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Paz y Ciencia
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martes, 2 de agosto de 2022

WAYNE DYER

 


Instagram: @psicoletrazaragoza

Rodrigo Córdoba:

www.rcordobasanz.es




BIOGRAFÍA.

Nació en Detroit, Michigan, el 10 de mayo de 1940. Fue un psicólogo escritor de libros de autoayuda estadounidense. Su inspiración fue la psicología transpersonal y, en concreto, su fundador Abraham Maslow. Sus enseñanzas sobre la superación personal se basaron en su propia historia vital, ya que vivió bastante tiempo en orfanatos hasta los 10 años cuando su padre abandonó a la familia.

En sus primeros libros, esta influencia se muestra en su creencia en las posibilidades de desarrollo de la persona más allá de la persona, para llegar a desarrollar todas nuestras potencialidades como seres humanos (persona sin límites), en lugar de centrarse en tratar la enfermedad o el trastorno inconsciente, la mera modificación de conducta o pensamiento, o limitándonos a ser “solamente” humanos.

Fue psicoterapeuta y Doctor en Psicología por la Wayne State University. Era profesor en la St. Johns University de Nueva York cuando escribió su primer libro “Tus Zonas Erróneas” (1976), que vendió 35 millones de copias en diferentes idiomas, permaneciendo 64 semanas consecutivas como best-seller en el New York Times, y que cambió su vida para siempre.

Dyer tiene un Doctorado en Consejería para la Educación de Wayne State University y fue profesor asociado en la Universidad St. John’s en Nueva York.El Dr. Wayne Dyer es afectuosamente llamado el “padre de la motivación” por sus fans.

Es el autor de más de 30 libros, ha producido numerosos programas de audio y vídeos, y ha aparecido en miles de programas de televisión y radio.

En 2009 Dyer anunció que tiene leucemia linfocítica crónica.

Muere el 29 de agosto de 2015 en el Condado de Maui, Hawai, a los 75 años.

FRASES CELEBRES.

– “Mis creencias son que la verdad es verdad hasta que la organizas, y entonces se convierte en mentira. No creo que Jesús enseñara Cristianismo, Jesús enseñaba bondad, amor, compasión, y paz. Lo que digo a la gente es: no seas cristiano, se como Cristo. No seas budista, sé como Buda.”

– “El progreso depende de seres que son innovadores, que rechazan los convencionalismos y modelan sus propios mundos”.

– “Siendo la muerte una propuesta tan eterna y la vida tan increíblemente breve, pregúntate a ti mismo: ¿Debo evitar hacer las cosas que realmente quiero hacer? Ser feliz, vivir efectiva y eficientemente y amar son metas mejores y más importantes”.

– “Puedes mirarte a ti mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren”.

– “El prejuicio se basa no tanto en lo que uno odia o le desagrada, ya sean ideas, actividades o gente, sino en el hecho de que es más fácil y seguro quedarse con lo conocido”.

– “No tienes que saber hacia dónde vas; lo importante es estar en el camino”.

– “El tener conciencia de la rutina es dar el primer paso para cambiarla”.

PUBLICACIONES.

 “Tus zonas erróneas”.
– “El cielo es el límite”.
– “Los regalos de Eykis”.
– “Tus zonas mágicas”.
– “La felicidad de nuestros hijos”.
– “Tus zonas Sagradas”.
– “La fuerza de creer”.
– “Promesa de amor”.
– “Construye tu destino”.
– “Camino de la perfección”.
– “La Sabiduría de todos Los tiempos”.
– “Diez secretos para el éxito y la paz interior”.
– “El Poder de la Intención”.
– “En busca del equilibrio”.
– “Inspiración: Tu llamado primordial”.
– “Nuevos pensamientos para una vida mejor”.
– “Piensa diferente, vive diferente”.

viernes, 4 de febrero de 2022

AMOR

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Y Psicoterapeuta. Zaragoza Gran Vía Y Online. Teléfono: 34 653 379 269.                            Página Web: www.rcordobasanz.es


El amor se compone básicamente del ahora mezclado con chispazos de un pasado que rescata las buenas cosas vividas, los recuerdos de momentos mágicos y también de aquellos álgidos que luego suponen una victoria. El amor toma una tendencia en el futuro, pero no es algo que se pueda planificar del todo, aunque estemos acostumbrados a decir que anhelamos casarnos a tal edad y tener nuestros hijos en tal momento. El futuro en el amor es solo una proyección que se aproximará según nuestra oportunidad. ¿Nuestra? Sí señor, en el amor, ya las cosas van combinadas, sin entrar en características de los controladores, las ilusiones personales no se tocan sino que se tratan de intersectar con las de nuestro par. Es en ese contraste en el que con ilusión esperamos inmortalizar nuestro amor, un para siempre que nos acompañe aunque sea en recuerdos.

Tal vez el amor no sea como lo esperábamos y sintamos el miedo por no creer que estamos frente a algo de verdad, muy real. Entonces nos detenemos a disfrutar de las pequeñas cosas, el juego de niños, el simple hecho de transformarnos en el amor hasta cansarnos para luego jugar nuevamente a volver a ser amigos y después regresar al amor, todo un círculo vicioso. Que sean los abrazos el camino al deshielo y los besos el puente para llegar hasta esas mágicas palabras: «Te Amo». Que sea en la complicidad de uno de los lugares más románticos solo para nosotros, caminar de la mano hasta que se oculte el sol paseando juntos al lado del río, sin haber dejado un candado en el puente, soñamos con la eternidad expectativas del mañana y dibujamos en nuestros corazones ese sueño de vivir por siempre, siempre con libertad, paradójicamente encerrados en un hechizo de volver siempre a recordarnos. Mostrarnos todo, viviendo al máximo las emociones, arriesgándonos así a enamorarnos más, y dejar que los últimos días se encargasen de decirnos si nos volveremos a ver. Un amor que puede cubrir deseos y necesidades, capaz de hacernos eternos en un sueño para luego hacer juntos del sueño, realidad.

