PEACE

PEACE
Paz y Ciencia
Mostrando entradas con la etiqueta Donald Woods Winnicott. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Donald Woods Winnicott. Mostrar todas las entradas

viernes, 13 de junio de 2014

Una Nota sobre la Depresión en el Esquizofrénico (1960): Melanie Klein


Este fragmento del trabajo de Melanie Klein resalta lo importante de alcanzar la posición depresiva para la integración y la reparación. Resulta terrible la agudeza de Melanie Klein y, aún más, su acritud a la hora de exponer sus ideas. Se transmite un universo sumamente duro, pleno de aspectos persecutorios, envidia y agresivos. En verdad, Melanie Klein fue realmente genial aunque entiendo a D.W. Winnicott cuando decide crear el "Middle Group", un grupo que se separa del léxico kleiniano.
Rodrigo Córdoba Sanz, Psicólogo y Psicoterapeuta

UNA NOTA SOBRE LA DEPRESIÓN EN EL ESQUIZOFRÉNICO 1960

En este aporte me concentraré principalmente en la depresión como la experimenta el esquizofrénico paranoico. Mi primera posición surge de la afirmación, expresada en 1935, que la posición paranoide (que posteriormente denominé posición esquizo-paranoide) está vinculada a los procesos de disociación, y contiene los puntos de fijación para el grupo de las esquizofrenias, mientras la posición depresiva contiene los puntos de fijación para la enfermedad maníaco-depresiva. También sostuve, y aún sostengo, la opinión de que las angustias paranoides y esquizoides y los sentimientos depresivos, tal como pueden ocurrir en personas mas normales bajo presión externa o interna, tienen su origen en estas posiciones tempranas, las que se reviven en tales situaciones.

La conexión frecuentemente observada entre los grupos de enfermedades esquizofrénicas y maníaco-depresivas puede explicarse, en mi opinión, por el vínculo evolutivo que existe en la primera infancia entre las posiciones esquizo-paranoide y depresiva. Las angustias persecutorias y los procesos de división, característicos de la posición esquizo-paranoide, persisten, aunque distintos en intensidad y forma, en la posición depresiva. Las emociones de depresión y de culpa, que se desarrollan más ampliamente en la etapa cuando surge la posición depresiva, operan ya (según mis conceptos mas recientes) en cierta medida durante la fase esquizoparanoide. El vínculo entre estas dos posiciones -con todos los cambios en el yo que ellas implican- es que ambas son resultado de la lucha entre los instintos de vida y de muerte. En la más temprana de las dos etapas (que abarca los primeros tres o cuatro meses de vida) las angustias que surgen de esta lucha asumen una forma paranoide y el yo, aún incoherente, está obligado a intensificar los procesos de división. Con el creciente poder del yo surge la posición depresiva. Durante esta etapa disminuyen las angustias paranoides y los mecanismos esquizoides y toma más fuerza la angustia depresiva. Aquí, nuevamente, se puede ver la actuación del conflicto entre los instintos de vida y de muerte. Los cambios que han acontecido son el resultado de alteraciones en los estados de fusión entre los dos instintos. Ya en la primera fase el objeto primario, la madre, se internaliza en sus aspectos bueno y malo. A menudo he sostenido que, a menos que el objeto bueno llegue a ser por lo menos en algún grado una parte del yo, la vida no puede continuar. La relación con el objeto bueno, sin embargo, cambia en el segundo trimestre del primer año, y la conservación de este objeto bueno es esencial en las angustias depresivas. Los procesos de división también se modifican. Mientras hay en el comienzo una división entre el objeto bueno y el malo, esto ocurre juntamente con gran fragmentación tanto del yo como del objeto. A medida que se aminoran los procesos de fragmentación, avanza más al primer plano la división entre el objeto dañado o muerto y el vivo. La disminución de la fragmentación y el enfoque sobre el objeto corren paralelos como pasos hacia la integración, que implica una fusión creciente de los dos instintos y en la cual predomina el instinto de vida.

A continuación presentaré algunas indicaciones para explicar por qué los rasgos depresivos en los esquizofrénicos paranoides no se experimentan en una forma tan fácilmente reconocida como en los estados maníaco-depresivos, y sugeriré algunas explicaciones de la diferencia en el carácter de la depresión tal como se experimenta en estos dos grupos de enfermedades. Anteriormente yo colocaba el énfasis sobre la distinción entre la angustia paranoide, que definía como centrada en la conservación del yo, y la angustia depresiva, que se concentra en la conservación del objeto bueno internalizado y externo. Ahora veo que esta distinción es demasiado esquemática, pues hace muchos años que sostengo el punto de vista de que desde los comienzos de la vida postnatal la internalización del objeto es la base del desarrollo. Esto implica que algún grado de internalización del objeto bueno ocurre también en el esquizofrénico paranoide. Desde el nacimiento en adelante, sin embargo, en un yo carente de fuerza y sujeto a procesos violentos de escisión, la internalización del objeto bueno difiere en carácter y en fuerza de la del maníaco-depresivo. Es menos permanente, menos estable y no permite una suficiente identificación con él. No obstante, puesto que alguna internalización del objeto indudablemente ocurre, la angustia en interés del yo -es decir, la angustia paranoide- incluye también, de manera inevitable, cierto grado de preocupación por el objeto.

