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Paz y Ciencia
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lunes, 19 de febrero de 2018

El sentido del yo



El sentido del yo

A lo largo de nuestro desarrollo, aprendemos gradualmente a conectar nuestras vivencias de vida a lo largo del tiempo y de las diversas vivencias que tenemos con nuestro sentido del yo. Así pues, podemos tener una percepción suficientemente clara de quiénes somos y somos capaces de situar estas experiencias en "la historia de nuestra vida"; nuestra autobiografía. Cada uno de nosotros posee un sentido del yo que constituye una parte de nuestra personalidad, que debe ser coherente a lo largo de nuestro desarrollo y a través de circunstancias diferentes: 
"Yo soy yo, soy yo mismo como niño, como adolescente, como adulto, como padre, como trabajador. Yo soy, yo mismo en circunstancias buenas difíciles o abrumadoras. Todas estas circunstancias y experiencias me pertenecen. Mis pensamientos, conducta, emociones, sensaciones y recuerdos -con independencia de que sean o no agradables o desagradables-, todos ellos me pertenecen".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicoterapia Dinámica. Psicólogo Zaragoza. Zona Centro
653 379 269
www.rcordobasanz.es

jueves, 27 de noviembre de 2014

Hierba bajo mis pies



En la terapia Gestalt no es relevante saber si ya estás en terapia o no. Lo fundamental es que estés dispuesto a trabajar en ti mismo. Para algunos puede sonar por ejemplo como: "soy gerente (o profesor o trabajador social) y siempre trabajo con gente. Es mi profesión y la quiero desempeñar tan humanamente como me sea posible, ya que que es al mismo tiempo la parte más importante de mi vida. Quiero reconocer con claridad, cómo mis errores hacen que las cosas salgan mal, quizá pueda cambiar algo". Para alguna pareja puede ser este el motivo: "Hemos llegado a un callejón sin salida en nuestra relación. Y esto desde hace mucho tiempo. Queremos romper definitivamente este círculo vicioso. ¿Pero cómo?".

Hierba bajo mis pies, p. 14-15
Bruno-Paul de Roeck

sábado, 5 de octubre de 2013

Episodio mixto en el Trastorno Bipolar




En el contexto de un desorden mental, un episodio mixto es una condición durante la cual los estados típicos de manía y de depresión ocurren simultáneamente. Durante estas fases, pueden manifestarse a la vez varios síntomas, como agitación, ansiedad, fatiga, culpa, impulsividad, irritabilidad, pensamientos suicidas, pánico, paranoia y rabia. Unos ejemplos típicos serian tener aceleración del pensamiento e ideas negativas a la vez, con lo cual la persona afectada por un episodio mixto lo pasa mucho peor durante la fase depresiva. En el otro extremo, podemos encontrar episodios de lágrimas y tristeza durante una fase maníaca. Muchas veces las fases mixtas vienen acompañadas de episodios de gran ansiedad.

El episodio mixto en el trastorno bipolar

Los episodios mixtos son a menudo los periodos más problemáticos en el trastorno bipolar. Durante estas fases, aumenta muchísimo la susceptibilidad hacia el abuso de sustancias, ataques de pánico, comportamientos violentos e intentos de suicido entre otras posibles complicaciones.
Diagnosis y tratamiento
Episodio mixto en el trastorno afectivo bipolar
Un episodio se considera mixto si se muestran los síntomas de una manía disfórica y un estado de depresión agitado simultáneamente.
Una manía disfórica es un estado maníaco con algunos síntomas de depresión. Suele manifestarse en compañía de irritabilidad, rabia y exceso de energía. Los síntomas también pueden incluir alucinaciones auditivas, confusión, insomnio, manía persecutoria, pensamientos acelerados, inquietud y pensamientos suicidas.
Una depresión agitada es un episodio de depresión mayor con síntomas de hipomanía simultaneos, como pensamientos negativos acelerados.
El tratamiento de las fases mixtas consisten en la administración de estabilizadores del ánimos, que incluyen anticonvulsivos (ácido valproico), antipsicóticos atípicos (asolanzapina, aripiprazole y ziprasidona) o antipsicóticos de primera generación (haloperidol). No se tiene claro aún el papel del litio, ya que hasta la fecha los resultados no son concluyentes para el tratamiento de las fases mixtas con sales de litio. Los estabilizadores del ánimo sirven para reducir los síntomas de manía asociados a las fases mixtas, pero prácticamente no son efectivos hacia los síntomas depresivos.
A veces, algunos pacientes pueden tener un episodio mixto aislado, pero lo habitual es que las fases mixtas aparezcan como continuación de una fase maníaca o de una transición entre una fase maníaca y una depresiva, sobretodo en pacientes con ciclado rápido, que cambian a menudo entre depresión y manía.
Referencias:
La enfermedad de las emociones. El trastorno bipolar. Ars Medica. Eduard Vieta, Francesc Colom, Anabel Martínez-Arán.
http://www.bipolarmixedstates.com/bipolarmixedstates.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Mixed_state_(psychiatry)
http://www.soybipolar.com/2013/episodio-mixtos-en-el-trastorno-bipolar/