Tan alto como nuestras alas nos dejaron subir, contemplamos desde aquella torre todo lo que habíamos logrado juntos, tiritando tal vez no solo por el frío inclemente sino también por la intriga que nos llegaba al sentir algo tan natural y tan arriesgado, a la vez. La naturaleza nos sonreía en aquellos campos mientras que hasta la historia nos decía que los amores así no terminan jamás. Sabores nuevos para dos soñadores, en concordia, llegamos a un nuevo nivel entre nuestras bromas, absurdas como siempre. Todo era simple: mirarnos y querernos día a día. Disfrutar de la oportunidad de estar juntos en un lugar lleno de magia. Agradecer por aquel monumental triunfo sobre el miedo infame que habíamos sentido, previo a la pasión de una ciudad que no nos miraba si quiera. Acompañados por un sentimiento rotulado de distintos modos, confrontados quizás, pero con una sola traducción al francés: «L’amour»

Conclusión


Quisiera plasmar toda aquella esencia de un cariño impregnada entre jirones y vagones del metro, y cada beso y abrazo, con aroma parisino como en aquella canción de La Oreja de Van Gogh que alguna vez me fue dedicada, pero solo logro recordar en voz alta, lo siento. El amor eterno tal vez no exista como tal, pero sí, al menos, se puede inmortalizar el amor, correspondido o no, ahí estará, intangible. Ya no seremos «lo que fue», sino «lo que pudo haber sido». La vida fluirá y no podemos esperar, pero sí podemos rendir homenaje a aquello que nos marcó y, admitamos, sin temor, que habrá que redescubrir cómo superar todo lo vivido. ♫Por mucho que te ame todavía, por mucho que te ame siempre. Por más que te ame sólo a ti, por más que sienta amor… Si tú no comprendes que debes volver, haré de nosotros dos el más bello recuerdo…

jueves, 3 de febrero de 2022

Lou Andreas Salomé

 



Lou Andreas-Salomé.  (San Petersburgo, Rusia ,12 de febrero de 1861- Alemania, 5 de febrero de 1937). Escritora,  psicoanalista y pensadora rusa.

 
Famosa por su independencia y libertad. Fue  compañera y guía intelectual de artistas y escritores/as de finales del siglo XIX.

Ávida de saber, Lou busca  una educación más allá de la típica para una mujer de  esa época. A los diecisiete años, consigue que el predicador alemán Hendrik Gillot, veinticinco años mayor que ella, le enseñe teología, filosofía, religión y literatura francesa y alemana.

Más tarde viajará con su madre a Zúrich para  ingresar en la universidad donde fue una de las primeras estudiantes mujeres. Allí estudió filosofía, historia del arte y religión comparada.

Un personaje relevante en la vida de Lou será la figura del feminismo alemán Malwida Von Meysenbug, gran amiga de Wagner, a través de la cual conoce a Paul Rée y a Nietzche.

También se relacionó con  el periodista alemán Georg Lebedour, el poeta austro-húngaro Rainer Maria Rilke,  los psicoanalistas Sigmund Freud y Viktor Tausk, el dramaturgo alemán Frank Wedekind,  el medico y analista Poul Bjerre y
 Adler .

A pesar de su oposición al matrimonio y de sus relaciones abiertas con muchos otros hombres, Salomé tuvo un matrimonio célibe con el profesor de lingüística Carl Friedrich Andreas, con quien  permaneció casada desde 1887 hasta la muerte de Andreas en 1930. 

Salomé fue una escritora prolífica, escribió obras y ensayos,   varias novelas, escribió también  sobre crítica literaria, filosofía y psicoanálisis. En todos sus escritos existe una reflexión vital que gira sobre ella misma, sobre el estatus de la mujer, sobre la psicología del ser humano, sobre las costumbres y sobre la gente que conoció. Entre sus  obras están: “En la lucha por Dios” (bajo el pseudónimo de Henry Lou) . “Nietzche” (1894) .“De un alma extraña”, 1896.“Fenitschka. Una divagación” (1898).“Zona cerpuscular”, 1902.“El erotísmo”, 1910.“La hora sin Dios”, 1922.“Rainer Maria Rilke, 1928. “Mi agradecimiento a Freud”, 1931.” Mirada retrospectiva”. “Rainer Maria Rilke-Lou Andreas-Salomé; Correspondencia”.“Aprendiendo con Freud”.Fue también una creativa feminista. Por su indiferencia ante las convenciones morales y su curiosidad insaciable, Andreas-Salomé representó un desafío para la sociedad de la época. Freud más tarde diría de ella que era: “una mujer de peligrosa inteligencia”.

En la imagen Lou Andreas-Salomé parodia a Nietzche representando la frase ¿Vas con hombres? No olvides el látigo.( Nietzche solía repetir la frase de su ama de llaves : “¿Vas con mujeres? No olvides el látigo”). 
Lou  tuvo tantas proposiciones amorosas que llego a exclamar: ¿Qué les pasa a los hombres? ¿Son incapaces de sentir amistad hacia una mujer, sólo saben ser amantes o esposos?” .

Ella fue siempre una mujer libre e independiente: “El mundo no ha de ayudarte, ¡créeme! Si quieres una vida, ¡róbala!”. Llegó a decir: “Vamos a ver si no resulta que la mayoría de las llamadas barreras insuperables que el mundo traza vienen a ser inofensivas rayas de tiza!». Para ella  todas las barreras siempre fueron inofensivas rayas de tiza.

martes, 1 de febrero de 2022

BERTRAND RUSSELL: MADEJA

 



Fragmento de Los problemas de la filosofía. Bertrand Russell.

Habiendo llegado al final de nuestro breve resumen de los problemas de la filosofía, bueno será considerar, para concluir, cuál es el valor de la filosofía y por qué debe ser estudiada. Es tanto más necesario considerar esta cuestión, ante el hecho de que muchos, bajo la influencia de la ciencia o de los negocios prácticos, se inclinan a dudar que la filosofía sea algo más que una ocupación inocente, pero frívola e inútil, con distinciones que se quiebran de puro sutiles y controversias sobre materias cuyo conocimiento es imposible.