Hay otro punto nuevo para agregar: la angustia depresiva y la culpa (definida por mi como experimentada en relación con el objeto bueno internalizado), en la medida en que ocurren ya en la posición esquizo-paranoide, se refieren también a una parte del yo; a saber, aquella parte que -en el sentir del sujeto- contiene el objeto bueno y es en consecuencia la parte buena. Es decir, la culpa del esquizofrénico se refiere a la destrucción de algo bueno dentro de él y también el debilitamiento de su yo por los procesos de división.
Hay una segunda razón por la cual el sentimiento de culpa es experimentado por el esquizofrénico en una forma muy particular, y difícil por lo tanto de discernir. Debido a los procesos de fragmentación -permítaseme recordar aquí la capacidad que poseía Schreber de dividirse en sesenta almas- y a la violencia con que se realiza esta división en el esquizofrénico, la angustia depresiva y la culpa son apartadas con fuerza del resto de la psique. Mientras la angustia paranoide se experimenta en la mayoría de las partes del yo subdividido y por lo tanto predomina, la culpa y la depresión sólo se experimentan en algunas partes que el esquizofrénico siente como fuera de su alcance, hasta que el análisis las trae a la conciencia.
Además, ya que la depresión es principalmente un resultado de la integración del objeto bueno y malo y corre con una mayor integración del yo, el carácter de la depresión en el esquizofrénico difiere inevitablemente de la del maníaco-depresivo.

Una tercera razón por la cual es tan difícil detectar la depresión en el esquizofrénico es que utiliza la identificación proyectiva, que en él es muy fuerte, para proyectar la depresión y la culpa sobre un objeto -durante el procedimiento analítico, principalmente en el analista-. Puesto que a la identificación proyectiva sucede la reintroyección, la tentativa de una proyección duradera de la depresión no logra éxito.
Casos interesantes que ejemplifican la manera como la identificación proyectiva es utilizada por los esquizofrénicos ante la depresión han sido presentados por Hanna Segal en un trabajo reciente (1956). En dicho trabajo la autora ilustra el proceso de mejoría en los esquizofrénicos por el análisis de las capas profundas, lo que ayuda a disminuir la división y la proyección y a acercarse en consecuencia a la posición depresiva, con la culpa y el impulso a la reparación que entonces sobrevienen.

Es únicamente en el análisis de las capas profundas de la psique que hallamos en el esquizofrénico sus sentimientos de desesperanza por sentirse confuso y despedazado. La continuación del análisis nos permite, en algunos casos, lograr acceso al sentimiento de culpa y depresión, al sentirse el paciente dominado por impulsos destructivos y por sentir que se ha destruido a sí mismo y a su objeto bueno por los procesos de división. Tal vez hallemos que, como defensa contra este dolor, la fragmentación vuelve a ocurrir; es sólo por la experiencia repetida de este dolor y su análisis que se puede lograr el progreso.

Quisiera referirme aquí muy brevemente al análisis de un chico de nueve años, muy enfermo, que era incapaz de aprender y estaba profundamente perturbado en sus relaciones objetales. En una sesión experimentó agudamente un sentimiento de desesperanza y culpa por haberse fragmentado a si mismo y haber destruido lo bueno en él. Surgió entonces su cariño por su madre, como también su incapacidad de expresarlo. En ese instante sacó del bolsillo su amado reloj, lo tiró al suelo y lo pisoteó hasta hacerlo añicos. Esto significaba que tanto expresaba como repetía la fragmentación de su si-mismo. Yo extraería ahora la conclusión de que esta fragmentación apareció también como defensa contra el dolor de la integración. He tenido experiencias similares en el análisis de adultos, con la diferencia de que no se expresaban destruyendo una propiedad querida.

Si la tendencia a reparar es movilizada por el análisis de los impulsos destructivos y del proceso de división, puede avanzarse hacia la mejoría, y a veces hacia la cura. Los medios de fortalecer el yo, de posibilitar que el esquizofrénico experimente su propia bondad y la del objeto, que habían sido separadas por división, están basados en deshacer el proceso de división en cierta medida y disminuir así la fragmentación, lo cual significa que las partes perdidas del sí-mismo se le vuelven más accesibles. En contraste, creo que aunque son útiles los métodos terapéuticos de ayudar al esquizofrénico facilitándole la realización de actividades constructivas, éstas no son tan duraderas como el análisis de las capas profundas de la psique y de los procesos de división.

domingo, 6 de abril de 2014

Donald Winnicott: "Squiggle Game"


