociedades en las que no hay mecanismos para prevenir la aparición de violencia.

5. Gratitud

Este es un valor humanos que nos lleva a querer compensar de alguna manera las formas de altruismo, de manera que esto último se promueva. Gran parte de lo que nos hace progresar se fundamenta en favores realizados de manera espontánea, por el simple reconocimiento del aprecio que sentimos por otra persona.

6. Prudencia

La prudencia nos lleva a no precipitarnos y a considerar los pros y los contras de una acción de consecuencias significativas, lo cual es importante si tenemos en cuenta que actuar sin prever lo que puede suceder puede afectar negativamente a varias personas y desestabilizar entornos.

7. Sensibilidad

Es lo que nos lleva a conectar con los demás teniendo en cuenta sus miedos, sus necesidades y sus creencias. Se trata de un valor de control de daños, que evita que dañemos de manera accidental a los demás, a partir de la adopción de su punto de vista.

sábado, 11 de diciembre de 2021

RUMI: Contexto y Filosofía

EL MIEDO DESTRUYE EL AMOR.
JIDDU KRISHNAMURTI


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Zaragoza Gran Vía y Online. Tfno.: (34) 653 379 269.  Website: www.rcordobasanz.es.                Instagram: @psicoletrazaragoza

Después de que Rumi se hubiese descubierto a sí mismo y hubiese sentido lo que existía en él, empezó a verlo también en los demás. De esta forma unificó el "Amor de Dios" con el "Amor a la Humanidad". Llegó a la conclusión de que amar a los seres humanos es amar a Dios. Cuando se lee con cuidado, el siguiente pareado nos aclara bastante bien a quién iba dirigido el infinito amor de Rumi hacia Shams: "Shams de Tabriz es un pretexto. Somos el alabado en belleza, somos el alabado en gracia".73 En otro poema, Rumi nos aconseja apreciar el valor de cada uno y que nos amemos porque amar a nuestros seres queridos no debe ser por sus seres físicos sino por Dios.

Ven, ven, apreciémonos mutuamente, prestemos atención a la valía de cada uno. Porque nunca se sabe, podríamos de repente separarnos. Ahora que nuestro Profeta ha dicho: "El creyente es el espejo del creyente", ¿Por qué estamos desviando nuestro rostro del espejo? El rencor y el odio oscurecen nuestra amistad y dañan el corazón. ¿Por qué no rompemos y liquidamos el rencor del corazón?74 Ven, únete a nosotros. Somos los enamorados de Dios, únete a nosotros para que te abramos las puertas del jardín del amor. Siéntate en nuestra casa como una sombra, somos los vecinos del Sol de Dios. Somos invisibles, tal y como lo es el alma. No tenemos huella ni señal, tal y como el amor de los enamorados. Pero nuestras señales están en ti y enfrente de ti porque nos hallamos ocultos así como aparentes tal y como el alma. Cualquier cosa que estés diciendo, mira más allá y más alto e incluso más allá de eso porque estamos más allá de los Más Allás. Eres como el agua pero permaneces en un agujero, estás en una prisión. Abre un camino para ti mismo para que te puedas unir a nosotros, porque somos una corriente fluyendo hacia Dios.75 Ven para que quizá podamos hablar de espíritu a espíritu, hablar de un modo oculto a los ojos y los oídos. Riámonos sin labios ni dientes tal y como una rosaleda. Dispongámonos a conversar sin labios ni boca como un pensamiento. 

 

 Expresaremos el secreto del mundo completamente con nuestra boca cerrada al nivel de "Aql al-Awwal" ("el Primer Intelecto") y en la conciencia de la existencia de Dios. Nadie habla consigo mismo en voz alta. Ya que todos somos uno, citémonos desde nuestros corazones sin bocas ni labios. ¿Cómo puedes decir a tu mano "¡Toma!"? ¿Es esa mano tuya? Ya que nuestras manos son una, dispongámonos a hablar de este asunto. Las manos y los pies conocen el estado del corazón. Abandonemos la conversación de nuestras lenguas y dispongámonos a vibrar en nuestros corazones.76

El amor que Rumi siente hacia la humanidad es infinito. Empezando por los antiguos poetas griegos y latinos anteriores, e incluyendo a todos los poetas clásicos, escritores, dramaturgos, filósofos y sociólogos de Occidente, ninguno de ellos posee el amor que siente Rumi hacia la humanidad ni el amor que dejo sentir a sus lectores.