Esta opinión sobre la filosofía parece resultar, en parte, de una falsa concepción de los fines de la vida, y en parte de una falsa concepción de la especie de bienes que la filosofía se esfuerza en obtener. Las ciencias físicas, mediante sus invenciones, son útiles a innumerables personas que las ignoran totalmente: así, el estudio de las ciencias físicas no es sólo o principalmente recomendable por su efecto sobre el que las estudia, sino más bien por su efecto sobre los hombres en general.

Esta utilidad no pertenece a la filosofía. Si el estudio de la filosofía tiene algún valor para los que no se dedican a ella, es sólo un efecto indirecto, por sus efectos sobre la vida de los que la estudian. Por consiguiente, en estos efectos hay que buscar primordialmente el valor de la filosofía, si es que en efecto lo tiene.

La filosofía, como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conocimiento. El conocimiento a que aspira es aquella clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de las ciencias, y el que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Pero no se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito realmente grande en su intento de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones. Si preguntamos a un matemático, a un mineralogista, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qué conjunto de verdades concretas ha sido establecido por su ciencia, su respuesta durará tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si hacemos la misma pregunta a un filósofo, y éste es sincero, tendrá que confesar que su estudio no ha llegado a resultados positivos comparables a los de las otras ciencias. Verdad es que esto se explica, en parte, por el hecho de que, desde el momento en que se hace posible el conocimiento preciso sobre una materia cualquiera, esta materia deja de ser denominada filosofía y se convierte en una ciencia separada. Todo el estudio del cielo, que pertenece hoy a la astronomía, antiguamente era incluido en la filosofía; la gran obra de Newton se denomina Principios matemáticos de la filosofía natural. De un modo análogo, el estudio del espíritu humano, que era, todavía recientemente, una parte de la filosofía se ha separado actualmente de ella y se ha convertido en la ciencia psicológica. Así, la incertidumbre de la filosofía es, en una gran medida, más aparente que real; los problemas que son susceptibles de una respuesta precisa se han colocado en las ciencias, mientras que sólo los que no la consienten actualmente quedan formando el residuo que denominamos filosofía.

Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía: la filosofía debe ser estudiada, no por las respuestas concretas a los problemas que plantea, puesto que, por lo general, ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera, sino más bien por el valor de los problemas mismos…

Sin embargo, esto es sólo una parte de la verdad en lo que se refiere a la incertidumbre de la filosofía. Hay muchos problemas —y entre ellos los que tienen un interés más profundo para nuestra vida espiritual— que, en los límites de lo que podemos ver, permanecerán necesariamente insolubles para el intelecto humano, salvo si su poder llega a ser de un orden totalmente diferente de lo que es hoy. ¿Tiene el Universo una unidad de plan o designio, o es una fortuita conjunción de átomos? ¿Es la conciencia una parte del Universo que da la esperanza de un crecimiento indefinido de la sabiduría, o es un accidente transitorio en un pequeño planeta en el cual la vida acabará por hacerse imposible? ¿El bien y el mal son de alguna importancia para el Universo, o solamente para el hombre? La filosofía plantea problemas de este género, y los diversos filósofos contestan a ellos de diversas maneras. Pero parece que, sea o no posible hallarles por otro lado una respuesta, las que propone la filosofía no pueden ser demostradas como verdaderas. Sin embargo, por muy débil que sea la esperanza de hallar una respuesta, es una parte de la tarea de la filosofía continuar la consideración de estos problemas, haciéndonos conscientes de su importancia, examinando todo lo que nos aproxima a ellos, y manteniendo vivo este interés especulativo por el Universo, que nos expondríamos a matar si nos limitáramos al conocimiento de lo que puede ser establecido mediante un conocimiento definitivo.

Verdad es que muchos filósofos han pretendido que la filosofía podía establecer la verdad de determinadas respuestas sobre estos problemas fundamentales. Han supuesto que lo más importante de las creencias religiosas podía ser probado como verdadero mediante una demostración estricta. Para juzgar sobre estas tentativas es necesario hacer un examen del conocimiento humano y formarse una opinión sobre sus métodos y limitaciones. Sería imprudente pronunciarse dogmáticamente sobre estas materias; pero si las investigaciones de nuestros capítulos anteriores no nos han extraviado, nos vemos forzados a renunciar a la esperanza de hallar una prueba filosófica de las creencias religiosas. Por lo tanto, no podemos alegar como una prueba del valor de la filosofía una serie de respuestas a estas cuestiones. Una vez más, el valor de la filosofía no puede depender de un supuesto cuerpo de conocimientos seguros y precisos que puedan adquirir los que la estudian.

De hecho, el valor de la filosofía debe ser buscado en una, larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio; los objetos habituales no le suscitan problema alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas.

Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, como hemos visto en nuestros primeros capítulos, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, el disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar.

Aparte esta utilidad de mostrarnos posibilidades insospechadas, la filosofía tiene un valor —tal vez su máximo valor— por la grandeza de los objetos que contempla, y la liberación de los intereses mezquinos y personales que resultan de aquella contemplación. La vida del hombre instintivo se halla encerrada en el círculo de sus intereses privados: la familia y los amigos pueden incluirse en ella, pero el resto del mundo no entra en consideración, salvo en lo que puede ayudar o entorpecer lo que forma parte del círculo de los deseos instintivos. Esta vida tiene algo de febril y limitada. En comparación con ella, la vida del filósofo es serena y libre. El mundo privado, de los intereses instintivos, es pequeño en medio de un mundo grande y poderoso que debe, tarde o temprano, arruinar nuestro mundo peculiar. Salvo si ensanchamos de tal modo nuestros intereses que incluyamos en ellos el mundo entero, permanecemos como una guarnición en una fortaleza sitiada, sabiendo que el enemigo nos impide escapar y que la rendición final es inevitable. Este género de vida no conoce la paz, sino una constante guerra entre la insistencia del deseo y la importancia del querer. Si nuestra vida ha de ser grande y libre, debemos escapar, de uno u otro modo, a esta prisión y a esta guerra