El “Squiggle Game” o mejor conocido en español como “El Juego del Garabato” fue utilizado por Donald Woods Winnicott en su consulta para favorecer el contacto y la comunicación terapéutica, preferentemente con niños, pero también se puede utilizar con adultos.
Vale la pena mencionar que Winnicott crea y desarrolla esta técnica, de modo equivalente al método de asociación libre, descrito por el padre del psicoanálisis Sigmund Freud a sus pacientes en la terapia psicoanalítica, después de abandonar las técnicas hipnóticas. Donald empieza a desarrollar esta técnica en los años cincuenta cuando realiza uno de sus más importantes trabajos: “Los objetos y fenómenos transicionales”, donde implementa el concepto de espacio transicional, porque considera que la consulta terapéutica se da en una zona que no es ni externa, ni interna. Entonces, se trata de una zona potencial de desarrollo o tercera zona que tiene la capacidad para la creatividad y sobre todo la espontaneidad.
D. W.  Winnicott:
Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar la totalidad de su personalidad y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo.
Para continuar me parece fundamental repasar algunos conceptos winnicottianos como:
Espacio transicional: es una zona intermedia o neutral entre la subjetividad y la objetividad, necesaria para el inicio de una relación entre el bebé y el mundo exterior y se da gracias a una madre suficientemente buena. En esta zona se dan los fenómenos u objetos transicionales.
Objeto transicional: es la primera posesión descrita por Winnicott “no-yo”del bebé. El objeto transicional representa el pecho materno, o el objeto de la primera relación. Porque el objeto transicional puede cobrar más importancia que la madre, pero a su vez la incluye.
Fenómenos transicionales: son el conjunto de conductas y circunstancias que rodean al objeto transicional (acariciar el pecho, salivar o balbucear).
El objeto transicional es un precursor simbólico, el uso de este objeto es lo que permite la transición de lo subjetivo a lo objetivo, dando paso a los procesos de diferenciación y semejanzaS. Después no habrá un objeto como tal, pero queda esa zona intermedia, y es allí donde se da el juego, la creatividad, el aprendizaje, el arte, la cultura y la religión.
Algunos autores plantean que es en esta zona intermedia o espacio transicional donde se puede ubicar al psicoanálisis y también al psicodrama.
Entonces retomando el tema el “Squiggle Game”, se utiliza preferiblemente en la consulta que consiste en una o varias entrevistas, se hace de forma transferencial y terapéutica, donde se utiliza la capacidad de creer (en el terapeuta/psicólogo) del paciente. Partiendo de esto, al trabajar con el “self” (sí mismo) se influye en la totalidad del niño o adolescente.
21664_528369097243594_306303734_nEjemplo número: 1, publicado en el artículo: El Juego del Garabato (de Winnicott)
El sentido del juego para Winnicott está en conocer los límites del espacio transicional, con lo que también se le puede dar un componente diagnóstico, donde se puede conocer el grado de rigidez o flexibilidad de las defensas.
Recordemos que este autor planteaba que su proceso terapéutico se adaptaba a las necesidades del paciente, como la madre se adaptaba a las de su hijo. Además, él consideró al “Squiggle Game” como diagnóstico y a su vez terapéutico por razones técnicas y por la necesidad del paciente.
¿Por qué la necesidad del paciente y por qué en una o más entrevistas? Sencillo, Winnicot desarrolló su consulta terapéutica en el Hospital Paddington Green Children’s al cual llamaba “Psychiatric Snack Bar (cafetería psiquiátrica)”, con el fin de aprovechar la primera entrevista o entrevistas, porque para algunos de sus pacientes por diversas situaciones no era recomendable un tratamiento psicoanalítico.
Winnicott afirma que las personas que vienen a nuestra consulta esperan algo más que un diagnóstico, quiere ser ayudado, por lo menos en algún aspecto puntual de su dificultad o conflicto, y desea que el encuentro produzca un cambio favorable en él. Entonces dice que, cuando se trata de un niño, la hipótesis plantea que si él “… se halla atrapado en un punto de su desarrollo emocional, la entrevista tiene como efecto una liberación de las ataduras y un paso adelante en el proceso del desarrollo”.[1]
Es importante conocer que Winnicott sólo aplica este tipo de tratamiento si el niño se encuentra en una “familia en funcionamiento o al menos una situación familiar” (estructura que implica grados de interdependencia y permanencia entre los miembros de un grupo que convive con uno o más niños de modo que sea confiable para que el niño pueda sacar provecho). “La mayoría de los padres comete errores y al tratar de enmendarlos, suele ser suficiente, argumenta el teórico”.
En su artículo titulado “El juego del garabato”, expresa: “Al realizar esta tarea, que yo llamo consulta terapéutica, con un niño (o con un adulto, lo mismo da), es preciso ser capaz de usar con provecho el limitado tiempo disponible, y tener listas las técnicas, por flexibles que ellas sean. Hay que dar por sentado que en muchos de estos casos, lo que no se logra en la consulta no se logrará en ningún otro lado. La primera consulta puede repetirse, pero si el niño tiene que ver al consultor varias veces, se vuelve indispensable el trabajo en equipo dentro de una institución, y es muy posible que deba derivarse al niño para un tratamiento psicoterapéutico prolongado.”[2]
Podemos mencionar que el “Squiggle Game” es una técnica gráfica sin reglas (porque Winnicott se opone a formalizar la técnica ante el riesgo de perder su espontaneidad, dinamismo e interactividad) en la que el terapeuta y el paciente alternativamente realizan sus garabatos, que son transformados por el otro miembro del juego.
El terapeuta le dice al niño que van a jugar a un juego que a él le gusta, escoge unas hojas del escritorio o mesita que está entre él y el niño y rasga una sin darle mucha importancia, brindándole al niño la impresión de libertad en el juego. Luego toma una hoja y le dice este juego no tiene reglas, simplemente tomo el papel y hago esto, se cierran los ojos y se hace un primer garabato, después se invita al niño a decir qué le parece o también se le dice que puede convertirlo en algo; luego se lo invita a hacer lo mismo y el terapeuta ve si puede hacer algo con lo del niño.
A partir de esta premisa o consigna se establece una relación de igualdad entre el niño y el terapeuta sobre la creatividad y la flexibilidad, ya que se mostraba dispuesto a jugar o realizar alguna actividad placentera para el niño.
Recordemos que el juego es uno de los modos de acceso al inconsciente, mientras lo pueden acompañar la palabra, el chiste, los dibujos y los gestos.
Winnicott se encontró que algunos preadolescentes o adolescentes trataban de jugar a cruz y cero, pero durante la sesión o sesiones se amoldaban al “Squiggle Game”.
En muchas ocasiones, durante una sesión se pueden tener varias hojas con garabatos y su significación se va haciendo cada vez más profunda, y el niño la siente como parte de una comunicación importante.
Durante el recorrido, se acelera el proceso de la transferencia y los objetos subjetivos del individuo se plasman en la hoja o papel.
Con adultos es importante mencionarles que no se trata de un tipo de test, sino sencillamente de un espacio compartido donde se pueden plasmar las imágenes mentales y representaciones de la psiquis. En este espacio se pueden desarrollar los requisitos para una relación, un vínculo emocional donde se han representado elementos muy íntimos que empezarán a cobrar significación en el encuadre y trabajo terapéuticos.
Usos del “Squiggle Game”:
  • Es una técnica importante para el trabajo con niños y adolescentes.
  • Además puede ser un preludio para la terapia más profunda.
  • Durante la entrevista se puede dar una movilización de las fallas del desarrollo emocional del niño.
  • Puede tener como objetivo que el paciente comunique a través de los juegos su conflicto.
  • El juego permite encontrar el self del paciente. Es un encuentro que se da por las significaciones que ofrece el paciente y son interpretadas por el terapeuta.
969616_528903643856806_665115022_nEjemplo número: 2, publicado en el artículo: El Juego del Garabato (de Winnicott)

