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Paz y Ciencia

sábado, 6 de abril de 2013

Aprender de la Experiencia



La mayor parte de las cuestiones que se dirimen en una psicoterapia no pueden ser objetivadas como una rata de laboratorio. De hecho, tras vivir una experiencia terapéutica podría resultar, de alguna manera, superficial el explicar cómo se sienten los miembros de la psicoterapia. Se trata de un fuerte vínculo emocional-terapéutico, donde se crean, se construyen, nuevas maneras de construir la realidad y poco a poco, la persona que solicita ayuda empieza a dar sentido a pedazos que anteriormente estaban despedigados, como "piedras" de un riñón.

Este proceso es de ida y vuelta, el terapeuta puede sentir ternura, cariño, amor, ternura y compasión, eso significa que cuando la flor deja de tener espinas sigue siendo hermosa y además podemos tomar contacto con ella. Es en ese momento cuando la psicoterapia ha establecido un vínculo, cuando ha surgido algo impòrtante y trascendente entre los dos miembros de la psicoterapia. No existen artificios, ni simulacros, ni pautas, ni nada semejante, que pueda ser más eficaz que el terapeuta se abra tal y como es, diga lo que piense y esté de una forma auténtica y genuina a acompañar a la persona que pide ayuda. Iba a escribir, "que sufre", rectifico porque todo ser humano sufre y el terapeuta, a mi parecer no debe situarse en una posición de superioridad, de autoridad, el respeto se lo debe ganar como ser humano, como persona y como persona asistente que le tiende la mano y le abre el corazón al "paciente".

Rodrigo Córdoba Sanz.

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