Un modo de escapar a ello es la contemplación filosófica. La contemplación filosófica, cuando sus perspectivas son muy amplias, no divide el Universo en dos campos hostiles: los amigos y los enemigos, lo útil y lo adverso, lo bueno y lo malo; contempla el todo de un modo imparcial. La contemplación filosófica, cuando es pura, no intenta probar que el resto del Universo sea afín al hombre. Toda adquisición de conocimiento es una ampliación del yo, pero esta ampliación es alcanzada cuando no se busca directamente. Se adquiere cuando el deseo de conocer actúa por sí solo, mediante un estudio en el cual no se desea previamente que los objetos tengan tal o cual carácter, sino que el yo se adapta a los caracteres que halla en los objetos. Esta ampliación del yo no se obtiene, cuando, partiendo del yo tal cual es, tratamos de mostrar que el mundo es tan semejante a este yo, que su conocimiento es posible sin necesidad de admitir nada que parezca serle ajeno. El deseo de probar esto es una forma de la propia afirmación, y como toda forma de egoísmo, es un obstáculo para el crecimiento del yo que se desea y del cual conoce el yo que es capaz. El egoísmo, en la especulación filosófica como en todas partes, considera el mundo como un medio para sus propios fines; así, cuida menos del mundo que del yo, y el yo pone límites a la grandeza de sus propios bienes. En la contemplación, al contrario, partimos del no yo, y mediante su grandeza son ensanchados los límites del yo; por el infinito del Universo, el espíritu que lo contempla participa un poco del infinito.

Por esta razón, la grandeza del alma no es favorecida por esos filósofos que asimilan el Universo al hombre. El conocimiento es una forma de la unión del yo con el no yo; como a toda unión, el espíritu de dominación la altera y, por consiguiente, toda tentativa de forzar el Universo a conformarse con lo que hallamos en nosotros mismos. Es una tendencia filosófica muy extendida la que considera el hombre como la medida de todas las cosas, la verdad hecha para el hombre, el espacio y el tiempo, y los universales como propiedades del espíritu, y que, si hay algo que no ha sido creado por el espíritu, es algo incognoscible y que no cuenta para nosotros. Esta opinión, si son correctas nuestras anteriores discusiones, es falsa; pero además de ser falsa, tiene por efecto privar a la contemplación filosófica de todo lo que le da valor, puesto que encadena la contemplación al yo. Lo que denomina conocimiento no es una unión con el yo, sino una serie de prejuicios, hábitos y deseos que tejen un velo impenetrable entre nosotros y el mundo exterior. El hombre que halla complacencia en esta teoría del cono cimiento es como el que no abandona su círculo doméstico por temor a que su palabra no sea ley.

La verdadera contemplación filosófica, por el contrario, halla su satisfacción en toda ampliación del no yo, en todo lo que magnifica el objeto contemplado, y con ello el sujeto que lo contempla. En la contemplación, todo lo personal o privado, todo lo que depende del hábito, del interés propio o del deseo perturba el objeto, y, por consiguiente, la unión que busca el intelecto. Al construir una barrera entre el sujeto y el objeto, estas cosas personales y privadas llegan a ser una prisión para el intelecto. El espíritu libre verá, como Dios lo pudiera ver, sin aquí ni ahora, sin esperanza ni temor —fuera de las redes de las creencias habituales y de los prejuicios tradicionales —serena, desapasionadamente, y sin otro deseo que el del conocimiento, casi un conocimiento impersonal, tan puramente contemplativo como sea posible alcanzarlo para el hombre. Por esta razón también, el intelecto libre apreciará más el conocimiento abstracto y universal, en el cual no entran los accidentes de la historia particular, que el conocimiento aportado por los sentidos, y dependiente, como es forzoso en estos conocimientos, del punto de vista exclusivo y personal, y de un cuerpo cuyos órganos de los sentidos deforman más que revelan. El espíritu acostumbrado a la libertad y a la imparcialidad de la contemplación filosófica guardará algo de esta libertad y de esta imparcialidad en el mundo de la acción y de la emoción. Considerará. sus proyectos y sus deseos como una parte de un todo, con la ausencia de insistencia que resulta de ver que son fragmentos infinitesimales en un mundo en el cual permanece indiferente a las acciones de los hombres. La imparcialidad que en la contemplación es el puro deseo de la verdad, es la misma cualidad del espíritu que en la acción se denomina justicia, y en la emoción es este amor universal que puede ser dado a todos y no sólo a aquellos que juzgamos útiles o admirables. Así, la contemplación no sólo amplia los objetos de nuestro pensamiento, sino también los objetos de nuestras acciones y afecciones; nos hace ciudadanos del Universo, no sólo de una ciudad amurallada, en guerra con todo lo demás. En esta ciudadanía del Universo consiste la verdadera libertad del hombre, y su liberación del vasallaje de las esperanzas y los temores limitados.

Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía: la filosofía debe ser estudiada, no por las respuestas concretas a los problemas que plantea, puesto que, por lo general, ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera, sino más bien por el valor de los problemas mismos; porque estos problemas amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero, ante todo, porque por la grandeza del Universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez grande, y llega a ser capaz de la unión con el Universo que constituye su sueño.


miércoles, 1 de julio de 2020

Osho: El Ego




El ego

Osho,

¿Cómo sacrificar el ego?

Es imposible. El ego no puede ser sacrificado porque el ego no existe. El ego es sólo una idea: no tiene sustancia en sí. No es algo, simplemente es pura nada. Lo haces real creyendo en él. Puedes quitarle creencia y la realidad desaparece, se evapora.

El ego es una especie de ausencia. Porque no te conoces a ti mismo, de ahí el ego. Cuando te conoces a ti mismo, no se encuentra ningún ego. El ego es como la oscuridad, la oscuridad no tiene existencia positiva por sí misma, es simplemente la ausencia de luz. No puedes pelear con la oscuridad, ¿o sí? No puedes sacarla de la habitación, no puedes sacarla, no puedes llevarla dentro. No puedes hacer nada directamente con la oscuridad. Si quieres hacer algo con la oscuridad, tendrás que hacer algo con la luz. Si enciendes la luz, no hay oscuridad; si apagas la luz, hay oscuridad.

La oscuridad es sólo ausencia de luz, así es el ego: ausencia de conocimiento de sí. No puedes sacrificarlo.