 

 

jueves, 30 de mayo de 2013

Logoterapia y sentido de la vida



[...] El humor y el heroísmo nos refieren a la capacidad, exclusivamente humana, de autodistanciamiento. En virtud de tal capacidad, el hombre puede tomar distancia no solo de una situación, sino también de sí mismo. Puede elegir una actitud ante sí mismo. Al hacerlo, realmente toma posición con respecto a sus propios condicionamientos y determinaciones somáticos y psicológicos. Se comprenderá que esto es un tema crucial, tanto para la psicoterapia y la psiquiatría como para la educación y la religión. Según esta perspectiva, una persona es libre de moldear su propio carácter y el hombre es responsable por aquello que pueda hacer de sí mismo. Lo que importa no son los rasgos de nuestro carácter o las fuerzas o instintos per se, sino la posición que adoptamos ante ellos. Es esa capacidad de posicionarnos lo que nos constituye en seres humanos.
Tomar posición ante los fenómenos somáticos y psicológicos implica ponerse por encima de su nivel y abrirse a una nueva dimensión, la del fenómeno noético o la dimensión noética, en contraste con la biológica y la psicológica. Es en esta dimensión donde se localiza el exclusivo fenómeno humano.

Viktor Frankl: "Fundamentos y Aplicaciones de la Logoterapia". Herder. Barcelona. 2012. P.: 27

miércoles, 22 de mayo de 2013

Terapia del Aquí y Ahora

 
 
EL NEURÓTICO Y LA PSICOTERAPIA GESTALT

En el énfasis de la psicoterapia ortodoxa está implícito el punto de vista que el neurótico es una persona que una vez tuvo un problema y que la resolución de este problema pasado es la meta de la psicoterapia. Todo el enfoque al tratamiento a través de la memoria y el pasado apuntan hacia esto, lo cual corre directamente en sentido opuesto a todo lo que vemos acerca del neurótico y la neurosis. Desde el punto de vista gestáltico, el neurótico no es meramente una persona que una vez tuvo un problema, es una persona que tiene un problema continuado, aquí y ahora, en el presente. Aunque tal vez hoy se comporta de este modo "porque" algunas cosas le ocurrieron en el pasado, sus dificultades de hoy se relacionan con el modo como se comporta hoy. No se lleva bien, en el presente y, a menos que aprenda a resolver los problemas a medida que surgen, tampoco será capaz de llevarse bien en el futuro.
El objetivo de la terapia debe ser entonces darle al paciente los medios con los cuales pueda resolver sus problemas actuales y cualquiera que pudiera surgir mañana o en el futuro. Esa herramienta es el autoapoyo y esto lo logra enfrentándose consigo mismo y con sus problemas con todos los medios a su alcance en el momento, de inmediato. Si logra llegar a darse cuenta plenamente en todo instante de sí mismo y de sus acciones en todos los niveles -fantasía, verbal o físico- podrá ver cómo se produce sus propias dificultades. Podrá también ver cuáles son sus dificultades del momento y podrá ayudarse a resolverlas en el presente en el aquí y ahora. Cada problema solucionado hace más fácil la resolución del próximo, ya que cada solución aumenta su autoapoyo.

