Para Gurdjief, la observación de sí es un acto de atención consciente, activo y dirigido hacia adentro. No es equivalente a conocer ni pensar, se puede pensar mucho acerca de sí y no "observarse" nada.
Para llevar a cabo la observación es necesario dividirse en dos: un observante y un observado. No se puede observar un estado cuando uno mismo "es" el estado que habría que observar. Un hombre debe observar todo lo que ocurre en su mundo interno y en sus interrelaciones, sus pensamientos, sus emociones, sus acciones, sus fantasías.
La observación de sí es darse cuenta de que cuando nos ponemos en contacto con la vida lo hacemos con actitudes que nos han sido inculcadas. Liberarse de esta manera adquirida de tomarse la vida requiere una mirada al interior para ver a esa persona adquirida que llamamos "yo". La autoobservación disuelve este "terrible engreimiento" (Karen Horney), que se funde en "imágenes, actitudes y topes". El teabajo disuelve esa "enloquecedora autoimagen" tan profundamente arraigada y de la que somos esclavos.
Gurdjief habla de los diferentes yoes: de los yoes suspicaces, envidiosos o desconfiados. Esto responde a las distintas pasiones que hay en nosotros.
Karen Horney plantea, en lo descriptivo, tres formas de autoobservación: las conductas habituales (en correspondencia con el centro motor), las alteraciones emocionales (centro emocional) y el mundo imaginativo (centro intelectual).
lunes, 3 de diciembre de 2012
La observación de sí
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