Se te ha dicho una y otra vez: “Sacrifica tu ego”, y el enunciado es absolutamente absurdo porque algo que no existe no puede ser sacrificado. Y si tratas de sacrificarlo, a lo que en primer lugar no existe en absoluto, estarás creando un nuevo ego, el ego del humilde, el ego del sin ego, el ego de la persona que piensa que ha sacrificado su ego. Esto será una nueva especie de oscuridad otra vez.

No, no te digo a ti que sacrifiques tu ego. Al contrario, lo que digo es que trates de ver  dónde está el ego. Míralo profundamente, trata de localizarlo, donde exista, si existe o no. Antes de que uno pueda sacrificar cualquier cosa, uno debe estar seguro de su existencia.

Pero no estés en su contra desde el comienzo mismo. Si estás en su contra, no puedes mirar profundamente en él. No hay necesidad de estar en contra de nada. El ego es tu experiencia, posiblemente es sólo apariencia, pero sigue siendo tu experiencia. Toda tu vida se mueve alrededor del fenómeno del ego. Puede ser un sueño, pero para ti es completamente verdadero.

No hay necesidad de estar en su contra. Sumérgete en él, entra en él. El entrar en él significa que traes consciencia a tu casa, traes luz a la oscuridad. Mantente alerta, atento. Observa los caminos del ego, cómo funciona, cómo maneja todo en absoluto. Y estarás sorprendido: entre más profundo entras, menos se encuentra. Y cuando has penetrado en el mismo centro de tu ser, encontrarás algo totalmente diferente que no es el ego, que es ausencia de ego. Es uno mismo, el ser supremo, es la divinidad. Has desaparecido como una entidad separada, no eres más una isla. Ahora eres parte del todo.

Osho, The Fish in the Sea is Not Thirsty, charla #12

 

Les enseño a ser individuos auténticos, integrados, con inmenso respeto por sí mismos. La frase respeto por uno mismo puede crear dudas en tu mente porque el respeto por sí mismo parece que significa otra vez el ego. No es así. Tienes que entender ambas palabras, ‘sí mismo’ y respeto, son significativas.

‘Sí mismo’ es aquello con lo cual has nacido. Ego es aquello que acumulas, el ego es tu logro.

El ‘sí mismo’ es un regalo de la existencia para ti. No has hecho nada para merecerlo, no lo has logrado, de ahí que nadie pueda quitártelo. Es imposible porque es tu naturaleza, tu propio ser.

El ego es todo aquello que has ido acumulando a través de la educación, los modales, la civilización, la cultura, el colegio, las universidades… Vas acumulándolo. Es tu esfuerzo, lo has hecho y lo has hecho tan grande que has olvidado completamente tu ‘sí mismo’ real.

Conocer el ‘sí mismo’ real es suficiente: el ego cae de plano al suelo sin ningún esfuerzo para renunciar. A menos que el ego se caiga por sus propios medios, sin tu esfuerzo, no te va a dejar. Si haces el esfuerzo para dejarlo y esto es lo que significa someterse… Todas las religiones enseñan a someterse, de ahí que diga que ellos no entienden ni siquiera lo más básico de la sicología. El ego no tiene que someterse, tiene que ser visto. Tiene que ser entendido una y otra vez.

Este es el significado de respeto. Es una de las palabras más bellas del idioma inglés. Esto no significa lo que quiere decir: honor. No, respeto simplemente significa “re-spect”, mirar de nuevo. Este es el significado literal de la palabra, no hay lugar para el honor. Sólo mira otra vez, mira hacia atrás, mira profundo. “Spect” significa ver, mirar, “re” significa de nuevo. Ya lo habías conocido antes.

Antes de que entraras a formar parte de una sociedad, de una cultura, de una civilización, ya lo conocías. No es una coincidencia que las personas continúen pensando que su infancia fue la parte más bella de sus vida. Es un recuerdo largamente olvidado porque ha habido días en tu vida, los primeros días, los cuales no puedes recordar exactamente, es sólo una vaga sensación,  una especie de fragancia, una especie de sombra está allí.

Si ‘res-petas’, si miras nuevamente y profundizas en tu existencia, vas a encontrar el lugar desde donde empezaste a perderte a ti mismo y el ego a ganar.

Ese momento es un momento de iluminación porque una vez que has visto lo que es el ego, se termina el juego.

Entonces no puedo decirte, abandona el ego porque eso significa que acepto la realidad de tu ego. ¿Y cómo vas a abandonarlo? Tú eres eso. Ahora mismo, tú eres eso. El ‘sí mismo’ lo has perdido mucho tiempo atrás en el pasado. Hay una gran distancia entre tú y tu ‘sí mismo’. En este momento estás existiendo en la periferia de ti mismo. Esa periferia está pretendiendo ser tu ‘sí mismo’. Esa pretensión es el ego. Decirle al ego entonces: “¡Déjalo! ¡Ríndete! ¡Sé humilde!”, es simplemente una idiotez.

Osho, From Ignorance to Innocence, charla #30

 

Parecerá muy paradójico, pero es la verdad: antes de perder tu ego, debes alcanzarlo. Sólo una fruta madura cae al suelo. La madurez lo es todo. Un ego inmaduro no se puede tirar, no se puede destruir. Y si luchas con un ego inmaduro para destruirlo y disolverlo, todo el esfuerzo va a ser un fracaso. En vez de destruirlo, lo vas a fortalecer más, en formas nuevas y sutiles.

Esto se debe entender como algo básico: el ego debe llegar a lo más alto, debe ser fuerte, debe haber alcanzado una integridad; sólo entonces puedes disolverlo. Un ego débil no se puede disolver. Y esto se convierte en un problema.

En Oriente todas las religiones predican la ausencia del ego. O sea que en Oriente todos están contra el ego desde el principio. Debido a esta actitud en contra, el ego nunca se vuelve fuerte, nunca llega a un punto de integración desde donde se pueda arrojar. Nunca está maduro. O sea que en Oriente el ego es muy difícil de disolver, casi imposible.

