La ruta que debes recorrer tú mismo se encuentra en pulir el espejo de tu corazón. No es con rebeldía y discordia como se pule el espejo del corazón, libre del crín de la hipocresía y la incredulidad. Tu espejo es pulido por la certeza; por la pureza sin aleación de tu fe.
Si quieres que el espejo refleje el rostro, sostenlo recto y mantenlo pulido.
Aunque el sol no escatime su luz, cuando es visto en la niebla parece solo vidrio; y criaturas más bellas aún que los ángeles parecen, en un cuchillo, tener rostros de demonios ...
Cuando aún estás fragmentado e inseguro, ¿qué importa la índole de tus decisiones?
El jardín amurallado de la Verdad
HAKIM SANAI (S.XII)
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