Ven, ven y acércate. ¿Hasta cuándo va a continuar este bandidaje? Ya
que tú eres yo y yo soy tú, ¿Qué es este "nosotros y ellos"? Somos la
luz bendita de Dios, somos el espejo de Dios.
Así pues, ¿Por qué nos estamos peleando? ¿Por qué está una luz hu-
yendo tanto de la otra luz?
Nosotros, todos los humanos, estamos unidos como un cuerpo en el
ser de una persona madura.
Pero, ¿por qué estamos bizcos? Aunque somos miembros del mismo
cuerpo, ¿por qué el rico mira por encima del hombro al pobre?
¿Por qué mira altivamente la mano derecha a la mano izquierda del
mismo cuerpo? Ya que ambas son las manos de tu cuerpo, ¿Cuál es el
significado de ser afortunado y no ser afortunado en el mismo cuerpo?
Nosotros, los humanos, somos todos, de hecho, una sola esencia.
Nuestras mentes son una y nuestras cabezas son una.
Pero hemos visto uno como dos debido a la curvatura de los Cielos.
Ven, libérate de este egoísmo y reconcíliate con todo el mundo y sé
bueno con la gente.
Mientras estés en ti, eres un grano, una partícula. Pero cuando te
mezclas y te unes con otros, entonces te conviertes en un océano,
una mina.
Cada ser humano posee la misma alma, pero los cuerpos son cien-
tos de miles.

De modo similar, hay innumerables almendras en el mundo, pero hay el mismo aceite en cada una de ellas. Hay numerosas lenguas y dialectos en este mundo, pero el significado de todos ellos es el mismo. Las aguas ubicadas en recipientes diferentes se unen cuando se rom-pen los contenedores y empiezan a fluir juntos como un arroyo. Si comprendes lo que significa la unidad, "tawhid", si obtienes la unidad y rompes y arrojas palabras y pensamientos sin sentido, el espíritu envía noticias a aquellos cuyos ojos del corazón están abiertos y les dice la verdad.77

 En los ejemplos anteriores se muestra lo que piensa Rumi sobre el amor hacia la humanidad. Rumi susurra muchos secretos en los oídos de aquellos que leen cuidadosamente estos dísticos y reflexionan concienzudamente sobre ellos.

Cada santo tiene su propia manera de sentir. Ya que Rumi es un santo, siempre habla del amor y los enamorados. Por esta razón, a Rumi se le ha otorgado el título de "El Sultán de los Enamorados". En uno de sus poemas Rumi indica:

El camino de nuestro Profeta es el del amor,
Somos los niños del amor y nuestra madre es el amor.

No hay duda que Rumi, a lo largo de sus obras, subraya el concepto del amor sobre todas las cosas. En las numerosas historias narradas en su libro Mesnevi y en los fluidos poemas que componen su libro Diván-i Kabir, el enfoque es en el amor. El amor del que habla Rumi no es un amor transitorio. No es un amor metafórico (ishq majazi), es real. El amor del que habla es el amor hacia la Verdad, que se llama también el Amor Divino, el amor que se siente por Dios. Diciendo que el amor es un atributo de Dios, Rumi expresa que:

El amor es el atributo de Dios, que no tiene necesidad de nadie. Estar enamorado de otro que no sea Él es amor metafórico. 78

 
 

Para llegar a entender el concepto del amor, tenemos que explicar en detalle los conceptos de ishq majazi ishq ilahi, que se conocen también como amor real. Estos dos tipos de amor se conocen en las enseñanzas de Rumi. El primero, ishq majazi, está relacionado con el mundo material y el amor del cuerpo, como el amor entre el hombre y la mujer. El amor verdadero, ishq haqiqi, es el amor que se siente hacia Dios. En otras palabras, el amor metafórico es transitorio y por lo tanto, efímero. Sin embargo, el amor real es eterno e infinito.

Algunos santos piensan que lo que se conoce como amor metafórico no es un amor vacío si no que está manchado y contaminado con los deseos del cuerpo. Se cree que este tipo de amor puede ser un puente hacia el amor verdadero. Según este grupo de santos, el amor por lo bello no es el amor por una persona sino que es el amor por la belleza que posee esa persona. Lo sorprendente de la belleza de lo bonito es una reflexión de la belleza del Creador, Su arte, Su poder y Su majestad. Sorprenderse de tal belleza abre el camino al amor real. Rumi indica:

El amor, sea real o metafórico
Al final conduce al ser humano hacia Dios.79
 

Es necesario que se conteste en este punto a una pregunta. ¿Por qué se ha concedido este amor metafórico, ishq majazi, a los humanos? Siglos antes de la aparición de Freud, el célebre psicoanalista de los tiempos modernos, Rumi mencionó este concepto en el siguiente poema:

Dios ha creado un deseo entre el hombre y la mujer
Como resultado de su unión, la vida en el mundo continúa.80

martes, 21 de septiembre de 2021

Caras de la Muerte: Byung-Chul Han


Rodrigo Córdoba. Psicólogo Psicoterapeuta. Zaragoza. Gran Vía Y Online.                  Teléfono: 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es.                    Instagram: @psicoletrazaragoza

A través de sus lecturas de Adorno, Heidegger o Derrida, entre otros, Byung-Chul Han describe la muerte, con sus horrores pero también con su capacidad creadora. En ‘Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas sobre la muerte’ (Herder), el filósofo surcoreano desarrolla una aproximación paso a paso a la muerte, haciendo audible su lenguaje, que no deja de sonar e interpelar a lo largo de la vida.