Fritz Perls: <>

Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo, Psicoterapeuta Integrador.

martes, 21 de mayo de 2013

Retroflexión

RETROFLEXIÓN

El cuarto mecanismo neurótico puede llamarse retroflexión, que literalmente significa "volverse atrás intensamente en contra". El retroflector sabe cómo trazar una línea demarcatoria entre él y el ambiente y dibuja una línea clara y nítida por la mitad, pero la traza por el medio de sí mismo. El introyector hace lo que los demás quieren que haga, el proyector le hace a los demás lo que él acusa a los demás de hacerle a él, el hombre en confluencia patológica no sabe quién le está haciendo qué cosa a quién, y el retroflector se hace a sí mismo lo que le gustaría hacer a otros. Cuando alguien retroflecta una conducta, se trata a sí mismo como originalmente quería tratar a otras personas u objetos. Deja de dirigir sus energías hacia afuera en un intento de manipular y llevar a cabo cambios en el ambiente que le satisfarán sus necesidades; más bien, reorienta su actividad hacia adentro y se sustituye a sí mismo por el ambiente como objetivo del comportamiento. En la medida que hace esto, divide su personalidad en "hacedor" y en "hecho a". Literalmente llega a constituirse en el peor enemigo de sí mismo.

La terapia consiste en rectificar las falsas identificaciones. Si la neurosis es el resultado de identificaciones "malas", la salud es el resultado de "buenas" identificaciones. Desde luego que esto deja abierta la cuestión de cuáles son buenas y cuáles son malas identificaciones. Creo que la respuesta más simple y satisfactoria -y que a la vez se basa en la realidad observable- es que las "buenas" identificaciones son aquellas que promueven las satisfacciones y las realizaciones de objetivos del individuo y su ambiente. Y "malas" identificaciones son aquellas que resultan en un aplastamiento y frustración del individuo, o en una conducta destructiva hacia su ambiente. Porque el neurótico no solo se hace miserable a sí mismo, sino que también castiga a todos aquellos que se interesan por él con su comportamiento audestructivo.

Fritz Perls: <>

Proyección



El reverso de la introyección es la proyección. Tal como la introyección es la tendencia a hacer de sí mismo (self) responsable de lo que de hecho es parte del ambiente, así también la proyección es la tendencia de hacer responsable al ambiente de lo que se origina en el sí mismo (self). Clínicamente reconocemos que la paranoia, caracterizada por el desarrollo de un sistema altamente organizado de ilusiones, es el caso extremo de la proyección. Se ha visto en caso tras caso, que el paranoico es una personalidad altamente agresiva, que siendo incapaz de soportar la responsabilidad de sus propios deseos y sentimientosz se los adjudica a objetos o personas en el ambiente. Su convicción de que está siendo perseguido es de hecho la afirmación misma de que quisiera perseguir a otros.
Pero la proyección existe también en formas menos extremas que esta, y tenemos que tener cuidado en distinguir entre proyección, que es un proceso patológico y las suposiciones basadas en la observación, lo cual es normal y sano.
Ejemplos de esto son el novelista que se proyecta en sus personajes, la creación también exige un tipo de comportamiento imaginativo proyectivo... Pero, a diferencia del neurótico proyectivo, no padece de la confusión de identidad. Él sabe hasta dónde llega él y dónde comienzan sus personajes, aunque al calor de la actividad creativa puede perder, temporalmente, su sentido de límite y convertirse en otra persona.
El neurótico no usa el mecanismo de la proyección únicamente en relación a sus quehaceres con el mundo que está afuera de él mismo. También lo usa en sí mismo. No solo tiene la tendencia de desposeer sus propios impulsos, sino que también tiende a desposeer sus propios impulsos, sino que también tiende a desposeer sus propios impulsos, sino que también tiende a desposeer aquellas partes de él mismo de donde se originan aquellos impulsos. Les confiere, por así decir, una existencia objetiva fuera de él, de modo que puede culparlos de sus problemas sin encarar el hecho de que son parte de él mismo. En lugar de ser un participante activo de su propia vida, el proyector se convierte en un objeto pasivo, víctima de las circunstancias.