 En Occidente toda la tradición occidental de la religión y de la sicología propende, predica, persuade a la gente para tener egos fuertes porque a menos que tengas un ego fuerte, ¿cómo puedes sobrevivir? La vida es una lucha, si no tienes ego, te destruirán. Entonces, ¿quién va a resistir? ¿Quién va a luchar? ¿Quién va a competir? Y la vida es una competencia continua. La sicología occidental dice: alcanza el ego, sé fuerte en él.

Pero en Occidente es muy fácil disolver el ego. Así es que un buscador occidental llega a entender mucho más fácilmente que un buscador oriental, que el ego es un problema que fácilmente puede disolver. Esta es la paradoja, en Occidente se enseña el ego, en Oriente se enseña la ausencia del ego. Pero, en Occidente es fácil de disolver el ego, en Oriente es muy difícil.

Esto va a ser un tarea difícil para ti, primero para alcanzarlo y luego para perderlo porque puedes perder algo sólo si lo  posees. Si no lo posees, ¿cómo puedes perderlo?

Osho, My Way: The Way of the White Clouds, charla #8

 

Osho,

¿Qué podemos hacer desde nuestra parte para someter el ego, cuando este deseo de someterlo es en sí mismo, una parte intrínseca?

El ego es un rompecabezas, es algo así como la oscuridad que puedes ver, que puedes sentir, que puede obstruir tu camino, pero que no existe, no tiene positividad. Es simplemente una ausencia, una ausencia de luz. El ego no existe, ¿cómo puedes someterlo? El ego es sólo una ausencia de consciencia.

La habitación está llena de oscuridad, quieres que la oscuridad se vaya de la habitación. Puedes hacer todo lo que puedas, empujarla, golpearla, pero no vas a tener éxito. Por extraño que parezca, serás derrotado por algo que no existe. Exhausto, tu mente dirá que la oscuridad es tan poderosa que no eres capaz de disiparla, de expulsarla. Pero esa conclusión no es correcta, es alemana, pero no es correcta.

Sólo hay que traer una vela pequeña. No tienes que expulsar la oscuridad. No tienes por qué pelear con ella, es una pura estupidez. Sólo trae una vela pequeña y no habrá más oscuridad. No es que se vaya, no puede irse porque en primer lugar no existe. Ni  estaba ahí, ni se va fuera.

La luz entra, la luz se va, tiene existencia positiva. Puedes encender una vela y no hay oscuridad, puedes apagar la vela y hay oscuridad. Para hacer algo con la oscuridad, tienes que hace algo con la luz, muy extraño, muy ilógico, ¿pero, qué puedes hacer? Ésa es la naturaleza de las cosas.

No puedes someter al ego porque no existe. Puedes traer un poco de conocimiento, un poco de consciencia, un poco de luz. Olvídate completamente del ego, concéntrate totalmente en traer alerta a tu ser. Y en el momento en que tu consciencia se haya convertido en una llama, concentrada, no serás capaz de encontrar el ego.

O sea que no puedes someterte cuando no estás consciente y no puedes someterte cuando estás consciente. El ignorante no puede someterse. Y el hombre sabio no puede siquiera pensar en someterlo porque no existe.

El ego es un espejismo, sólo parece ser. Y cuando estás dormido espiritualmente, es tremendamente fuerte, naturalmente, te crea problemas. Toda tu miseria es creada por él, tus tensiones, tus ansiedades. Tu ego trae todo el infierno a tu vida. Naturalmente quieres someterlo. Y hay sacerdotes religiosos, los maestros de todo el mundo diciéndote cómo someterlo.

Cualquiera que te diga cómo someter el ego es un idiota. No sabe nada sobre la naturaleza del ego, pero se verá racional ante ti, será convincente. Será atractivo porque está expresando tu propio pensamiento en voz alta. Es tu portavoz, es lo que dice tu mente. Es más elocuente de lo que eres tú y te da todo tipo de argumentos y pruebas de apoyo y citas de las escrituras, y todos dicen: “A no ser que dejes el ego no puedes alcanzar la autorrealización”. Naturalmente, nadie se opone a esa gente.

Pero les digo que la realidad es exactamente lo contrario: no se trata de que sometes el ego y la autorrealización sucede, no. La autorrealización sucede primero y luego no puedes encontrar el ego.

Ese es su sometimiento.