2021

Artículo

Byung-Chul Han

Asumir la muerte en la conciencia no significa solo tomar nota de la muerte. No solo se exige pensar en la muerte, sino un pensar que recorra la muerte, que se arrime a ella, estar dispuestos a que sea la muerte la que nos dé el pensar. Asumir la muerte en la conciencia no consiste solo en asignar a la muerte, generosa o magnánimamente, un sitio en la conciencia, de modo que la muerte pase a ser un contenido de la conciencia mientras la conciencia misma se mantiene incólume en su forma anterior. Más bien sucede que la muerte hace que se tambalee la imagen que la conciencia tiene de sí misma. Con la experiencia del horror, la conciencia entra en contacto con lo distinto de ella misma.

En realidad, asumir la muerte en la conciencia es una exigencia aporética. Dicho de otro modo, la muerte le crea a la conciencia una situación aporética. La conciencia ya no puede seguir adelante sin más. La conciencia no puede limitarse a proseguir el camino anterior. Si caminar fuera un rasgo fundamental de la conciencia y si, por otro lado, ya no fuera posible limitarse a continuar avanzando, entonces la muerte sería la aporía por antonomasia. Pero si pese a todo fuera posible caminar, entonces habría un caminar aporético, es decir, un caminar sin camino. La expresión de esta aporía sería la exigencia de Adorno de que el pensar tiene que pensar contra sí mismo.

Con la pregunta «¿qué es eso?» o «¿qué sabemos en realidad?» la conciencia vacila. Se detiene. «Estar vuelto hacia la muerte» sería este detenerse vacilando, la resolución a vacilar. La conciencia o el saber vacilan en vista de la muerte. Esta vacilación hace ver aquello ante lo cual la conciencia se apresta a pasar de largo. Hay una mirada parsimoniosa y prolongada.

«La conciencia o el saber vacilan en vista de la muerte»

Hay también otro motivo por el que el recuerdo infantil de Adorno provoca desasosiego. Lo que provoca horror no es el hombre muerto, sino el animal muerto. Quizá Adorno quiso decir que el hombre reprime hasta tal punto el pensamiento de la muerte que ya ni siquiera el muerto le recuerda a la muerte. Esta manera de reprimir la muerte expulsándola del ser humano conllevaría que ya solo el cadáver putrefacto de un animal es capaz de provocar horror. El horror que siente Adorno sería doble. Incluso el hombre muerto hace que la muerte se vuelva invisible. La tercera pregunta del niño es: «¿Somos nosotros mismos también eso?». Con ello se está preguntando también: «¿Somos animales también nosotros?». Esta pregunta formula una de las cuestiones centrales del pensamiento adorniano. En las tres preguntas del niño suscitadas por la visión del animal muerto «¿Qué es eso? ¿Qué sabemos en realidad? ¿Somos nosotros mismos también eso?» vendrían a concentrarse las preguntas fundamentales del pensamiento adorniano.

Un Hegel quinceañero relata en su diario un inusual paseo: «Iba caminando con el sr. Cleß. Justo cuando pasábamos por encima de la fosa tocó la campana grande para el entierro del sr. regidor R. Schmidlin. Al mismo tiempo unos trombones comenzaron a tocar a duelo desde la torre de la ciudad (moles propinqua nubibus arduis). El sordo y despacioso toque solemne de la campana y el triste sonido de los trombones concitaron en mí una sensación y una impresión tan sublimes que no acierto a describirlas. Al mismo tiempo veía a veces caer el aguacero a lo lejos y pensaba en los lamentos de los familiares difuntos».

«El horror en vista de la pérdida irrevocable mantiene en marcha la dialéctica»

En este momento la muerte tuvo que haberse marcado indeleblemente en la conciencia de Hegel. La experiencia de la muerte como una pérdida absoluta conllevará un trabajo inusual por superar el duelo. La dialéctica es justamente el nombre de este trabajo hegeliano para sobreponerse al duelo. Según Hegel, la filosofía no comienza ni con el asombro ni con el horror, sino por una necesidad. La «necesidad de la filosofía», según Hegel, nace cuando de la vida del hombre desaparece el poder de la unificación. Es la necesidad de un «restablecimiento de la totalidad». La totalidad es la coyuntura o el estado de una plenitud o saciedad de la que se ha conjurado definitivamente el peligro de una pérdida absoluta.

El sentimiento en que se basa la totalidad es el hartazgo. El «poder de la unificación» debe restablecer esta totalidad en la que nada se pierde. Todo está recogido, unido, unificado y congregado. En realidad, la necesidad hegeliana de la filosofía viene precedida de un horror. Se filosofa por horror al horror. El horror en vista de la pérdida irrevocable mantiene en marcha la dialéctica. La superación como trabajo dialéctico ofrece una protección total, un aseguramiento total contra la pérdida. El espíritu hegeliano no quiere dar nada por perdido. Su contabilidad dialéctica busca la acumulación, una posesión total. La totalidad a la que se aspira como una saciedad total no sufre ninguna carencia ni ninguna pérdida.


Este es un fragmento de ‘Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas sobre la muerte’ (Herder), por Byung-Chul Han.