En lo fundamental interpreto para que el paciente conozca los límites de mi comprensión[3]
La interpretación, no deja de ser un “Squiggle” (garabato), que requiere para su construcción de la participación de ambos protagonistas (terapeuta y paciente).
Entonces, durante el “Juego del Garabato” (el proceso de asociación libre que se desarrolla en el relato que se realiza sobre los dibujos) puede desarrollarse una transferencia particular y es donde se permite o facilita la comunicación de la problemática inconsciente que aqueja al paciente. Esta transferencia se apoya sobre la confianza, facilita el proceso de reconocimiento del modo de falla ocurrida durante el desarrollo emocional del niño, brindándole al garabato un carácter terapéutico, teniendo como sostén al terapeuta en esta particular transferencia regresiva.
Es importante tener en cuenta que el terapeuta no debe abandonar su identidad terapéutica, aunque para jugar lo hace con su verdadero self, mientras que simultáneamente, no es necesario que deba abandonar sus identificaciones. Porque estas mismas identificaciones serán las que le ayudaran a conocer al individuo, además de permitirle, sin dejar de ser el mismo, identificarse con el paciente.
Con esto último podemos decir que es de suma importancia que el terapeuta que aplica la técnica esté en un proceso de formación psicoterapéutica o ya tenga la formación propiamente dicha.
Cuando el terapeuta no está preparado para el juego, puede utilizar las reglas proyectivas ante un inconsciente que se muestra, pero recordemos que puede ser una lectura defensiva de protección del propio terapeuta para no mostrar su propio self en el juego y es uno de los bloques de la transferencia.
Bibliografía
[1] Winnicott, D. W. (1993). “Clínica Psicoanalítica Infantil”. Bs. As., Paidós, p. 13.
[2] Winnicott, Donald: Exploraciones psicoanalíticas II, Paidós, Buenos Aires, 1991, p. 25.
[3] Winnicott; Donald (1971): Realidad y Juego. Gedisa, Barcelona, pág. 118.
Además les recomiendo leer el artículo:
El Juego del Garabato (de Winnicott)
(Amalgama de dos artículos: uno inédito, escrito en 1964, y el otro publicado en 1968) publicado en Voices: The Art and Science of Psychotherapy, vol. 4, Nº1 (1968).