Osho, The Osho Upanishad, charla #28

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza

Psicólogo y Psicoterapia Presencial y Online

Gran Vía 32, 3° izquierda. Zaragoza

Teléfono: (34) 653 379 269

Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web: www.rcordobasanz.es


domingo, 16 de marzo de 2014

Dibujos: descifrar la mente infantil

Dibujos: Descifrar la mente infantil

Fuente: Journal of Biological Education
Fecha: Octubre 2013

Los más pequeños encuentran en la hoja en blanco un medio de aprender y expresar lo que les gusta y les preocupa pero también es un medio para conocer al ser humano.
Un estudio de la Universidad del País Vasco sienta las bases científicas para tener en consideración los dibujos de los niños pequeños como un recurso útil a la hora de evaluar su desarrollo conceptual en la primera infancia. El trabajo, publicado en la revista ‘Journal of Biological Education’, relaciona la madurez conceptual infantil con la producción pictórica.
José Domingo Villarroel y Guillermo Infante, profesores de las Escuelas de Magisterio de Bilbao y Vitoria, analizaron los dibujos sobre la vida de las plantas de 118 niñas y niños con edades entre los 4 y los 7 años. Los resultados de su estudio muestran que quienes tienen un conocimiento más preciso de los seres vivos dibujan con mayor frecuencia aspectos clave como el sol, la lluvia y las nubes, representaciones que no son meramente decorativas para los niños.
Según Villaroel e Infante, el sol que aparece en los dibujos infantiles en relación con las plantas no es un elemento estético sino la consecuencia de conocer que las plantas necesitan luz solar para sobrevivir.
Expertos como Sergi Banús, psicólogo clínico infantil, consideran que el dibujo es una herramienta de gran utilidad en la evaluación psicológica de los niños, sobre todo, a partir de los 5 años. En este sentido, señala que el dibujo refleja la forma particular en la que el niño ve y vive su mundo, además de suponer un reflejo de sus cambios madurativos.
En concreto existen indicadores gráficos para rasgos psicológicos como desobediencia, ansiedad, egocentrismo, motivación para el aprendizaje, inseguridad, perseverancia, autoestima o problemas de relación social. Sin embargo, los expertos advierten que la interpretación de un dibujo infantil debería basarse en aproximaciones estadísticas que asocian la presencia de una determinada característica del dibujo con una elevada probabilidad de presentar un rasgo de personalidad. Además hay que tener en cuenta que pueden ser rasgos que aparezcan en momentos puntuales de la vida del niño.
Existen así pruebas específicas basadas en diferentes tipos de dibujo que ayudan a psicólogos y educadores a detectar posibles problemas o potencialidades en los niños. Dos de los más utilizados son los de la familia y el de la casa-árbol-persona. Por ejemplo, en el dibujo de la familia se evalúan características como el tamaño, el tipo de trazo, el orden en el que se han pintado los personajes y la distancia entre ellos o la omisión de alguna de las figuras (el padre, la madre o un hermano), incluso la negativa a dibujar.
SEÑALES DE ALERTA EN EL DIBUJO
Judit Cueto, psicóloga e impulsora del portal ‘Garabatos y dibujos’, señala que a determinadas edades los niños no pueden explicar con palabras qué les pasa y cómo se sienten y que para ellos la manera natural de hacerlo puede ser a través del dibujo. Cueto apunta 8 aspectos que desde el dibujo pueden ayudar a los padres a detectar de forma precoz si existe algún problema:
1. Evolución de las formas y las figuras: cada etapa se corresponde con un nivel de evolución del dibujo. Así, alrededor de los 4 a 5 años, las formas deben ser mínimamente reconocibles ya que el niño está en proceso de elaborar los esquemas de cada cosa.
2. Presión: hay que observar los desajustes, si los trazos son tan fuertes que pueden romper el papel o tan suaves que casi no se perfila el dibujo.
3. Elementos del dibujo: si el niño añade muchos detalles a un elemento o parte del dibujo o en cambio los omite cuando debería incluirlos.
4. El tamaño o espacio utilizado: las desproporciones de una figura o de sus elementos. Se pueden encontrar también tamaños muy grandes que incluso excedan el espacio de la hoja o muy pequeños.
5. Organización de formas y figuras: si se aprecia confusión en el orden de los elementos o por el contrario todo está tan colocado y organizado y da la impresión de rigidez o de dibujo estático.
6. El trazado de las líneas: hay que fijarse si las líneas son discontinuas o entrecortadas o se concentran formando una especie de ovillo ennegrecido, o si son muy angulosas.
7. Los colores: a partir de los 4 años se elige el color por una cuestión emocional. Será un signo de alerta que el niño utilice un único color repetidamente, o si predomina el negro y el rojo en sus dibujos.
8. Las tachaduras y correcciones: hay que observar si hay muchos tachones, o si necesita borrar muchas veces lo que dibuja para luego repetirlo.
Cueto recomienda que si los padres creen que su hijo pasa por un momento difícil y pueden detectar en sus dibujos aspectos llamativos acudan a un profesional cualificado que les inspire confianza y sobre todo “que conecte con tu hijo desde la primera visita”.

jueves, 13 de junio de 2013

Psicopatía y Violencia

Psicopatía y Violencia
 
 

Muchas de estas personas tienen una gran falta de resonancia emocional. Carecen de

afecto, de emociones, de sentimientos. Saben lo que es bueno y lo que es malo, pero no lo

sienten. Los psicópatas saben lo que hacen, pero no experimentan sentimientos de culpa.

La psicopatía es especialmente peligrosa cuando va acompañada de una parafilia.

Albert Camus, en "El Extranjero", Truman Capote, en "A sangre fría", o Dostoievsky, en "Los

hermanos Karamazoff", describen este hombre alienado, sin lazos ni ataduras con nada ni



con nadie, víctima de la desintegración social.

Las conductas violentas no son siempre atribuibles a personalidades psicopáticas. La

violencia no psicopática tiene lugar frecuentemente en el marco de una disputa familiar o

cuando el sujeto se encuentra con una activación emocional extrema (pelea) que es incapaz

de controlar. Por el contrario, la violencia psicopática se caracteriza por la frialdad y sangre

fría, así como por una crueldad extrema gratuita, premeditada y en ocasiones facilitada por

el consumo abusivo de alcohol (Corral, 1994).

El término psicopatía -el "psicópata desalmado" de Schneider- es sustituido en el DSM-IVTR



(American Psychiatric Association, 2000) por el de trastorno antisocial de la

personalidad, que acentúa los rasgos antisociales de este trastorno. El rasgo de asocialidad

se constituye, por tanto, en un componente central y sirve para diferenciar a las personas

aquejadas de este trastorno del resto de los delincuentes, que al menos poseen una

subcultura (delictiva) con la que se pueden identificar y que son capaces de funcionar
adecuadamente dentro de su grupo, manifestando lealtad, sentimientos de culpa y afecto

(Corral, 1994).
 
Una limitación del DSM-IV-TR es que hay una cierta superposición entre las conductas 


antisociales con las conductas delictivas y que se puede confundir este trastorno con la

delincuencia. Por ello, basado en el trabajo previo de Cleckley (1976), Hare (1991) ha

propuesto diez criterios diagnósticos para el trastorno de la personalidad psicopática, que
 
resultan más amplios e integradores que los del DSM-IV-TR y que abarcan dos factores



diferenciados: a) el deterioro de la afectividad y de las relaciones interpersonales

(locuacidad y encanto superficial; autovaloración excesiva; ausencia total de

remordimiento; falta de empatía; y manipulación de los demás); y b) el estilo de vida

impulsivo, antisocial e inestable (problemas de conducta en la infancia; conducta antisocial

en la vida adulta; impulsividad; ausencia de autocontrol; e irresponsabilidad).