Basado en el texto de Fritz Perls: <>

sábado, 27 de abril de 2013

Sociología de un Genio: Mozart

 
 
SOCIOLOGÍA DE UN GENIO
 
Wolfgang Amadeus Mozart murió en 1791 a la edad de 35 años; lo enterraron en una fosa común el 6 de diciembre. Sea
cual fuere la grave enfermedad que lo llevó a una muerte tan temprana, lo cierto es que en el período que la precedió, Mozart estuvo con frecuencia al borde de la desesperación. Poco a poco empezaba a sentirse como un hombre derrotado por la vida. Las deudas se amontonaban. La familia cambiaba una y otra vez de alojamiento. El éxito en Viena, al que atrtbuía quizá mayor importancia que a cualquier otro que pudiera obtener, no se produjo.
La buena sociedad vienesa le daba la espalda. El rápido proceso de su enfermedad mortal seguramente dependió en buena
parte de que para él la vida había perdido su valor. Al parecer, murió con el sentimiento del fracaso de su existencia social y, por lo tanto -para utilizar una metáfora-, murió porque su vida se vació de sentido, porque perdió por completo la fe en la posibilidad de que se  realizara aquello que en el fondo de su corazón deseaba por encima de todo. Las dos fuentes  de su voluntad de seguir viviendo, que alimentaban la conciencia de su valor y sentido, estaban a punto de agotarse... Hay muchos indicios que revelan que durante los últimos años de su vida sentía cada vez con mayor intensidad que los estaba perdiendo.
 
 


[...] La tragedia de este hombre y la nuestra, la de la humanidad.

Norbert Elias: "Sociología de un Genio". Ed. Península. Pág.: 3
http://youtu.be/v0kkyDsp6Jc Mozart



La madre de Nietzsche

 
La madre de Nietzsche
En varias cartas dirigidas a amigos de Friedrich Nietzsche, la madre describe el estado del enfermo, al que consagró sus esfuerzos, como si se tratara de un niño pequeño, en la época en que Nietzsche había ya perdido por completo sus energías intelectuales. En un pasaje de estas cartas, la madre refiere que Nietzsche emitía, con rostro risueño, terribles alaridos. No podemos saber si esa información es digna de confianza, pues las madres interpretan a menudo la expresión de los rostros de sus hijos tal como corresponde a sus propios deseos. Pero si las observaciones de la madre son correctas, podemos descubrir en ello la actitud del niño pequeño, muy pequeño, que por fin podía gritar, en presencia de la madre, tan fuerte como jamás le había sido permitido, y que disfrutaba de la tolerancia materna por fin alcanzada. Pues los gritos de un adulto apenas son imaginables sin un rostro desfigurado por el dolor. Algunas mujeres empiezan a tratar con más cariño a sus hijos en el momento en que éstos, a consecuencia, por ejemplo, de una enfermedad mental o cerebral, dejan de estar en condiciones de pensar, es decir, de ejercer crítica alguna. No están muertos todavía, pero sí desamparados y a merced de la madre. A algunas de esas mujeres, educadas ante todo para el cumplimiento del deber, esa actitud de sacrificio por el hijo las hará sentirse buenas y nobles. Si durante su infancia tuvieron que reprimir sus propias críticas, les molestará que el hijo o la hija exterioricen críticas hacia ellas. En cambio, el hijo minusválido las hará sentirse menos cuestionadas. Además, sus sacrificios en favor del hijo son objeto de consideración y de admiración por parte de la sociedad. Por ello es muy probable que la madre de Nietzsche, que contaba dieciocho años al nacer él, y a la que incluso los biógrafos más benévolos describen como una mujer fría, necia e incapaz de interesarse por nada, se sacrificara efectivamente por su hijo cuando éste, en sus últimos años, ya no reconocía a sus amigos y apenas podía hablar.
 
Alice Miller: "La Llave Perdida"