viernes, 30 de agosto de 2013

Objeto Transicional



Es habitual que los bebés sientan especial cariño por un objeto en particular al que se encuentran muy aferrados. Es el llamado objeto transicional, también conocido como objeto de consuelo u objeto de apego.
Puede ser un muñeco, un peluche, un osito, una mantita, un camisón, una almohadita, una sábana, un cojín, un chupete, etc. Generalmente, es un objeto de textura suave, lo que nos recuerda la teoría de la madre suave, que habla de la necesidad innata de las crías de apegarse a un objeto suave para sentirse protegidos.
El objeto transicional se vuelve tan importante en la vida del pequeño que le acompaña durante la mayor parte del día, lo busca cuando necesita consuelo y se vuelve imprescindible a la hora de dormir. Es algo que le brinda seguridad. Representa el apego que el bebé siente con sus padres y le ayuda a controlar la ansiedad de la separación, etapa en la que el bebé comienza a experimentar que es un ser independiente a su madre.

lunes, 26 de agosto de 2013

Miradas de niño a niño

La madre se mira en el bebé y, de ese modo se descubre. La mirada del bebé también recibe y da. Recibe el reconocimiento de su self. Es como una ecografía de su psiquesoma. Jacques Lacan hablaba de "El estadío del Espejo". Que es el momento en el que el reflejo de los otros va constituyendo a la persona.
Donald Woods Winnicott decía que el bebé es reconocido por su madre y esta por su hijo, al respecto decía: "cuando un bebé ve a su madre, ve dos cosas,primero ve las pupilas de su madre y a su madre mirándolo" .
Junto a la capacidad de enamoramiento del bebé, la madre tiene otra destreza, agudeza y sensibilidad que le permite entender al niño y explicárselo. Esto lo ha descrito otro psicoanalista inglés, llamado Wilfred Bion, y lo denominó capacidad de ensoñación (rêverie).
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y Psicoterapeuta

domingo, 7 de julio de 2013

"El concepto de individuo sano"



Esta conferencia la dio Winnicott en 1967, allí describió la salud de la siguiente manera:

"Desde el punto de vista del desarrollo puede decirse que la salud significa una madurez acorde con la que corresponde a la edad del individuo. El desarrollo prematuro del yo o la conciencia prematura de sí no es más saludable que la conciencia tardía. La tendencia a la maduración forma parte de lo que se hereda. De una manera compleja (que ha sido0 objeto de muchos estudios), el desarrollo, especialmente al comienzo, depende de una provisión ambiental suficientemente buena. Un ambiente suficientemente bueno es, podría decirse, el que favorece las diversas tendencias individuales heredadas de un modo tal que el desarrollo se produce conforme a esas tendencias. Tanto la herencia como el ambiente son factores externos si se los considera desde el punto de vista del desarrollo emocional del individuo, es decir,
desde el punto de vista de la psicomorfología". En el libro "El Hogar Nuestro Punto de Partida". Pág.: 28

"Si ha quedado en claro que no estamos de acuerdo con la idea de que la salud sea simplemente la ausencia de trastornos psiconeuróticos -es decir, de perturbaciones relacionadas tanto con el avance de las posiciones del ello hacia la genitalidad plena como la organización de la defensa respecto de la ansiedad en las relaciones interpersonales-, podemos afirmar en este contexto que salud no es comodidad. Los temores, los sentimientos conflictivos, las dudas y las frustraciones son tan característicos en la vida de una persona sana como los rasgos positivos. Ídem. Pág.: 34


http://youtu.be/D-pI3P5C-HQ Tarja Turunen (Swanheart Nightwish Cover) en Lima Peru The Beauty & The Beast
http://youtu.be/e2dNsHMy_2o Tarja Turunen (Kashmir,Immigrant Song,Stairway To Heaven Led Zeppelin

domingo, 1 de abril de 2012

Mano a mano entre Winnicott y Castilla del Pino (Teoría de la Locura)

Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto y... ni en España hay locos, todo el mundo está cuerdo. Terrible, monstruosamente cuerdo. Oíd... esto, historiadores... filósofos... loqueros
León Felipe

La locura está relacionada con la vida cotidiana.
Donald Winnicott

La psiquiatría (desde la nosología de Kraepelin hasta el último manual del DSM de la American Psychiatrics Association), a diferencia de la literatura (véase Shakespeare, Cervantes, Tolstoi, Kafka, Melville y otros), ha caído en la tela de araña de lo clasificatorio sin tener en cuenta el borde esméril que la propia realidad posee, a todas luces más real que la que cualquier disciplina "psi" ofrece. Por tanto, es tarea de la psico(pato)logía (1) la de rescatar lo psíquico de la sedicente nosología psiquiátrica, entendiendo que lo que realmente está en juego entre la cordura y la locura es la capacidad de riqueza psíquica.
Javier Lacruz y Diana Hidalgo (véase "Teoría de la Locura")

Cuando se tiene a mano una teoría de los fenómenos transicionales es posible mirar con ojos nuevos muchos problemas antiguos Donald Winnicott

Mi contribución consiste en pedir que la paradoja sea aceptada, tolerada y respetada, y que no se la resuelva. Es posible resolverla mediante la fuga hacia el funcionamiento intelectual dividido, pero el precio será la pérdida del valor de la paradoja misma. "Realidad y Juego", 1971