Los rasgos nucleares de la psicopatía son los siguientes (Corral, 1994):

a) Falta de control de los impulsos, con una actuación guiada por metas y

recompensas inmediatas sin reparar en las consecuencias de la conducta, y

fascinación por la violencia.

b) Control inadecuado de la realidad, con atribución de intenciones hostiles a los

demás. Pobreza en la capacidad de planificación y juicio. Ausencia de

responsabilidades personales y sociales.

c) Pobreza sentimental (ausencia de la capacidad de sentir, sobre todo de

experimentar sentimientos de amor, pena, vergüenza, alegría y, especialmente,

culpa). En concreto, frialdad afectiva (no como en el caso de un crimen pasional o de

una reyerta), con insensibilidad e indiferencia frente al miedo, al castigo o al dolor

ajeno.

d) Hiperexcitación y contagio del grupo. Así surgen las parejas de criminales (como
 
"Bonnie and Clide") o la violencia en grupo (vandalismo criminal). Los sujetos son


más violentos cuando están en pandilla, máxime cuando se enaltece la violencia por

el resto de los miembros, en parte por el contagio emocional y en parte por el

anonimato facilitado por el grupo.

La influencia de los compañeros violentos es importante, sobre todo cuando el nivel

intelectual es bajo, los sujetos tienen una personalidad dependiente y han

interiorizado deficientemente los valores normativos en la familia y en la escuela

(Mckal, 1996; Serrano, 1996).

Las principales características de las personalidades psicopáticas son las siguientes:

a) Incapacidad de mantener una conducta laboral consistente cuando se han tenido

oportunidades para desempeñarla. Rebeldía social.

b) Hostilidad afectiva (irascibilidad, broncas, etc.).

c) Búsqueda compulsiva de sensaciones intensas, lo que no es fácil, pues tienen un

umbral muy alto de estimulación. Los más pasivos se sacian de noticias sórdidas,

crímenes violentos o sucesos sangrientos o morbosos que ofrecen el cine y la TV.

d) Promiscuidad sexual e incapacidad de mantener una relación de pareja o vida

familiar o profesional satisfactoria o estable.

e) Afán de notoriedad.

f) Consumo abusivo de alcohol y drogas.

En resumen, las personalidades antisociales se desarrollan más en los ambientes más

desfavorecidos de la sociedad, en donde las carencias económicas, la falta de cohesión

familiar, el fracaso escolar, el nivel intelectual bajo y el aprendizaje social facilitan la

adopción temprana de conductas antisociales y la búsqueda de conductas gratificantes

alternativas poco convencionales.

Todos estos sujetos presentan una elevada peligrosidad debido a la indiferencia ante las

normas, la frialdad afectiva y la incapacidad de aprender. Los delitos en los que están más

frecuentemente implicados (en orden decreciente) son los siguientes: delitos de lesiones,

contra la libertad sexual y contra la propiedad. Todo ello tiende a generar una gran alarma

social.

Hay personalidades psicopáticas con una clara conducta antisocial que se han integrado en

la Legión y sólo cuando la abandonan (algunos de ellos por presiones familiares) aflora la

disfunción. Un sistema rígido con fuerte espíritu de cuerpo inhibe la conducta desordenada -

más allá del temor al castigo- a través de un sistema favorable de interacción entre el

sistema de valores y la personalidad.

Un fenómeno distinto -y mucho más peligroso- es el caso de los psicópatas sádicos (en los

que se produce una compatibilidad de las respuestas agresivas y sexuales, que en la

persona normal son mutuamente inhibitorias) (Marshall, 2001; Redondo, 2002).
 
En el asesinato múltiple se distinguen dos tipos: el asesinato en masa, en el que las

muertes se producen en un solo acto; y el asesinato en serie, que supone más de tres


crímenes separados en el tiempo y en el lugar, sin que el último tenga relación con el

anterior ni exista, en general, relación previa con la víctima. En estos últimos siempre se

encuentran trastornos importantes de la sexualidad, mientras que en el asesinato en masa

se alzaprima el paranoidismo.

Los asesinos en serie pueden ser psicópatas, en los que se agrava la existencia de un

trastorno de la personalidad con parafilias múltiples (sadismo, necrofilia, fetichismo,

travestismo, homosexualidad egodistónica, etc.). El perfil de los asesinos en serie se

caracteriza por la alta agresividad, el elevado egocentrismo, la pobreza afectiva y la falta de

apego.

Los asesinos en serie, que son siempre hombres, pueden elegir a sus víctimas según un

arquetipo determinado: Jack el Destripador (prostitutas), el Vampiro de Dusseldorf (niñas

impúberes), el asesino de Santander (José Antonio Rodríguez Vega) (mujeres ancianas),

etc.

En el caso de una violación seguida de asesinato, la desfiguración de la cara del cadáver o

incluso el descuartizamiento del mismo pueden tener por objetivo retrasar o imposibilitar la

identificación de la víctima, ser consecuencia de la resistencia de la víctima o bien ser reflejo

de un ensañamiento con la víctima, como acto de venganza por antiguos rencores, o de una

actitud sádica, incluso con un carácter ritual (García-Andrade, 1995).

En el sadismo el deseo de infligir dolor está por encima del deseo sexual: el terror, la

humillación y el dolor de la víctima. Los asesinatos sádicos (son pocos los agresores, pero

muchas las víctimas por cada agresor: ratio 1/4-10) se diferencian de los otros homicidios

por la destructividad, la falta de compasión hacia el otro y la asociación

sexualidad/violencia.

Las características más notables de los psicópatas sádicos son las siguientes: rasgos

antisociales y de impulsividad, aislamiento social, fantasías sexuales violentas repetitivas,

fascinación por la literatura violenta y pornográfica, consumo de drogas, interés por los

temas de genocidio/nacismo, coleccionismo de cuchillos, armas, etc. En estos casos llevan a

cabo sus conductas como un juego, con la emoción de la caza (Garrido, 2003).

Hay una tendencia a la repetición de las conductas sádicas, que es una traducción

conductual de fantasías repetitivas, reforzadas por el placer de la masturbación y activadas

por la tensión y por estados emocionales negativos intensos.

Los homicidas sádicos no recurren a las armas de fuego. Habitualmente el sádico comete su

delito de forma tranquila, con su propias manos, con una violencia brutal, a veces con la

ayuda de objetos contundentes. La mutilación es un rasgo poco común.

GRACIAS A R.B. por el artículo de Enrique Echeburúa