El organismo humano tiene vida; el sujeto biografía. Carlos Castilla del Pino

Todo acto de creación implica cierto grado de locura, por cuanto supone asumir un estado de no integración, de incertidumbre, donde el acto creador de la persona, esto es, su gesto espontáneo y original fundamentan su estar vivo y sentirse real. El poeta John Keats, en una carta dirigida a sus hermanos George y Tom Keats datada en 1817, lo expresa del siguiente modo: "Llamo capacidad negativa a la de un hombre que es capaz de existir en medio de las incertidumbres, los misterios, las dudas, sin nada sensible que pueda ser captado tras el acto y la razón". Esta capacidad negativa es la que permite sostener la paradoja y la incertidumbre, la que auspicia y propicia la próspera locura. Javier Lacruz y Diana Hidalgo

Porque la certidumbre y la cordura son terriblemente aburridas. Por supuesto que la locura también lo es, pero hay algo que la mayoría de las personas pueden tolerar en cierta medida: la incertidumbre. Donald Winnicott

Sostengo la opinión de que la locura común es una afección estrechamente asociada al genio y a un particular talento y a una personalidad de excepcional valor; por lo tanto, me inquieta, naturalmente, enterarme de que se efectúan tratamientos que impiden en forma absoluta una plena recuperación, aunque ellos puedan dar origen, en una cierta proporción de casos, a un vuelco hacia la cordura. Donald Winnicott, The Lancet,10 de abril de 1943.

De modo que debemos preguntarnos: ¿a quiénes de entre todas estas personas que se desempeñan satisfactoriamente a pesar de lo que llevan consigo (genes, fallas ambientales tempranas y experiencias desdichadas) incluiremos entre los sanos? Debemos tener en cuenta que de este grupo forman parte muchas personas desagradables que, impulsadas por la angustia, alcanzan logros excepcionales. Tal vez sea difícil convivir con ellas, pero lo cierto es que hacen avanzar al mundo en diversas áreas de la ciencia, el arte, la filosofía, la religión o la política. No me corresponde dar la respuesta, pero debo estar preparado para esta legítima pregunta: ¿qué decir de los genios de este mundo? Donald Winnicott (1967)

Si un adulto nos exige nuestra aceptación de la objetividad de sus fenómenos subjetivos discernimos o diagnosticamos locura. Donald Winnicott

La locura es la forma más personal de vivir. El loco vive según él. Hace su vida. Carlos Castilla del Pino.

La locura es la incapacidad de encontrar a alguien que nos aguante. Donald Winnicott.

A menudo se me ha dicho que la idea de que los locos son como los bebés, o como niños pequeños, sencillamente es falsa. Donald Winnicott.

En este momento estoy enfrascado en la idea de que la teoría psicoanalítica tiene algo que aportar con respecto a la teoría de la locura, o sea, la locura que se presenta clínicamente ya sea bajo la forma del miedo a la locura, o como alguna otra especie de manifestación insana. Trataré de enunciar esto, aunque termine comprobando que solo estoy enunciando algo que es (psicoanalíticamente) obvio. Donald Winnicot, Octubre de 1965.

Es plausible suponer que hay una disposición en el hombre, y sólo en el hombre, para la locura, intrínsecamente suya, que ha de hacerse derivar de la genuina condición estructural de la mente humana. Carlos Castilla del Pino

Si el hombre fuese por un momento consciente de su locura, dejaría de estar loco. G.K. Chesterton.

"Mi tesis es que en la fase más precoz estamos tratando con un estado muy especial de la madre, una condición psicológica que merece un nombre, como puede ser el de preocupación maternal primaria. Sugiero que la literatura psicoanalítica no ha rendido tributo suficiente a una condición psiquiátrica muy especial de la madre acerca de la cual deseo decir lo siguiente: Gradualmente se desarrolla y se convierte en un estado de sensibilidad exaltada [o mejor: intensificada] durante el embarazo y especialmente hacia el final del mismo. Dura unas cuantas semanas después del nacimiento del pequeño. No es fácilmente recordado por la madre una vez que se ha recobrado del mismo. Iría aún más lejos y diría que el recuerdo que de este estado conservan las madres tiende a ser reprimido". Y sigue: "Este estado organizado (que sería una enfermedad si no fuese por el hecho del embarazo) podría compararse con un estado de replegamiento o de disociación, o con una fuga o incluso con un trastorno a un nivel más profundo, como por ejemplo un episodio esquizoide en el cual algún aspecto de la personalidad se haga temporalmente dominante. Me gustaría encontrar una buena forma de denominar este estado y proponerla para que se tuviese en cuenta en todas las referencias a la fase más precoz de la vida del pequeño. No creo que sea posible comprender el funcionamiento de la madre durante el mismo principio de la vida del pequeño sin ver que la madre debe ser capaz de alcanzar este estado de sensibilidad exaltada, casi de enfermedad, y recobrarse luego del mismo. (Utilizo la palabra enfermedad porque una mujer debe estar sana, tanto para alcanzar este estado como para recobrarse de él cuando el pequeño la libera. Si el pequeño muriese, el estado de la madre se manifestaría repentinamente en forma de enfermedad. La madre corre este riesgo)". Donald Winnicott, 1956.

–Así es –aseguró el doctor Warner imperturbable–, la locura generalmente es incurable.
–Lo mismo pasa con la cordura –dijo el irlandés estudiándole con ojos tristes.
G.K. Chesterton.

"Debemos recordar que la huida a la cordura no equivale a la salud. La salud es tolerante con la mala salud: de hecho, le resulta provechoso estar en contacto con la mala salud en todos sus aspectos, especialmente con la enfermedad llamada esquizoide, y también con la dependencia". Donald Winnicott, 1956, "La Huída Hacia la cordura".

"A través de la expresión artística nos es dado esperar mantenernos en contacto con nuestros selves primitivos, de donde emanan los sentimientos más intensos e incluso unas sensaciones terriblemente agudas, y lo cierto es que la mera cordura equivale a pobreza". A esta pobreza psíquica contrapone la riqueza psíquica, que se fundamenta en que "la vida merece la pena ser vivida".

"No nos esforcemos por no ser locos. Somos y dejamos de serlo, muchas veces en la vida. Lo que hemos de evitar es instalarnos en la locura o en la normalidad". Carlos Castilla del Pino, "Aflorismos".

viernes, 29 de octubre de 2010

La vida merece la pena de ser vivida

Esta frase puede aparecer en un texto de Perls, de Maslow, de Frankl o de Winnicott. Este último fue psicoanalista, pero se escurrió de los modelos imperantes creando una propia escuela que no consideraba rígida y que invitaba a que se fuera expandiendo y adaptando a la época y al paciente.
Pero es importante el tronco común que les une, Winnicott en una pequeña biografía que encontré lo representaban como "psicoanalista humanista" o tal vez fuese "psicoanalista existencialista". En verdad el objetivo de la psicoterapia humanista y de Winnicott como otros psicoanalistas es trabajar la salud, potenciar la parte creativa de la persona que sufre y avalar sus percepciones así como validar su dolor. Poco a poco, como dice Hugo Bleichmar, ahora en la Universidad de Comillas, es el crecimiento mental lo que contribuye a que se lleve a cabo la curación. Hugo Bleichmar es un psicoanalista de corte más clásico, que conoce a Winnicott y da seminarios de profundidad pero su formación es clásica, sin embargo él ha integrado las neurociencias y el cognitivismo en su teoría, su mujer, Dio Bleichmar ha hecho lo propio centrándose más en los niños y las relaciones con sus padres. Abarcando toda la clínica.
La vida merece la pena de ser vivida de forma creativa, se trata de un aforismo winnicottiano que dice lo que otros han pensado, Winnicott consideraba que había que hablar de lenguaje vivo y lenguaje muerto, consideró que el lenguaje kleiniano era muerto y así lo dijo, con la consiguiente retaliación de la SPB. Él lucho por hacer ver a sus interlocutores y pacientes que el ser humano trasciende la enfermedad, que es mucho más que eso, por ejemplo dijo la ausencia de síntomas es el punto de partida para la salud.
Su objetivo era la riqueza psíquica, la capacidad de aceptar sin resolver las paradojas de la vida y llevar una vida creativa que llenara al sujeto, como Maslow hablara de experiencia cumbre y autorrealización, de personas creativas no de personas enfermas. Todos ellos consideraban que sacar a delante el potencial existencial y el proyecto de vida que les produjera satisfacción podría ser beneficioso para su desarrollo vital y esto redundaría en toda la dimensión humana. Todo esto sin ceñirse a realizar un trabajo dirigido a la psicopatología como se enseñaba desde el siglo XIIX: Griesinger: Las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro. Se puede entresacar grandes lecturas de los postulados de Freud, por ejemplo el hecho de hacernos ver que hay un sótano oscuro allá abajo pero como él dice, queda por estudiar el resto del edificio y esto es lo que han hecho sus sucesores variando el estilo, forma y filosofía de la psicoterapia para estar más cercanos al dolor, más próximos a la persona que sufre y ayudar con autenticidad y de manera genuina a la persona que sufre un problema determinado de carácter psicológico.
Se trata, entonces de tener en el punto de mira la salud y el desarrollo pleno del individuo, dejando atrás los conceptos de centrarse en la psicopatología, esto hay que saberlo detalladamente pero es más pleno el trabajo como consideran los autores citados y yo mismo cuando la relación emocional que se desarrolla entre paciente y terapeuta alcanza unos grados cálidos de confiabilidad, compromiso, confianza y constancia.
Como decía Michel Foucault de la teoría se infieren técnicas que hay que aplicar como instrumentos. Es sólo eso. Más allá hay que construir un espacio vivo y creativo, las contribuciones de la arteterapia pueden resultar interesantes para incluir con alguna suerte de pacientes.

lunes, 4 de octubre de 2010

Jhon Rickman

La locura es la incapacidad de encontrar alguien que nos aguante. John Rickman


(En 1924, John Rickman creó un instituto de psicoanálisis siguiendo el modelo del Berliner Psychoanalytisches Institut (BPI) y, dos años más tarde, la BPS, gracias al aporte de un mecenas americano, logró establecer una clínica psicoanalítica (la London Clinic of Psycho-Analysis) en la que se realizaban curas gratuitas. Durante cincuenta años, más de tres mil personas se beneficiaron con la atención de la clínica: "Había un acuerdo mutuo -escribió Pearl King-, según el cual los profesionales debían dedicar una sesión gratuita por día a la clínica, o bien realizar otro trabajo equivalente". A partir de 1930, la segunda generación psicoanalítica inglesa (tercera en el plano mundial) adhirió a la BPS: Marjorie Brierley (1893-1984), John Bowlby, William Gillespie, Donald Woods Winnicott, Wilfred Ruprecht Bion. John Rickman fue amigo de Winnicott, y este último usó su frase en el contexto de la riqueza psíquica, la creatividad y la locura. En "Desarrollo Emocional Primitivo", Winnicott afirma: "A través de la expresión artística podemos esperar mantenernos en contacto con nuestros selves  primitivos, de los que se derivan los sentimientos más intensos e incluso unas sensaciones terriblemente agudas, y en verdad que somos pobres si solo estamos cuerdos. En "La Familia y el desarrollo del individuo" apunta: "La psicosis es algo mucho más concreto y más relacionado con los elementos de la personalidad y la existencia humanas que la psiconeurosis, y para citarme a mí mismo, sin duda somos muy pobres si somos totalmente cuerdos.)

martes, 5 de mayo de 2009

Freud en Winnicott


Antes que yo pueda indicarle nada, tengo que saber mucho sobre usted. Le ruego, por tanto, que me cuente lo que usted sepa de sí mismo.
Una advertencia aún, antes de empezar: su relato ha de diferenciarse de una conversación corriente en una cierta condición. Normalmente procura usted, como es natural, no perder el hilo de su relato y rechazar todas las ocurrencias e ideas secundarias que pudieran hacerle incurrir en divagaciones impertinentes. En cambio, ahora tiene usted que proceder de otro modo. Advertirá usted que durante su relato acudirán a su pensamiento diversas ideas, que usted se inclinará a rechazar con ciertas objeciones críticas....Más adelante conocerá usted, y reconocerá, la razón de esta regla, que es, en realidad, la única que habrá usted de observar. Diga usted, pues, todo lo que acuda a su pensamiento.
La iniciación del tratamiento (Freud, 1913).

En "Recuerdo, repetición y elaboración" (Freud, 1914), encontramos esto:
Con la nueva técnica, el curso del análisis se hace mucho más complicado y trabajoso; algunos casos ofrecen al principio la serena facilidad habitual en el tratamiento hipnótico, aunque no tarden en tomar otro rumbo, pero lo general es que las dificultades surjan desde un principio. Ateniéndonos a este último tipo, para caracterizar la diferencia, podemos decir que el analizado no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como recuerdo, sino como acto; lo repite sin saber, naturalmente, que lo repite...
La transferencia crea así una zona intermedia entre la enfermedad y la vida, y a través de esta zona va teniendo efecto la transición desde la primera a la segunda.

Esa zona intermedia es predecesora del espacio transicional de Winnicott, que procuró a través del dibujo con la técnica del squiggle o juego del garabato algo similar al fort-da de Winnicott, es decir lo que el niño construye en su imaginación entre lo que está dentro y fuera de la mente, un espacio intermedio yo-no yo entre lo subjetivo y el mundo externo.
También apunta Freud sobre algo que trabaja brillantemente Winnicott en "Miedo al derrumbe" me refiero a vivir, experienciar en la transferencia lo vivido y que ha quedado consituido como conflicto. "Eso que temes ya lo has vivido" diría Winnicott, en relación al miedo al derrumbe, "un derrumbe que ya se ha producido".
Recordar que cuando Winnie era presidente de la SPB reunió fondos para alzar un busto del gran creador del psicoanálisis. Todo esto aunque James Strachey, su analista y traductor de la obra de Freud al inglés, le dijera que lo que "tenía que leer de Freud no era demasiado"...

domingo, 26 de octubre de 2008

PsicoterapiaS

"Se me pregunta muchas veces sobre mi método psicoterapéutico o analítico. No puedo dar sobre esta cuestión una respuesta terminante. La terapéutica es en cada caso distinta. Si un médico me dice que "sigue" estrictamente tal o cual "método", dudo del efecto terapéutico. (...) La psicoterapia y los análisis son tan distintos como los mismos individuos."

Carl G. Jung

“Me aterra pensar cuántos profundos cambios impedí o demoré en pacientes de cierta categoría de clasificación debido a mi necesidad personal de interpretar. Si sabemos esperar, el paciente llega a una comprensión en forma creadora y con inmenso júbilo, y ahora disfruto de ese alborozo más de que solía gozar con el sentimiento de haber sido penetrante."

Donald Woods Winnicott